sábado, 23 de diciembre de 2017

The Nightmare Lands





Todavía no sé como he podido tardar tanto a escribir la reseña de este suplemento, ya que fue precisamente esta caja de “Nightmare Lands”, la cual encontré a un precio muy asequible de segunda mano (y para mi sorpresa en un excelente estado), la que abrió la puerta a mi redescubrimiento de Ravenloft y a la consiguiente “caza” de suplementos. Era barata, pero me ha salido cara sin duda (risas enlatadas), aunque gracias a eso tengo un objetivo en la vida además de envejecer y morir, el cual es coleccionar libros de Ravenloft de forma obsesiva. Pero vamos a lo que vamos.

The Nightmare Lands (o Las Tierras de Pesadilla para los que no dominen como yo la lengua de Xecspir) fue la primera caja que describía con detalle un dominio aparecida tras la Gran Conjunción. Antes de esa ya habíamos podido disfrutar de la magnífica “Castles Forlorn”, dominio que quedaba intacto tras el cataclismo. Como es habitual en este tipo de productos encajados, en su interior encontramos un par de mapas (uno general del dominio y otro que detalla un par de localizaciones importantes) y varios libros, los cuales pasaré a detallar después. Pero de momento…

¿Qué son las tierras de pesadilla?
Con la primera versión de Ravenloft (la caja negra), las Tierras de Pesadilla eran un dominio situado en el núcleo y del cual se daban muy pocos detalles. Que era un sitio muy cambiante y chungo y poco más. Ni geografía ni habitantes ni lord oscuro… Pero cuando sucedió la gran conjunción, ese territorio fue absorbido por Nova Vaasa y las Tierras de Pesadilla convertidas en isla del terror y ahí sí, merecían un suplemento como éste para hacerles justicia.
Para tal trabajo se contó con Shane Lacy (que a pesar del nombre es un tío) y al conocido ya por estos lares Bill Slavicsek y fue publicado en noviembre del año 1995 al precio de 20$. Toma ya.

¿Y qué contiene la caja?
Además de los dos mapas mencionados más arriba, dentro vienen cuatro libritos que voy a detallar ligeramente:


Libro 1: El diario del Dr. Illhousen
En este libro de 32 páginas tenemos, redactado en primera persona a modo de diario (el título del mismo ya daba alguna pista) toda la “teoría” acerca de la existencia del dominio en cuestión. Según el doctor, propietario de un manicomio, algunos enfermos mostraban puntos comunes en sus delirios, lo cual le llevó a investigar junto con el famoso Rudolph Van Ritchen y averiguar que quizás no tenían pesadillas a causa de su locura si no que sus pacientes habían acabado locos debido a esos extraños sueños. A partir de ahí tenemos seres de pesadilla, formas de entrar en el temido dominio de los sueños y otra parafernalia. Nótese que a pesar de mi tono apático y cansado, es una lectura excelente y una forma distinta de acercarse a la naturaleza de una región que solo Ravenloft es capaz de conseguir.

Libro 2: Las reglas de sueños y pesadillas
Otra vez el título nos indica qué hay en el interior. En este libro de 64 páginas tenemos a las Tierras de Pesadilla en términos de juego. Cómo jugar en el mundo de los sueños, modificaciones que sufren los personajes, los estados del sueño, niveles de realidad (probad a jugar con las reglas de “hiper-realidad” y luego me contáis), poderes de los soñadores (una especie de psiónica), bichos changos, lugares de interés… Lo que viene a ser un libro de ambientación de toda la vida pero repleto de reglas especiales.

Libro 3: Libro de pesadillas:
Las 64 páginas de este libro contienen cuatro aventuras que juntas forman una campaña en la que los pjs pasan de descubrir pequeños atisbos de la existencia de las Tierras de Pesadilla hasta llegar a ellas y buscar desesperadamente la forma de volver al mundo real. No las he leído con detenimiento pero puedo augurar, vista la calidad de esta ambientación, que serán cuanto menos, originales.

