Ahora que Google+,
la red social rolera por excelencia desaparece del mapa, presiento un
descenso notable en las visitas de este blog. No sé si el cambio
favorecerá la creación de una “red de blogs” como existía en
el pasado o simplemente los lectores potenciales se disgregarán por
el inmenso espacio cibernético, pero en cualquier caso yo seguiré
escribiendo con cierta regularidad, como vengo haciendo desde hace
casi diez años.
¿Y qué voy a
escribir si mi actividad lúdico-rolera está tocando fondo? Pues
seguiré con reseñas de juegos viejunos, entre ellos los suplementos
de Ravenloft que me quedan por analizar; también de juegos de mesa,
que aunque no juego demasiado voy pintando miniaturas y sacando
conclusiones sobre el sentido que tienen en el mundo; hablaré de
música ocasionalmente, expondré aquí alguna reflexión relacionada
con este mundillo, y también he aquí el motivo de esta entrada
introductoria, hablaré del Warhammer, así en general y también en
concreto, porque aunque no lo parezca nunca he abandonado del todo
esta afición y ahora más que nunca me apetece ponerme al día. ¿Os
parece bien si empiezo? No me respondáis porque lo voy a hacer de
todos modos.
¿Qué es el
Warhammer?
Pues sencillamente un juego de batallas de miniaturas, "wargame" para los entendidos, "un ajedrez a lo bruto" para los menos duchos. Parece una pregunta
tonta en estos días en los que Google nos da respuesta a todo en un
simple instante, pero hace muchos muchos años, cuando este juego
llegó a España, no era tan sencillo averiguarlo. De hecho, mi
primer contacto con Warhammer fue a través de la revista White
Dwarf, que alguna vez compré en mi quiosco por curiosidad y
contemplé asombrado el despliegue de medios (miniaturas,
escenografía, pintura…) que hacían algunos para jugar a un juego
de batallitas que parecía divertido pero se me antojaba
inalcanzable. Comprar miniaturas en un pueblo en el que a veces no
llegaban ni los periódicos era complicado, desplazarse a la capital
era complicado, comprar por correo a mi edad era complicado… Todo
era complicado vamos, y lo que menos necesitaba en mi vida era
complicarmela.
Lo dicho. Yo conocía
el Warhammer pero nunca lo había visto ni jugado. Pero todo cambió
cuando descubrí que en el pueblo de al lado sí se jugaba y que
ocasionalmente venían al mio a hacer demostraciones. Fue un
descubrimiento raro porque se programó como actividad cultural en la
agenda de fiestas locales. “Demostración de Warhammer en la sala
principal del ayuntamiento” ponía y nos acercamos a verlo todos
los del grupo de rol. Cuando llegamos allí no me di cuenta de que
esas diez o doce personas que habían acudido con sus maletines
negros de Games Workshop, cajas de escenografía y dados para parar
un tren, estaban pasando un mal rato. No les habían dado mesas en
condiciones y habían tenido que montar sus “ejércitos” en
mesitas de 50x50 en las que apenas cabía escenografía ni
miniaturas. Una decena de chavales entrados en carnes encorvados
sobre campos de batalla diminutos jugando con desgana ante la curiosa
mirada de gentes de toda índole que se habían acercado a curiosear
y cuchichear. Ahora sé que con ese material podrían haber montado
un par de partidas muy vistosas con las mesas adecuadas, pero no fue
así. En ese momento nos dieron un poco de pena y nos marchamos. Pero
ese hobby volvería a mi muchos años después y en un lugar muy muy
lejano.
Y al final jugué.
Vaya si jugué. Pero esa experiencia la guardo para la siguiente
entrada, que sé que si son largas no las leéis, perretes.
Yo he descubierto feedly y es una pasada para seguir al día con los blogs, sin necesidad de las redes sociales. Así que seguiré leyéndote.
ResponderEliminarDel Warhammer en concreto, jugué un par de partidas con un amigo (y sus miniaturas). Estuvo bien pero tener tanta figura distinta no me lo podia permitir. Jugué dos partidas más al warpaper ;) y ya no segui.
A mi me gustó mucho más el Blood Bowl. Organizábamos ligas multitudinarias con los amigos, play offs, ranking de jugadores veteranos, estadísticas, etc. Nos gustaba mucho.
Al necromunda también jugué un poco, pero tampoco me terminó de cuajar.
Espero tu próxima entrada al respecto.
Al Necromunda no he jugado pero sí al Blood bowl y me pareció genial.
EliminarY miraré eso del Feedly a ver qué es.
Ah! Y gracias por comentar.