martes, 22 de diciembre de 2009


Los manuales del Advanced Dungeons & Dragons llegaron a manos de un compañero poco después, como no, via un hermano mayor. Los reinos olvidados fué la ambientación elegida para comenzar nuestras andaduras en lo que debía ser el juego definitivo, aunque no sería un camino de rosas precisamente.
Las reglas eran algo bastante mas complicado de lo esperado y nos costaba sudor y sangre dar cada paso.
El juego presentaba un sistema de creación de personajes basado en razas, profesiones y niveles de experiencia. Cada personaje tenia seis características básicas (Fuerza, destreza, constitución, inteligencia, sabiduría y carisma) y hasta aqui. La regla de pericias (habilidades) era opcional, la variedad de armas y armaduras ínfima (además la espada larga era la mejor arma del juego y la que todos llevabamos). Las reglas de combate eran igualmente simples y los modificadores escasos, pero a pesar de eso no encontrabamos por donde cogerlo.
Comenzamos nuestra vida de aventureros en el Valle de las Sombras, donde se nos encomendó investigar qué estaba pasando bajo una torre y eso se convirtió en un infierno. Los personajes se nos morían a cada paso que dabamos; las hojas de pesonaje deshechadas formaban una pila que llegaba al techo. Pero nos divertimos, que era lo importante.
Pasamos muchas horas jugando en ese mundo. Guardo recuerdos memorables de Las ruinas de Bajomontaña y de combates contra anémonas gigantes, dragones y hechiceros drow. Y seguia siendo el principio.

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