Y Libro 4: Suplemento de monstruos
Éste libreto sin tapas incluye 13 nuevos monstruos que incluir en nuestro compendio, desde los nativos de la isla, engendros de sueños, almas perdidas y otras morrallas hasta la temible “Corte de pesadilla” formada por 6 personajes realmente desafiantes para cualquier grupo de aventureros.

En definitiva: Una opción excelente para incluir en cualquier campaña de Ravenloft (u otra ambientación) que puede dar muchísimas horas de juego alejado de los tópicos de la fantasía convencional. Así que mi consejo es que si podéis haceros con esta caja vayáis a por ella y os dejéis de resurgires de los dragones y cosas modernas de estas. Hombre ya.


domingo, 3 de diciembre de 2017

De campañas y radicales libres




El otro día salí de casa con un poco de prisa, porque hoy en día si no llevas prisa es que no estás en la onda de esta sociedad, y vislumbré justo en medio del que debía ser mi recorrido a dos jóvenes charlando en la acera. Uno de ellos era normal, pero el otro era uno de esos barbudos con coleta que tan de moda están hoy en día y no sé por qué, quizás por mi edad avanzada o mi desconfianza nata, me dieron mala espina. “Seguro que están hablando de cosas de jóvenes” pensé y al instante sentí la necesidad de evitarles. Pero como la parte racional de mi cerebro todavía sigue teniendo algo de autoridad sobre la parte no euclideana del mismo, decidí no alterar mi ruta y pasar junto a los dos jóvenes, eso si, con la cabeza gacha y un paso acelerado. Cual fue mi sorpresa cuando uno de ellos, el de la barba para más inri, se fijó en mi y me llamó. No me llamó por mi nombre o me dijo un suave “perdone señor” no… Me soltó un chillido como si nos conociéramos de toda la vida y ello me ofendió un poco, por lo que fingí no haberlo oído (por sordera profunda, por ejemplo) y seguí caminando. Pero él insistió. Y no pude más. Me giré y le miré, él me miró, yo le seguí mirando y el duelo de miradas se habría prolongado hasta la muerte por extenuación de uno de los dos, probablemente yo, de no ser por que el barbudo me dijo “Oye tu eres el de Ravenloft, no?”. Decir que me sorprendió sería poco, así que diré que me supersorprendió, incluso subiría a que me ultrasorprendió. Le respondí que si, que yo era “el de Ravenloft” sin saber muy bien qué pasaría ni de donde venía ese adjetivo que al fin y al cabo me identifica dentro de algunos sectores muy concretos, y me dijo muy contento que él había jugado conmigo la campaña de “Expedición al castillo Ravenloft” y que la recordaba con mucha alegría.

Y yo, que aunque soy una persona despistada y olvidadiza hasta límites nocivos para la salud, jamás olvido la cara de un jugador, le respondí que no le recordaba a lo que él me respondió que cuando la jugamos tenía catorce años y que por eso ahora me estaría despistando la barba y la altura. Entonces caí en la cuenta y nos saludamos formalmente, hablamos de rol y de la vida y nos despedimos en seguida porque como he dicho al principio, llevaba algo de prisa.

Pero cuando ya me alejaba me giré un instante a observar a ese tipo barbudo que había sido un niño cuando yo ya era adulto pero no tanto como ahora. Y pensé que cuando nos volviésemos a ver, dentro de diez años mas, quizás sería él quien no reconociera a ese señor mayor, panzudo y calvo que veinte años atrás era un apuesto joven que lanzaba dados con estilo mientras imitaba la voz del Conde Strahd Von Zarovich. Y me sentí mal. Me sentí como una rareza, una vieja gloria, un fósil, un recuerdo de algo perdido sin color ni forma definida…

Y como ya tengo como hábito, maldije el paso de los años, maldije a los radicales libres, a las moléculas cojas y en definitiva, a todo aquello que se rige por las férreas leyes de la física y por lo tanto, de la lógica. Y llegué tarde a mi cita, por supuesto.

Quien recuerde esto, sabrá como me siento.

 PD: Por cierto, buscando fotos de este videojuego me he topado con una página muy interesante que analiza todos los juegos basados en D&D y que son muchísimos mas d elos que yo sabía. ¿Queréis echarle un ojo? Pues comprad mi libr... digooo... haced click aqui.