No soy
yo muy de ver películas, pero esta semana, gracias a la amable aportación de un
amigo, he visionado dos filmes que voy a comentar en el blog, entre otras
cosas, para que no las veáis vosotros ya que son malas, malas, malotas.
La
primera peli es “The Possession”, traducida muy hábilmente como “La última
Posesión”, ya que después de esta, ya no querréis ver más pelis de este género.
El film
trata sobre una pareja de hermanas cuyos padres se acaban de separar y tratan
de llevar la situacion como buenamente pueden; la madre (una rubia muy
amojamada) tiene un novio que va de colega con las niñas y el padre, como no,
está más solo que un perro y se lleva a las niñas de vez en cuando a su nueva
casa y claro, como suele pasar en estos casos, se lo consiente todo. ¿Qué os
apetecen pizzas a pesar de que sois alérgicas al tomillo? Pues pizzas para
todos. ¿Qué además la queréis de carne cuando vuestra madre os ha criado como
veganas? Pues carne, y bien condimentada. El problema comienza cuando la niña
pequeña le pide a su padre que le compre una caja de madera vieja en un
rastrillo callejero y éste se la compra sin pararse a pensar ni qué podría
haber dentro. Podría haber estado llena de excrementos, contener un gato muerto
o un set completo de consoladores (algo muy apropiado para una niña de diez
años), pero el tío ni la abre, ni se molesta en hacerlo al llegar a casa y no
solo eso, la deja en el cuarto de la niña para que, si es menester, pille
alguna infección.
Y si.
La niña oye voces que vienen de la caja en plan “Ábreme, ábreme que no pasará
nada” y al abrirla la posee un espíritu chungales. Pero lo mejor es ver cómo
los padres achacan todos los comportamientos raros de la niña al trauma de la
separación. ¿Qué la niña lleva un anillo que le deja la mano azul? Trauma de la
separación. ¿Qué la niña se viste con harapos y deambula por ahí cuál fantasma?
Trauma de la separación. ¿Qué le da por abrir la nevera por la noche y comerse
todo lo que encuentra sin quitarle el plástico? Traumadelaseparación. “Uy,
mirad, se ha quedado inconsciente en una postura súper rara y ahora le salen
polillas de la boca.” “No pasa nada, son cosas del… Traumadeseparación”.
Toma exorcismo a lo Hulk Hogan |
Pero al
final claro, el padre se huele que la caja tiene algo que ver con eso y decide
acabar con el problema de una vez, agarra la caja y… ¿La tira al mar? ¿La
quema? ¿La mete en una prensa hidráulica? No. Es mucho más efectivo tirarla al
contenedor y pasarles el marrón a los del servicio de limpieza. Pero tampoco,
porque la niña sigue sus voces y recupera la caja y el padre descubre que la ha
poseído un espíritu maligno-judío y que los curas normales no pueden ayudarle y
los curas judíos pasan porque tienen miedo, hasta que se encuentra con el
rabino-colega que sí, acude en su ayuda y… (Aquí comienza el spoiler)… Logra
expulsar al espíritu malvado con una carambola niña-padre-caja y volver a
encerrarlo. Pero claro, hoy en día una película no puede acabar en “Fin” y ya
está, así que el rabino-colega decide llevarse la caja a su casa, por el camino
se la pega con el coche y la puta caja queda libre de nuevo. (Fin del spoiler y
de paso, de la reseña)
Y la
segunda peli era “Dark Skyes”, “Los elegidos” en Espanya y que tuvo, como único
punto positivo, que después de verla, la de la niña y la caja parecía algo
mejor.
Esta es
una de esas películas que comienzan con una vista de un barrio residencial
americano donde todos tienen el césped muy bien cuidado y se saludan
alegremente entre vecinos. ADVERTENCIA: Cualquier película que comienza así va
a ser una mierda segura y hay que pararla de inmediato. Pero yo no lo hice.
Como os decía, esto es una familia feliz americana, con dos hijos machos y
algunos problemas económicos para dar realismo pero que son completamente
irrelevantes en el film. Total, que un día comienzan a pasar cosas raras en la
casa, como que alguien abre la nevera, hace malabarismos con los vasos o hace
saltar todas las alarmas; fenómeno que el hijo pequeño, que no le han enseñado
a hablar bien y solo susurra (puto sexto sentido, el daño que ha hecho a los
niños del cine de miedo) achaca al “fantasma”; y como siempre pasa, nadie le
hace ni puto caso.
Algo a
tener en cuenta durante toda la película es la resistencia sin límites a
permitir que los niños duerman con ellos en su mismo cuarto. Ni cuando piensan
que hay ladrones, ni cuando la madre ve a un alíen en el cuarto del crio ni
cuando tienen la certeza de que en cualquier momento van a venir a por el niño.
Eso es oponerse al colecho y lo demás, tonterías. “¡Niño, a tu cama!” es la frase
más repetida de la peli. Aunque bueno, al final, cuando ya saben que hay un
puñado de alienígenas dispuestos a llevarse a su hijo y conocen la hora exacta
de su aparición, le permiten dormir con su hermano mayor.
Y es en
ese punto final cuando el padre decide hacer algo y se compra una escopeta para
acabar con los aliens cuando lleguen. Una escopeta, sí. Podría haber comprado
otra para su mujer o incluso para el niño mayor, que ya está en la edad de
tocar tetas. Y ahí viene lo bueno. Durante semanas los extraterrestres habían
estado metiéndose en la casa cuál ninjas del espacio, sin tener que abrir las
puertas, hacer saltar las alarmas o emitir ruido alguno, pero la noche clave,
la de la abducción, llegan envueltos en un miasma de zumbidos, luces
parpadeantes y temblores de puertas y ventanas acojonante. Y es entonces cuando yo me hago la
pregunta de todas las pelis de marcianos.
La
pregunta de todas las pelis de marcianos: Si estamos ante una civilización
tecnológicamente avanzada y con capacidades tan fuera del alcance de nuestra
comprensión… ¿Por qué lo hacen todo tan mal? Estoy convencido de que el que
diseña las naves espaciales y el que hace lo propio con los planes de
invasiones/abducciones no es el mismo alien. Este último tiene que ser algún
enchufado inepto o algo.
Y eso
es lo desconcertante. Si se hubiesen llevado al crio el primer día en lugar de ponerse
a hacer gilipolleces con la vajilla, lo habrían tenido mucho más fácil que
ahora que se enfrentaban al padre, armado con una escopeta y disparando como un
loco en medio de un caos de teles y bombillas parpadeantes. (Y ahora voy con el
apoteósico final y comienza el spoiler)… Que al final no querían al niño
pequeño de los susurros sino al mayor, el de las tetas. Oh, qué giro
argumental, eso lo cambia todo, estamos ante un películo destinado a
convertirse en un clásico de la ciencia ficción como ET o Depredador… (Fin del
spoiler y el sarcasmo)
Esto no es una escena de la película. Así se quedaron los actores principales tras ver el resultado de lo que habían rodado. |
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