Para mi
tercera partida al mando del ejército rátido debía enfrentarme a los reinos
ogros recién comprados de mi rival habitual en una pequeña escaramuza a 1250
puntos . Para quien no lo sepa, los Skaven se caracterizan, además de por la
inestabilidad de su magia y tecnología, por la cantidad de miniaturas que se
ponen sobre la mesa; los reinos ogro, en contrapartida, son grandes, brutales y
forman un ejército completo con muy pocas miniaturas. El resultado: 16 ogros
contra 90 skaven. ¿Desequilibrado? En apariencia si, pero tocaba comprobar si
los de GW habían sido capaces de equilibrar este tipo de partidas.
La
primera partida fue de risa. En el primer turno disparo mi cañón de disformidad
con tal precisión (llamadlo dados afortunados, si queréis), que el proyectil
impacta directamente sobre el comandante ogro, explotando y eliminando a toda
su unidad. Eso resulta un golpe mortal, ya que mi rival se quedaba solo con el
cañón (que cosas de la vida, sacó el resultado de problemas doble dos veces
seguidas), seis ogros y tres jinetes de dientes martirio (o algo así) frente a
mis todavía 90 ratitas. El resultado: Una lucha perdida sin remedio a pesar de
la resistencia ogra.
Y como
todo había terminado tan pronto, almorzamos y comenzamos una segunda
partidilla, esta vez sin tanta influencia dadera. La cosa comenzó normal, con
disparos de ambos bandos, un número de bajas razonables y algún que otro
artilugio skaven volando por los aires debido a problemas técnicos. Y si algo
caracteriza a los ogros, además de su tamaño, fuerza, resistencia y número de
ataques, es la velocidad con la que pueden atravesar el tablero de lado a lado,
porque en un plis ya los tenía encima para demostrarme que seis contra treinta
no es algo descabellado. A partir de ahí, carga tras carga mis ratas caían a
docenas, mientras que yo daba saltos de alegría si conseguía derribar a algún
grandote. Finalmente logré destruir su cañón y salvar al vidente gris de la muerte
en el último momento con un conjuro de Salto, pero mis ratas ogro salieron en
desbandada al perder un combate y los acechantes nocturnos, en los que había
confiado un buen número de puntos confiando en su velocidad y armas envenenadas,
entraron demasiado tarde y lejos del combate, por lo que no pudieron hacer
nada. Al final victoria por puntos para mi rival y la satisfacción de ver cómo
este juego, a pesar de lo que digan por ahí, está equilibrado y es muy
divertido.
Y ahora, cómo no, las imágenes de la contienda.
Aqui podemos ver la diferéncia de tropas en el despliegue. |
El cañón ogro y la artillería skaven son máquinas devastadoras, aunque los ogros dan más miedito.
Ambos bandos mueven en busca del combate cuerpo a cuerpo.
Los disparos se suceden en el momento prévio al asalto.
Los pobres acechantes nocturnos, fuera de tiempo y lugar.
Seis contra treinta. Pero ganaron por estar pintados, nada más.
El asalto final, en la zona de despliegue skaven, terminó en una proporción muy favorable para los ogros.
El último turno de retirada ratuna. Nótese el vidente gris escondido entre las cabañas. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario