Una de
las cosas curiosas que tenía el AD&D era su afición por vender las cosas
por separado, es decir, manual del jugador por un lado, el del master por otro,
la pantalla del master, las hojas de personaje aparte y, como no, los monstruos
para poder crear nuestras propias partidas. Tal estrategia de márquetin más
propia de un señor del mal que de unos creadores de juegos que quieren mostrar
su obra al mundo, a pesar de todo parecía funcionar, y ha continuado en
posteriores ediciones del juego. Pero vamos a centrarnos.
Los compendios
de monstruos, como ya he dicho, no eran una excepción, y la forma en la que se
publicaron era cuanto menos curiosa, ya que en lugar de ser un libro con sus
tapas, su encuadernación, etc… No era más que un fajo de fichas en blanco y
negro con agujeritos para meter en una carpeta que… Sí; lo habéis adivinado; se
vendía por separado. Pero vamos a analizarlo bien.
El
suplemento en sí no era más que una serie de fotocopias metidas dentro de una
carpetita de cartón-plástico muy bien ilustrada y unos separadores de cartón
que daban mucho glamur. Las fichas estaban impresas en blanco y negro en papel
de una calidad más bien flojucha e incluían una ilustración del bicho en
cuestión, sus estadísticas de juego y también una descripción de sus
habilidades especiales, ecología, hábitos reproductivos y dietas habituales,
con la intención de que pudiésemos crear nuestras propias partidas sin
desentonar con el mundo de juego en sí. Desgraciadamente, tal cantidad de
información hacía que los monstruitos ocuparan mucho espacio y creaba la
necesidad de utilizar la carpeta. El problema de la susodicha era que debía ser
de tres anillas y, no sé a día de hoy, pero en esos tiempos de los que os
hablo, no existían carpetas de tres anillas en el universo, y había que ir a
comprarse la oficial del juego.
Como
anécdota personal os contaré que en esa época el manga (esos tebeos japoneses
en blanco y negro y en los que salen tetas a veces) estaba en pleno auge y que
apareció una colección de fascículos de no sé qué, en cuyo primer número y por
solo cien miserables pesetas, venía una carpeta de… ¡Tres anillas! La cual
utilicé para meter a mis monstruitos. Fin de la anécdota.
Unos aventureros, un contemplador, una drow jamona y bichos con cabeza de culo. Muy Forgotten realms. |
El lado
práctico del uso de tal carpeta era que en caso de jugar una partida en la que
aparecía uno o dos bichos, poder llevárnoslos por separado sin cargar con todo
el armatoste y, además, poder ir metiendo bichos nuevos, porque queridos
amigos… esto es el Dungeons y nunca hay suficiente. Por si no hubiese bastante
con tener el manual de monstruos genérico y el de nuestro mundo de campaña,
periódicamente iban apareciendo nuevos volúmenes, apéndices y apéndices de
volúmenes de apéndices. Además, claro está, de bichos exclusivos de módulos
oficiales, los cuales venían listos para fotocopiar, agujerear y añadir.
Y ahora
para terminar, y centrándonos en Ravenloft, que es la campaña de la que estoy
hablando todo el rato, hay que decir que
para esa ambientación aparecieron tres compendios diferentes: El básico en el 1991
(justo después de la “black box”), uno con monstruos especiales y únicos en 1993
y un tercero con bichos bastante raros y prescindibles (en mi opinión) en 1995.
Posteriormente, en 1996 se reeditarían los dos primeros juntos, lo que sería
traducido al español y publicado aquí simplemente como “Compendio de monstruos
de Ravenloft”, quedando inédito en español el de 1995.
Curiosamente
hoy en día se pide bastante pasta por estos suplementos a pesar de que
encontrar los pdf e imprimirlos es más fácil y barato. Pero ya se sabe que los
caminos del coleccionista son insondables.
Como anécdota también, te diré que el Compendio de Monstruos de Ravenloft en castellano venía con un papel que lo mantenía pegado y que yo nunca le quité, así que lo tenía como un libreto con tres agujeros y sin portada, lo cual ha ayudado a su mantenimiento con los años. Grandísimo ese compendio...
ResponderEliminarEn comparación con el genérico y el de Reinos Olvidados (que son los otros dos que tengo), debo decir que el de Ravenloft es, sin duda el mejor, debido a que el trasfondo de algunas criaturas da pie a crear aventuras con ellas de una forma bastante sencilla.
EliminarEn cuanto al papel ese... Supongo que cuando me compré el compendio lo arrancaría nada más abrir el suplemento. La impulsividad de la juventud...