La serie regular de Spawn cuenta la historia del Tte.
Coronel Al Simmons, un héroe de guerra y
especialista en misiones de alto secreto que es traicionado y asesinado en acto
de servicio; Simmons, atormentado por no poder ver más a su amada esposa, hace
un trato con el diablo, un tal Malebolgia, que le devuelve a la tierra cinco
años más tarde, sin memoria y convertido en una especie de muerto viviente
metido en un traje simbiótico que le guiará en su entrenamiento.
La trama principal gira en torno a Spawn, su familia, su
paulatina recuperación de la memoria y su tormento al no ser capaz de rehacer
su vida. Descubre que su mujer se ha casado con su mejor amigo, que tiene una
hija con él y para colmo Malebolgia le ha dotado de una cantidad limitada de
poder para que, cuando se le acabe, deba regresar al infierno a cumplir su
condena. Eso nos deja frente a un cómic atípico donde el protagonista no es un
héroe al uso y con un alto protagonismo de personajes secundarios y subtramas
que se van desarrollando alrededor del personaje principal.
Todo ello habría podido servir para una excelente serie
limitada de 20 o 30 números, pero ya se sabe que la industria manda, y las
excelentes ventas del comic (no solo en los EEUU) obligaron a su autor a prolongarlo
de forma indefinida; Ello hizo que aparecieran algunos tópicos como los
villanos que reaparecen una y otra vez, guionistas invitados, crossovers,
tramas que no pegan ni con cola… Hasta salía Harry Houdini conduciendo un
cadillac volador…
Pero a pesar de esos episodios “raros”, Spawn seguía siendo
un tebeo de calidad, oscuro, cruel, siendo el “típico” antihéroe que se
preocupa más en intentar soportar su tormento personal que en ayudar a los
débiles y necesitados.
Paralelamente al cómic, su autor Todd McFarlane fundó una
empresa dedicada a la creación de muñecos (en plan masters del universo) de la
serie, que tuvo una excelente aceptación e hizo que éste tuviera que dejar el
dibujo de la serie en manos de un tal Greg Capullo (si, se llama así pero al
final te acostumbras), dedicándose únicamente al guión y dando paso así, a la
mejor etapa del cómic, donde Spawn se enfrenta finalmente a sus demonios, de
forma figurada y también literal.
Pero su historia no terminaría aquí.
Los primeros 100 numeros de la serie acabaron con un nuevo dibujante, nuevo traje y un Spawn con más mala uva que nunca.
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