lunes, 17 de noviembre de 2014

The savage dragon





Creo que ya he hablado alguna vez de cuando metí todos mis tebeos en una caja y fui a venderlos por un precio miserable (a excepción de aquellos que significaban más para mí, que se quedaron en mi casita) con tal de ganar espacio en mi casa y quitarme un “peso” de encima. Todavía a día de hoy no tengo claro si fue un acierto o un error, pero de vez en cuando recuerdo cosas que me hacen decantar más por lo segundo. Y una de esas cosas son los primeros 10 números de Savage Dragon.

Este tebeo fue uno de los primeros que se publicó bajo el sello de Image Comics, junto al más conocido Spawn de McFarlane, los Youngblood de Rob Liefeld o Deathblow de Jim Lee, y es junto con Spawn, el único que sigue publicándose en Estados Unidos a día de hoy. Creado por Erik Larsen cuando era un niño, sigue dibujadndolo y guionizandolo él mismo.

The Savage Dragon cuenta la historia de un tipo verde, hipermusculado y con una curiosa aleta en la cabeza (había que diferenciarlo de Hulk de alguna manera), que además era amnésico y con gran consciencia moral y social que decidía unirse al cuerpo de policía para combatir a la organización criminal del supervillano Overlord (estoy escribiendo de memoria, así que igual me bailan los nombres) y sus supermatones. Como se puede apreciar, la fórmula era sencilla a más no poder: Un superpolicía de fuerza casi ilimitada y capaz de regenerar cualquier herida como si nada, luchando contra los muy malos que siembran el terror en su ciudad.

Y sería por esa simplicidad que no se convirtió en mi tebeo favorito y acabó en esa caja de “todo por 10€” junto con muchos otros personajes, a pesar de que la serie dio pié a una segunda colección paralela (un grupo de superhéroes reclutados por el mismo Savage Dragon) y a algo que recordé hace poco e hizo que me estirara de los pelos: Un número especial en el que The Savage Dragon se encontraba con… ¡Las Tortugas Ninja! Un crossover cogido por los pelos pero también muy divertido en el que compartían páginas para repartir estopa con la excusa de que “los que somos verdes tenemos que ayudarnos”.

Y a estas alturas no sé hasta qué número se publicó la serie en España, si los números que me faltaban tendrían la calidad esperada, ni si habría merecido la pena reservar un trozo de estantería para ella; solo sé que me apetecía releer ese número con las tortugas y ya no puedo hacerlo.

Otro crossover, esta vez en la serie regular de Spawn

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