viernes, 13 de enero de 2017

Warhammer Conquest: Una partida de esas sueltas.



A finales del año anterior al pasado (estoy hablando del 2015) me decidí a jugar con más regularidad tanto a rol como a tablero u otras cositas, por lo que me propuse una partida al mes durante 2016 y decidí llamar a tal iniciativa “12 meses, 12 partidas” en un alarde de originalidad sin precedentes hasta la fecha. Pero si os soy sincero, no tengo ni idea de si llegué a cumplir tal gesta ya que no me molesté en apuntar (ni siquiera recordar) las partidas que jugué. Estoy casi convencido de que entre las partidas con mi grupo de rol, alguna cosa suelta por ahí y las NoveldaRolea2 sí llegué a mi objetivo, pero no apostaría ninguna parte de mi cuerpo. Es por eso que este 2017 voy a enmendar mi error (aunque en realidad se trata de pereza) y a ir enumerando las cosas a las que juego. ¿Qué no os lo creéis y ni siquiera os importa a qué juegue yo? Pues aquí va la primera.

Partida Nº1 (de 12): Conquest: el guejecillo de catras
Hace algunos años ya que Edge publicó este bellamente ilustrado juego de construcción de mazos ambientado en el siempre atractivo universo del Warhammer 40K y que cuenta con una mecánica muy simple pero efectiva. Os lo explico así por encima y mal: En el centro de la mesa se sitúan cinco cartas que representan planetas (no lo se ponen planetas de verdad porque ocuparían mucho sitio) y frente a nosotros dejamos un espacio que representa nuestro cuartel general, donde situamos a nuestro comandante junto con algunas tropas que le acompañan. A partir de ese momento vamos robando cartas al azar de nuestro mazo y jugando tropas, eventos u otras cosas a medida que libramos batallas en los planetas contra el rival. De las batallas puede resultar la obtención de recursos para poner en juego más cartas, la activación de habilidades especiales de los planetas o la conquista de los mismos. En cuanto hayamos conquistado tres planetas con los mismos símbolos o hayamos acabado con el comandante enemigo, ganamos la partida, en cuyo momento podemos señalar con el dedo a nuestro rival y reírnos de él con toda la boca abierta.

La gracia del juego a mi parecer, es su simplicidad (no necesitas jugar una docena de partidas para empezar a entender cómo funciona) y el hecho de que se base en estrategia (no hay tiradas de dados), aunque claro está, hay un factor suerte a la hora de robar cartas del mazo. El “problema” que tiene es que por lo visto los de Fantasy Flight han roto su acuerdo con Games Workshop para seguir sacando juegos ambientados en la franquicia Warhammer y eso ha hecho que la línea haya sido cancelada. Lo de las comillas es porque realmente ya hay una gran cantidad de cartas traducidas al español y pueden hacerse mazos completos de cualquier ejército. Eso sí, en cuatro días el juego se agotará en tiendas y habrá que pagar un ojete de la cara por él, así que si a alguien le interesa, ya puede empezar a correr.

Una foto del juego por si no os creéis que existe.
Nota póstuma: Esta entrada no habría sido posible sin la ayuda de Mr.E, un hombre que siempre tiene una mesa lista para jugar y unas patatuelas para picar. Que Sigmar te bendiga y te proporcione estanterías más grandes.

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