sábado, 16 de mayo de 2020

Cerrad la puerta al salir.

Hay momentos en los que me cuesta entender como he llegado hasta aquí. Como he pasado de tener una pasión que no solo me motivaba sino que me definía e identificaba, a renegar de mí mismo en un gesto de autocondescendencia hacia ese yo pasado al que siempre combatí. Esa voluntad del guerrero que solo piensa en retiradas si es para coger carrerilla o en descansos si van a servir para luchar con mayor fiereza a continuación, ha quedado ya relegada al recuerdo, no necesariamente negativo pero sí algo cómico visto desde mi punto de vista actual.

Hay momentos en los que me cuesta entender como he llegado hasta aquí, decía antes. Pero este no es uno de esos momentos y por eso me he decidido a desprenderme de la pereza y escribir. Creo que no sería justo después de tantos años reseñando juegos, haciendo gracietas varias y enarbolando la bandera de una afición, desaparecer sin decir adiós.

Y si por echar las culpas fuera, supongo que no me faltarían los motivos. Durante estos años he visto como todos mis grupos de juego se han derrumbado, todos mis intentos de simplemente quedar con alguien y jugar a algo, incluso internet mediante, se han quedado en nada, y como no, siempre ha habido alguien a quien poner como excusa, algún factor externo inevitable y como cuando no llueve hace mucho sol, al final no se queda y no se juega y ay que pena a ver cuando podemos todos y que el tiempo acompañe.

Pero tonterías aparte, si tuviese que buscar un factor incapacitante en todos mis intentos de disfrutar de estas aficiones friki-sociales, común en todos los intentos fallidos desde hace quince años hasta hoy, no me costaría demasiado llegar hasta mí mismo. Será por mi soberbia, mi desprecio a todo aquello que huela a nuevo, mi falta de flexibilidad horaria o la nostalgia que me embarga, no he dejado de ponerme piedras en el camino, palos en las ruedas y otras formas de autosabotajes que por un lado me mantenían en mi posición cuasi legendaria de prefriki ancestral, pero que al mismo tiempo me aislaban en mi burbuja de rencor y rechazo.

Y aquí estoy ahora. Cansado y por qué no decirlo, también un poco triste. Rodeado de libros a medio leer, campañas a medio pensar y miniaturas a medio pintar. Embelesado mirando cajas y cajas de tableros y muñecos, cartas y cuadraditos de colores, dados y libros de instrucciones aprendidos y olvidados mil veces sin haberse puesto nunca en practica.

Será por eso que ya no tengo ganas de escribir, relegado a este mundo simple de videojuegos de bolsillo, partidas familiares y colecciones personales. No creo que mis opiniones ni reflexiones sobre nada, vayan a ser interesantes, ni siquiera entretenidas, mucho menos constructivas o edificantes, y por ello voy a cesar en este empeño de seguir por seguir, estar por estar y fingir que no estoy fingiendo.

Agradezco muchísimo todos los comentarios que me habéis dejado, aquellos ocasionales y sobretodo los habituales. Recordaré con cariño los tiempos de Google+ en los que la afluencia de público por aquí era notable. Y como no, atesoraré aquellos momentos compartidos con las gentes que conocí a través de este medio. Glorantha Hispana, Rol en Quart, Novelda Rolea, gentes que pasaron por mi casa venidas de Madrid, Murcia, Barcelona y Valladolid, todos aquellos y aquellas que me estoy olvidando, que no serán muchos pero ya sabéis como es la memoria de puñetera…

Yo me largo de aquí. No del mundo, por supuesto. Seguiré con mis otros blogs (de momento), en redes sociales y seguiré peleando por mi “carrera” como escritor y showman multidisciplinar, pero por otros sitios. Pero no voy a cerrar este blog, por si os lo estabais preguntando. No voy a destruirlo vilmente para poner fin a toda la información aquí contenida, como tampoco descarto pasarme de vez en cuando y dejar alguna reseña ravenloftiana de las que me quedan pendientes o escribir algo sobre algún juego que me esté entreteniendo en el momento, pero sin duda voy a dejar esto un poco aparcado, por lo que no esperéis mucha actividad, ni mucho menos periodicidad, y si alguna vez os acordáis de mí, pensad que solo fui un mal sueño, de esos de cuando uno cena demasiado aceitoso.

Un saludo y buenas noches.
Josep.