Hasta
hace unos pocos meses, Usagi Yojimbo era para mi “ese conejo samurai de los
tebeos” y realmente no me atraía lo mas mínimo. Me gusta bastante la cultura
japonesa antigua, he dirigido en varias ocasiones el Tierra de Ninjas de
Runequest, me he tragado (con deleite) unas cuantas pelis de Kurosawa y soy un
absoluto fan de los videojuegos de Tenchu, pero lo cierto es que hay tanto
material relacionado que me siento un poco saturado y este conejo orejón
quedaba fuera de mis intereses. Pero estas navidades viendo la serie de las
tortugas ninja con mi hija apareció el conejo haciendo un cameo y despertó mi
curiosidad, la cual pude saciar al acercarme al poco a mi tienda de tebeos y
encontrarme con un tomo enorme con las aventuras de este mamífero lagomorfo antropomórfico
(que gilipollas me pongo cuando voy de listillo) y me lo llevé a casa para
darle un vistazo. Y aluciné.
El tomo
que me compré, una especie de biblia ilustrada de mas de 600 páginas lleva el
título de “Usagi Yojimbo saga, volumen1”, aunque no es el principio de la serie
si no varias minisagas recopiladas en no sé qué editorial, una de las cuales
incluye otro cameo de mis queridas tortugas ninja. Comencé a leerlo con cierta
decepción ya que me gusta comenzar las historias por el principio y además el
hecho de que fueran todo animalitos me resultaba bastante chocante, pero no
tardé en meterme de cabeza en la historia de Stan Sakai (el autor). Y es que
este tebeo no es algo normal. Es una historia típica de samuráis (o ronin en el
caso de Usagi) con toques de folklore japonés, fantasía y realismo en una
proporción tan perfecta que al poco uno se olvida de que son animales lo que
protagonizan esos relatos y acaba empatizando completamente con ellos.
Me
considero un mal lector de cómics, ya que suelo leerlos de una forma muy
superficial, sin recrearme demasiado en los dibujos y olvidándolos luego en un
cajón, pero en este caso fui capaz de saborearlo lentamente, dosificado la
lectura, repasando algunos capítulos y maravillándome con cada página, con cada
conclusión, con cada ilustración… Entre esto y la cantidad de páginas me he
tirado cuatro meses de lectura que he disfrutado como nunca. Así que ahora no
me queda otra que buscar mas material
del bicho este, sean comics, rol o dibujos, prepararme un buen cosplay conejero para los
próximos carnavales y no sé, tatuármelo en el pecho o algo, ya veremos… Que a
obsesivo no me gana casi nadie ;)
Es un pasote de cómic. ¡¡¡Y Stan Sakai lleva dibujándolo desde 1984...!!!
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