Este finde tuve la ocasión de pasarme por
mi antigua casa después de mucho tiempo y teniendo en cuenta mi nueva obsesi…
afición por los librojuegos, se me ocurrió preguntarle a mi padre si le sonaba
donde podrían estar esos librillos, si es que quedaba alguno en buen estado de
conservación. Esperaba una respuesta tipo “Es que la riada del 45 se los llevó”
o la siempre recurrente cuando alguien ha tirado algo que al cabo de los años
ha cobrado de repente valor y significado de “Aterrizó un ovni en la terraza y
me obligaron a darles todos los libros de ciencia ficción”, pero no. La
conversación fue así.
-Papá. ¿Sabes si queda alguno de mis
libros de cuando vivía aquí?
-Claro. Todos tus tebeos y libros están
guardados en el armario de arriba.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-¿Todos?
-Todos.
-Ostia.
Si, las conversaciones con mi padre nunca
han sido gran cosa y como podéis ver, no salía de mi asombro y es que,
efectivamente, en el armario de arriba, tal y como me había dicho, estaban
todos esos tebeos que me gustaban menos (que si Alpha Flight, que si Capitán
América), los mangas que nunca pude completar porque mi pueblo era un asco y
las distribuidoras dejaban las colecciones a medias y como no, los librojuegos
que tantísimas horas de diversión me dieron cuando era un crio sin ninguna
posibilidad de ver tetas en el horizonte.
Desgraciadamente no tenía tiempo de sacar
todo el contenido del armario y examinarlo con detenimiento, así que metí la
mano y saqué cuantos libritos pude. Eso eran tres o cuatro de “Tria la teva
aventura”, seis del “Reto de las Galaxias”, uno de ” La Máquina del Tiempo” y
para mi sorpresa, un par del “Señor de los Anillos” que ni recordaba que tenía.
Era un buen botín, aunque faltaba alguno del “Reto…” y los de “Magos y
Guerreros”, pero por el momento estaba satisfecho; ya habría tiempo de volver y
seguir buscando.
¿Y qué conclusión sacamos de esto? Pues
que no hay que tirar nada, que el Diógenes no es tan malo. Padres y madres del
mundo que os sobra el tiempo y leéis cosas como este blog mediocre: No tiréis
nada de lo que vuestros hijos coleccionan por absurdo que a día de hoy os
parezca; Esos cromos de las Monster
High, el álbum de pegatinas de Bob Esponja o las mechas fucsia de la Barbie; El
día de mañana podrían ser tesoros anhelados por vuestros hijos y ellos jamás os
perdonarían que lo hubieseis tirado por la simple obsesión de ganar espacio en
casa. Avisados estáis.
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