Esta
entrada pretende ser una comparativa entre dos juegos que en realidad, son uno
mismo: El clasico wargame “Fanhunter Batallitas” y el novedoso “Fanhunter Urban
Warfare”. Mi intención no es la de hablar de sistemas de juego ni mecánicas
generales de forma exhaustiva si no analizar las posibilidades y contenidos de
cada juego para establecer similitudes y diferencias entre ellos. ¿Si? ¿Lo
tenemos claro? Pues adelante.
Para
quien no lo sepa, a principios de los años 90 apareció un juego de rol basado
en el universo Fanhunter, creado por Cels Piñol. Ese juego, diseñado por un tal
Chema Pamundi se hizo muy popular gracias al tono desenfadado del texto (no
había un párrafo que no contuviera por lo menos tres gracietas) y a lo reducido
de su precio (creo que cada librito costaba como mil pesetas, 6 de los actuales
euros), lo que hizo que la gente no solo se lo comprara para jugar si no
también para leerlo, tenerlo e incluso regalarlo. Como el éxito del juego de
rol fue tanto, le siguió un wargame que se basaba en las mismas premisas de
diversión y economía. Por aquellos años mi bolsillo no estaba para comprar
miniaturas ni demás, así que agradecí la aparición del Fanhunter Batallitas y
posteriormente su ampliación Suburbia, convirtiéndose en uno de mis juegos más
jugados y disfrutados. Pero de aquello han pasado veinte años ya…
Relegado
a un cajón, mi Batallitas estaba casi olvidado cuando me enteré de que Devir
iba a sacar un juego basado en el mismo y llamado Fanhunter Urban warfare, esta
vez acorde con los tiempos que corren, por lo que corrí cual galgo enconejado a
por él. Los tiros y la violencia habían regresado a las calles de Barnacity y
yo no quería quedarme al margen. Y ahora sí, vamos a por la comparativa esa.
1:
Contenidos
Lo
primero que uno ve al comparar ambos juegos son sus componentes.
El
Batallitas se presentaba como un librito de tapa blanda y formato dina5 en cuyo
retractilado (el plastiquito de fuera o precinto) venían cuatro tableros de cartulina
impresos por ambas caras. Además teníamos los recortables, también en
cartulina, para doblar y poner como personajes. También venía otra cartulina
con los tokens. Resultado: Un formato mini, de cartulina no demasiado gruesa
pero con ilustraciones muy bonitas y a color, que siempre se agradece.
El Urban
warfare, en cambio, se presenta con una caja grande que incluye un mazo de
cartas, fichas de las distintas tropas y personajes, dados de colores, tokens,
elementos de escenografía (a modo de tokens mas grandes), cuatro piezas de tablero
reversibles y 35 miniaturas de plástico. Hay que remarcar que desde las
miniaturas al cartón de tableros y tokens son de gran calidad y justifican en
cierto modo el elevado precio del juego, que son unos 70€
Aunque
a primera vista el Urban Warfare sale ganado, hay que fijarse en otros detalles
como que en el Batallitas venían cuatro facciones (fans, fans letales,
fanhunters y tintín macutes) y en el Warfare solo dos (fans y fanhunters) y que
el precio del nuevo juego es siete veces el del antiguo. Por otro lado, en el
Batallitas existía el problema de que al ser todos los componentes de cartulina
finolis, si a media partida alguien abría la puerta y había corriente de aire, podía
salir el juego volando.
2:
Jugabilidad
Ambos
juegos funcionan con un sistema muy similar.
En el
Batallitas cada miniatura disponía de unos puntos de acción con los que actuar
(obviamente) durante su turno, mientras que en el Warfare eso se divide entre
una acción de movimiento fijo y otra de acción. La diferencia no es demasiado
notable y lo mismo pasa con las otras mecánicas: Fuego concentrado, cuerpo a
tierra, alerta, coherencia de unidad… salvo algunos detalles, la sensación es
la de estar jugando al mismo juego. Es cierto que en el Warfare han eliminado
lo del “dado infernal” que daba mucha aleatoriedad al juego y han añadido una
serie de habilidades al estilo warhammer como Armadura, Daño masivo, Parkour o
Penetración X (oh si nena), así como algunas armas nuevas, además del modo de
juego “Escaramuzas” para crear nuestras propias partidas basadas en puntos de
tropa, pero en esencia viene a ser la misma experiencia de juego.
3:
Longevidad jueguil
Todos
sabemos que los juegos de tablero, al contrario que el rol o el parchís, acaban
“quemándose” es decir que llega un momento en el que no queda mucho por ver/
disfrutar. Para ello en ambos juegos tenemos un modo campaña para jugarlo
siguiendo un orden concreto y por qué no, coger ideas para crear nuestros
propios escenarios.
En el
vetusto Batallitas contábamos con un total de seis escenarios listos para jugar
mientras que en el nuevo Warfare vienen ocho. ¿Mejor? Según como se mire, ya
que a falta de probarlos, el hecho de que solo existan dos bandos (en lugar de
los cuatro del Batallitas) puede que le quite mucha variedad.
Conclusión
final
En el
Urban warfare tenemos más cosas, hay magia, cartas de objetos que pueden
encontrarse entre la escenografía… Pero leer el Batallitas es un cachondeo continuo
y además el juego funciona a pesar de su alta aleatoriedad.
En mi
humilde y despreciable opinión, el viejo batallitas ofrece mas diversión
rápida, menos quebraderos de cabeza y además deja el regustillo de estar
jugando a un clásico, eso si, lejos de ventanas abiertas, por favor. El Urban
warfare, en cambio, es un juego actual, moderno y bien presentado, también
rápido sencillo y divertido, pero que nos deja con las ganas de que salga la
primera expansión, seguramente con los necesarios Tintín macutes y que
implicará, como no, dejarnos algo mas pasta en el proceso.
Conclusión
final ya del todo
Ahora
que me doy cuenta, esta comparativa ha sido una pifia porque al fin y al cabo
el Batallitas lleva la tira descatalogado y salvo que uno lo tenga en un cajón,
si quiere jugar a escaramuzas en el mundo de Fanhunter no tendrá mas remedio
que pasar por el aro de este Urban Warfare. Pero que no se diga que por mi no
ha sido. Y una última cosa: Aunque suponga algo más de trabajo, tanto los
tableros como los pjs son adaptables de un juego al otro, así que quizás se
puedan combinas ambos para crear el megajuego perfecto e insuperable. Pero eso
quizás en otra entrada…