Creo que ya he mencionado en alguna
ocasión el fantabuloso videojuego de la desaparecida compañía Troika Games. Es
un título humilde en lo que respecta al apartado gráfico y técnico en general,
pero que posee una profundidad que jamás alcanzaron otros títulos roleros como
los Baldur’s Gate, Neverwinter Nights o la saga de los Elder Scrolls. Y no
exagero; el mundo de Arcanum tiene tantas posibilidades como podamos imaginar,
quizás algunas más, y es en este aspecto, en el que destaca, donde tiene su
peor enemigo. Es un juego que desde el principio nos abruma con la creación del
personaje que, lejos de los típicos arquetipos, nos da total libertad para
jugar con el personaje que queramos ¿Y cuál queremos? Pues depende de tantas
cosas que podemos enloquecer. Dependiendo de la raza, sexo, habilidades,
predilección por la magia o tecnología y atributos, la experiencia de juego
varía tanto, que a los cuatro pasos estaremos deseando volver a empezar con
otro personaje para poder hacer esa misión que se nos resistía, sin ser del
todo consciente de que al hacerlo, abrimos y cerramos todo un abanico de
posibilidades. Total, que acabamos jugando con el elfo mago que tira bolas de
fuego y rayos o con el enano-tanque que fabrica y repara su propio equipo, sin
darnos cuenta de que éste es un juego que puede jugarse con cualquier tipo de
personaje. ¿Cualquiera? Eso hay que comprobarlo, y para eso estoy yo.
Lo que voy a hacer va a ser poner a
prueba el juego creando una serie de personajes cada cual menos optimizado,
para comprobar si la cosa es jugable o los programadores solo se marcaron un
farol al darnos la opción de crearlos. Por supuesto, no voy a intentar pasar el
juego con cada uno de ellos porque supondría un esfuerzo que no estoy dispuesto
a hacer, pero si voy a probarlos un buen rato, hasta que ya estén definidos y
exponer aquí las experiencias de juego en sus primeros niveles.
Y los personajes son:
1.- El semiogro con daños cerebrales
graves. Este será un personaje muy capaz en el combate, pero nada más, con una
limitación tan enorme a la inteligencia, que esté incapacitado para cualquier
otra cosa, como la magia o la tecnología, e incluso hablar.
2.- El hobbit que soñaba con ser guerrero.
Lo hobbits siempre son ladrones. Siempre. Siempre. ¿Podrá éste convertirse en
una temible máquina de matar?
3.- La supermodelo que no quería luchar
para no ensuciarse el vestido de sangre. Dicen que la belleza física puede
abrir muchas puertas. Veremos si en un mundo de fantasía, lleno de criaturas
hostiles también es cierto.
4.- El enano que anhelaba dominar la
hechicería. Si hay una raza incapaz para la mágia, ésa es la enana. Habrá que
ver si es cierto con este renegado de sus tradiciones.
5.- El elfo mecánico. Al igual que los
enanos no deberían jugar con los poderes arcanos, ningún elfo debe ponerse a
manipular explosivos, baterías eléctricas o ácidos corrosivos.
… y muchos más (se aceptan sugerencias)
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