Uno de mis últimos, y porqué no decirlo desesperados intentos de
seguir aferrándome a este mundillo lúdico como miembro activo en
algo que no fuera mirar embelesado abarrotadas estanterías de juegos
sin probar, fue el Kill team. No parecía mala idea así a priori: un
juego de escaramuzas basado en el mundo de Warhammer 40K, al estilo
de necromunda y muy atractivo a la vista. Bueno, bonito y (por lo
menos para posibles jugadores que quisieran unirse a mi causa),
barato. ¿Qué podía salir mal? Pues todo, por supuesto, pero voy a
hablaros un poco del juego y luego ya os lloro en el hombro.
El Kill Team
consiste en una caja grandota de cartón tan duro como el acero en
cuyo interior hay un libro de reglas, tokens y cartas, un tablero
reversible, dos facciones distintas que constan de una decena de
miniaturas cada una y una cantidad ingente de escenografía modular
para que puedas montarla a tu antojo cada vez y hacer de cada partida
algo único e irrepetible. Una vez listo, dos jugadores deberán
enfrentarse en lo que viene a ser una guerra de guerrillas para
cumplir los objetivos de cada misión y alzarse así con la victoria.
¿A que parece práctico y sencillo? Pues efectivamente lo es, pero
aún hay más.
A
pesar de que se juega con miniaturas del Warhammer 40K (eso hace que
quien ya tenga un ejército no necesite desembolsar un duro y quien
no, pueda apañarse con una inversión de 25-30€), las reglas del
juego no son las mismas. Aquí los turnos implican acciones casi
simultáneas de ambos jugadores con lo que se evita esa incoheréncia
del W40K en la que tienes que esperar mirando a que el otro te
machaque en su turno antes de poder hacer nada. Recuerda en cierto
modo y guardando las distancias al Infinity, juego que pienso
que se cargaron tratando de meter nuevas
reglas y complicándolo hasta el tedio.
Pero en mi opinión
el punto fuerte de este juego es el modo campaña que nos permite
crear un equipo de mercenarios aguerridos y llevarlos a través de
misiones varias en las que podrán adquirir experiencia y subir de
nivel, acumular heridas de guerra o directamente morir miserablemente
para ser sustituidos por nuevos reclutas de nivel bajo que deberán
ocupar su lugar. Si a todo esto le sumamos tropas especialistas,
árboles de habilidades (como en el Diablo2), maniobras tácticas
generales y exclusivas de cada facción y que las partidas no duran
más de un par de horas… ¿Qué tenemos? El juego perfecto, sin
duda. Y ahora viene lo frustrante.
A pesar de todo esto
de arriba, llevo casi tres meses intentando quedar con alguien para
jugar y me resulta imposible. De diez o doce intentos de quedada solo
tuve éxito en uno en el que por lo menos pudimos probar el juego
mientras que todos los demás se quedaron en tentativas y excusas y
disculpas por no poder y “a la próxima seguro” pero al final no
y uno se cansa porque tiene su poso de orgullo y al final me doy
cuenta de que el Kill team será otra de esas cajas de estantería
como el Shadows of the past o el Castle Ravenloft o el Urban Warfare
que a los diez años de haberlo comprado lo abriré para deleitarme
con sus bellos componentes, y seguirá oliendo a nuevo.
Algún inconsciente ha montado a los Tau como breacher team y ahora los lobos espaciales le van a dar de ostias. |
Paciencia, hombre. :-)
ResponderEliminarNo nos queda otra.
EliminarEse es al que jugamos? Estuvo entretenido, aunque me sentí un poco perdido.
ResponderEliminarDesde luego las escaramuzas en modo campaña, en la que tú facción va cogiendo experiencia (o bajas) me atrae, cual Blood bowl.
Un abrazo desde el confinamiento.
NO es el mismo, aunque se juega con las mismas miniaturas. En éste la gran diferencia es que se mueven individualmente y no por grupos, además de que las reglas son otras.
EliminarPero estéticamente queda muy similar a una partida de 40K a muy pocos puntos.
Si alicante te pilla cerca, aqui tienes a un jugador al que le pasa lo mismo que a ti y que está deseando sacar a la mesa la gran caja de kill team!
ResponderEliminarPues yo soy de Novelda, así que si lees esto y te apetece quedar, llámame a capdemut@gmail.com
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