Una de
mis mayores frustraciones en la vida es la música. Lo intenté con la guitarra,
lo intenté con la voz, estuve en un par de grupos (o tres) y al final, a pesar
de relacionarme con muchos músicos, tuve que rendirme ante la evidencia de que
yo no valía para eso, que la constancia y el esfuerzo no eran lo mío y que por
lo menos, siempre me quedaría escribir. Hace muy poco conseguí quedar con un
viejo amigo a quien hacía siglos que no veía (lo de siglos es una exageración,
obviamente, aunque si demasiados años) el cual tocaba en una banda local en mis
tiempos juveniles y que después de pasar por varias formaciones (entre ellas
alguna banda con renombre a nivel nacional), se afincó en Barcelona donde toca
el bajo actualmente en un trío de rock catalán llamado Exili a Elba.
Aprovechando la tesitura de nuestro encuentro me hice con su último disco y al
ponerlo a rodar en mi reproductor de CD (sí, soy un antiguo, lo reconozco)
quedé gratamente sorprendido.
El
sonido de este “Deus ex machina” se aleja del de sus anteriores trabajos en una
dirección más suave, mas tranquila, como si la banda hubiese estado cogiendo
carrerilla durante este tiempo para ahora dejarse llevar por la inercia y
mostrar su lado más sincero. Todo el disco destila paz, desde los temas mas
tranquilos, casi de cantautor como “Dies així”, Cou la sal” o “La guineu”,
hasta los mas rockeros como “La preciosa Violeta”, mi favorito o “La nit anterior”,
que perfectamente podría haberla tocado Marc Bolan en sus mejores tiempos. De
este modo y sin abandonar su sonido característico pasamos de la melodía más
personal acompañada prácticamente en solitario por la guitarra y la voz de
Arnau desde la genial “Deus ex machina” que abre el disco a la épica “Caure al
aigua”, la evocadora “Paraules d’una dona sàvia” y a terminar el disco con los
sonidos casi gospel de “Un home amb molta sort”, todo ello acompañado por una
base rítmica suave pero firme formada por Adrien al bajo y Miki a la batería.
Resumiendo,
Deus ex machina es un disco de calidad, hecho por músicos que saben lo que
hacen y que cuando termina, dan ganas de darle al play otra vez para descubrir
los nuevos matices que aparecen con cada escucha. Un disco que recomiendo a
todo el mundo y que no debería verse condicionado por el idioma, ya que Exili a
Elba hacen Música así, en mayúsculas y eso está más allá de cualquier barrera
idiomática o de estilos.
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