Cuatro de la mañana. Suena un teléfono sobre una mesita de noche en una habitación a oscuras y una mano dormida busca a tientas el aparato.
-¿Diga?- Pronuncia la voz del durmiente.
-Daspastoras... ¿Eres tu? Llamo de Joc Internacional, tienes que hacernos un gran favor.
-Pero... Son las cuatro de la madrugada...
-Ya lo se pero... Necesitamos una portada de RuneQquest para mañana a primera hora.
- (Suspiro) Vaaale. Vamos a ver... ¿De que va el libro?
-Pues... No lo se. Se llama Secretos antiguos de Glorantha, o sea que será de cosas místicas o que se yo...
- (Otro suspiro, esta vez mas largo) Muy bien, mañana tendreis la portada allí.
Y así (supongo) nació la extraña portada de este suplemento. O por lo menos, me parece la opción mas lógica.
Pero dejemos lo superficial y adentremonos en este libro, que es lo importante.
Y esque este suplemento nos muestra aquellas cosas que quedaban fuera de las reglas y las descripciones geográficas de anteriores suplementos pero que es importante conocer.
Asi pues, la primera parte del suplemento nos da breves (muy breves) descripciones de zonas como el Dagori Inkarth, Dorastor, El Gran Bloque o Slon, entre otras, así como datos sobre otras cosas que no son lugares ni criaturas, como la Fisura del Infierno, el Juggernaut o la divertida madre de los Monstruos.
También tenemos una sección dedicada a los misterios que envuelven a los dragones, un bestiario con criaturas raras 8del todo) y una bonita descripción de metales gloranthanos y sus propiedades bien detalladas. Otros datos de interés son la climatología o la astronomía, aunque sus usos en el juego ya son más dudosos.
Pero lo que realmente es útil y además mola de este suplemento son las descripciones detalladas de las razas antiguas, que nos permiten crear personajes no-huanos con todo lujo de detalles.
Me gustaría dar una opinión objetiva pero no voy a arriesgarme tanto, así que me quedo con un "Pues a mi me gusta"
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miércoles, 22 de septiembre de 2010
jueves, 9 de septiembre de 2010
Tentaciones (Paternidad parte 3)
A veces, la vida le pone a uno obstáculos insalvables que obligan a cerrar los ojos y dar un gran rodeo ante la imposibilidad de caminar en línea recta, tal y como la razón le impulsa a uno. No se si eso se entiende, pero la cuestión es que el otro día fui sometido a una dura prueba, no se si por voluntad divina o por puro capricho del azar.
Resulta que iba yo paseando con mi niña en el carrito por un centro comercial, viendo escaparates y tonterías de esas, cuando dos muchachas de unos veinte años se pararon ante mi hija, admiradas por esa gracia y belleza que solo los bebés tienen; Y dejándose llevar por su instinto maternal latente, no pudieron evitar agacharse a hacerle gracias y dedicarle varios halagos.
Yo soy un padre responsable y serio, faltaría mas, pero mis ojos no pudieron evitar fijarse en sus generosos escotes, los cuales la postura de las chicas mostraba en todo su esplendor. Yo soy humano, si; Pero lo que eso implica, muy en contra de la opinión general, es que soy una especie de gorila con menos pelo. Y con esa faceta animal, mis ojos comenzaron a recorrer sus pechos, imaginando sus rosados pezones, sus firmes senos y su liso vientre; Y con la libertad que otorga la imaginación, mis ojos descendieron más allá de su cintura, buscando aquél lugar prohibido entre sus muslos al que jamás podría acceder. Mi cuerpo se tensó. Mi sangre comenzó a fluir al ritmo de mi corazón acelerado. El gorila que habita en lo mas profundo de mi ser quiso saltar, golpearse el pecho con los puños y agarrar a las chicas por la cintura para alejarse saltando con ellas…
Pero entonces, una profunda salivación de la que yo no había sido consciente me hizo atragantar y tosí, sobresaltando a las muchachas que se incorporaron de nuevo, momento que yo aproveché para decir que teníamos prisa y alejarme.
Y al dejar atrás a las chicas y proseguir mi camino en busca de mi mujer, mi gorila personal se ocultó de nuevo en su cueva, o se subió al árbol, o se metió dondequiera que se cobijen los gorilas.
Resulta que iba yo paseando con mi niña en el carrito por un centro comercial, viendo escaparates y tonterías de esas, cuando dos muchachas de unos veinte años se pararon ante mi hija, admiradas por esa gracia y belleza que solo los bebés tienen; Y dejándose llevar por su instinto maternal latente, no pudieron evitar agacharse a hacerle gracias y dedicarle varios halagos.
Yo soy un padre responsable y serio, faltaría mas, pero mis ojos no pudieron evitar fijarse en sus generosos escotes, los cuales la postura de las chicas mostraba en todo su esplendor. Yo soy humano, si; Pero lo que eso implica, muy en contra de la opinión general, es que soy una especie de gorila con menos pelo. Y con esa faceta animal, mis ojos comenzaron a recorrer sus pechos, imaginando sus rosados pezones, sus firmes senos y su liso vientre; Y con la libertad que otorga la imaginación, mis ojos descendieron más allá de su cintura, buscando aquél lugar prohibido entre sus muslos al que jamás podría acceder. Mi cuerpo se tensó. Mi sangre comenzó a fluir al ritmo de mi corazón acelerado. El gorila que habita en lo mas profundo de mi ser quiso saltar, golpearse el pecho con los puños y agarrar a las chicas por la cintura para alejarse saltando con ellas…
Pero entonces, una profunda salivación de la que yo no había sido consciente me hizo atragantar y tosí, sobresaltando a las muchachas que se incorporaron de nuevo, momento que yo aproveché para decir que teníamos prisa y alejarme.
Y al dejar atrás a las chicas y proseguir mi camino en busca de mi mujer, mi gorila personal se ocultó de nuevo en su cueva, o se subió al árbol, o se metió dondequiera que se cobijen los gorilas.