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Tal y como comenté
en la entrada anterior (de esta serie) , no me resultó difícil
encontrar a alguien con quien jugar a Warhammer y en cuanto tuve
ocasión quedé para probar el juego. Tenía pocas miniaturas, así
que la partida no iba a ser una batalla en toda regla sino una
pequeña escaramuza, pero me serviría para hacerme una idea de como
funcionaba eso. Y vaya si me hice una idea. Aunque no fue demasiado
positiva.
Jugamos a la sexta
edición de las reglas de W40K (el futurista) y aunque el juego
estaba repleto de palabras rimbombantes y molonas (que si blasters de
fusión, cuchillas aceradas y retropropulsores), el conjunto de
reglas no me parecían cómodas. Llamadme fanático de los sistemas
simples, pero ese juego tenía algunas cosas muy enrevesadas para
tratarse de una sexta edición.
Mientras que el
mecanismo general era francamente simple (mover, disparar y asaltar),
las mecánicas concretas para ello eran bastante incómodas. En el
turno de disparo, por ejemplo había que tirar por acertar el tiro
(consultando una tabla), luego comparar la fuerza del arma con la
resistencia del blanco (otra tabla) y luego el factor de penetración
con la armadura. Eso se traducía en que cada andanada de disparos se
quedaba en nada pero se perdía una gran cantidad de tiempo. Lo mismo
para el combate cuerpo a cuerpo (o peor) y además de eso teníamos
infinidad de reglas especiales, modificadores y contradicciones por
todas partes. El juego me gustó a pesar de todo, pero me dejó con
la sensación de que no estaba diseñado para ser divertido si no
para competir y pelearse (dentro y fuera del campo de batalla) con el
rival.
Comencé a visitar
foros warhammeros para orientarme sobre qué miniaturas comprar para
aumentar mi ejército o estrategias que seguir y descubrí que allí
nadie se preocupaba por el trasfondo o la estética. La gente jugaba
listas absurdas, repitiendo mil veces la misma miniatura y dejando
fuera otras que aunque bonitas, no rendían en los torneos. Mi
sensación de que allí nadie jugaba para divertirse se acrecentó y
de no ser porque yo jugaba con un amigo y no nos poníamos serios,
habría abandonado el juego inmediatamente.
Pero seguimos
jugando y decidí comenzar un segundo ejército de Warhammer Fantasía
ya que me gustaba muchísimo la estética, aunque me advirtieron que
el juego era todavía más complejo que el del 40k. ¿Mis
conclusiones? Tendréis que esperar a la siguiente entrada.