Esta vez voy a poner dos masters en uno ya que son las dos caras de la misma moneda y no podría existir uno sin el otro.
El master buenazo es aquél que, quizás influido por los videojuegos o por héroes cinematograficos intocables, no permite que les pase nada a sus jugadores. Al principio parece que estemos delante del típico master interpretativo (ver entrada un poco más abajo), ya que no duda en saltarse las reglas en beneficio de la acción y el heroismo. pero al cabo de varias sesiones de juego su verdadero propósito se hace presente: Nuestros personajes no pueden morir. Todas las caídas mortales acaban en un toldo o arbusto que amortigua el golpe. Cada golpe decisivo de un enemigo acaba topandose con el arma de un aliado pnj y cada pifia letal pasa a ser cómica. Al principio tiene gracia, lo reconozco, pero llega un momento en el que t esientes como Bill Murray en atrapado en el tiempo. Y es que tanta inmortalidad desvirtúa un poco la sensación de riesgo inherente de las aventuras.
Y en el otro extremo tenemos al master sádico. Este es un tio que se aburre en su casa, que está harto de la vida y que quiere matar algo los fines de semana. Lo normal en estos casos es comprarse una escopeta y dedicarse a a caza pero estos tipos llegan un poco más allá. Al principio crees estar delante del master técnico (ootra entrada más abajo aún) y cuando la gente comienza a sufrir amputaciones piensas cosas como "Uy que mala suerte", "Uy que juego mas bestia" y cosas por el estilo. Pero al poco tiempo la triste realidad se hace presente: Francotiradores en cada esquina, misiles buscadores, trolls ocultos en todos los puentes, copas envenenadas con toda la mala hostia, fraquitos de cianuro etiquetados como "Poción de curación"... todo vale para que nuestros pejotas muerdan el polvo. Pero lo peor peor de estos masters... es que debo reocnocer que yo fuí uno de ellos. Pero no hablemos de mí.
-Uhm... ¿Debería haberme hecho un guerrero?
Master buenazo: -¿Y eso qué mas dá?
Master sádico: -¿Y eso qué mas dá?
Gran entrada, y muy realista, pues tanto uno como otro tipo de master existen. Sobre todo, como casi todos los extremismos, cuando empezábamos en el hobby hace ya algunos años (yo también tiro de esta expresión, pero es lo que tiene que seamos roleros viejos, o "de tercera generación", que queda más fino y narrativo).
ResponderEliminarYo creo que el máster de mis primeras partidas respondía, no sé si sin saberlo, al estereotipo de máster sádico. No sé, tengo sospechas sobre si realmente preparaba las partidas con ganas de ver nuestros miembros amputados más tardes, o simplemente se pasaba en el diseño de las partidas sin darse cuenta, aunque yo juraría que había algo sospechoso en el brillo de sus ojos cuando nos topamos con una infestación orca desproporcionada en una cueva, cuando pifiábamos el trepar hacia el interior de una torre en unas ruinas de una ciudad o cuando descendíamos con cuerda hacia una cueva donde nos esperaba una sierpe de mala mañana...
También hay que reconocer que en aquella época nuestras habilidades tácticas eran las de un berserk, teníamos esa extraña confianza en que todo iría bien para la integridad de nuestros personajes heredada de las partidas de parchís. Definitivamente, nos faltaba algo de "guía"; ni nosotros la teníamos, ni el máster nos la dio (al fin y al cabo era uno más de la panda, no una especie de semidios de la narrativa como quizá todos damos por sentado cuando nos sentamos en una mesa a jugar).
Yo confieso que cuando hago de máster tengo el peligro de caer en la categoría opuesta, la del máster buenazo. Lo hago porque una de mis ideas centrales es que jugamos al rol para divertirnos, y morir no suele ser divertido. Pero como también intento ser bastante "justo" o como queramos decirlo, la cosa suele compensarse. Si alguien pifia y se le puede salvar sin que sea un atentado contra la lógica y el buen gusto, se le salva, quizá haciéndole pagar con alguna contrapartida (lesión a largo plazo? archienemigo? situación incómoda? semilla para otra aventura?). Si alguien la fastidia por hacer el tonto (el clásico "jajaja, invoco a Cthulhu"), no suelo tener piedad.
Saludos