Matadragones

Y así sin darme cuenta me he encontrado a mi mismo cerrando la última página de la cuarta entrega de las aventuras de Gotrek y Felix, los bravos héroes del Warhammer en su aventura llamada, como ya habréis leído en el título "Matadragones", aunque debería llamarse "Matadragón" porque salir, salir, solo sale uno, que no es poco, la verdad.

La cosa es que este libro tiene todo aquello a lo que nos tiene acostumbrados William King: Batallas, reflexiones de Felix acerca de su vida y el camino que ha tomado, batallas, romances, batallas y también algo de guerra para que no decaiga la acción, aunque a mi, personalmente, este libro me ha dejado un poco frío, que es una forma fina de decir que me ha parecido un tostón (que crea paradoja con lo de frío, por otra parte), ya que, aunque sigue apareciendo Tanquol el skaven conspirando contra los héroes, nuevos personajes que les acompañan en sus andanzas y las escenas de batalla (¿había dicho algo de que habían batallas?) están narradas de una forma magistral y no se hacen repetitivas para nada, hay cosas que no llegan a sus predecesores. En primer lugar, apenas se detalla el viaje de regreso a la civilización desde los Desiertos del Caos donde terminó el otro libro y con ello se pierde el hecho de que con ellos viajaba un skaven mutado y hambriento que habría dado para un capítulo entero de caza al polizón muy rollo alien; por otro lado Felix gana protagonismo en el libro mientras que Gotrek, que me parece un personaje muy interesante debido a su pasado secreto, se limita a dar hachazos por ahí; y por último, la relación de amor-odio entre Felix y su amada junto a los celos del hechicero que les acompaña tiene demasiado protagonismo en una historia que, puede que se hiciera corta si se limitaba a dar caza a un dragón.

Y ya está. Tanto rollo para decir que no me ha gustado y que a ver si el próximo recupera algo del ritmo de "Mataskavens"