miércoles, 16 de diciembre de 2009


Cualquier persona que conozca el mundo de los juegos de rol, sabrá que tener un módulo (o aventura) sin poseer las reglas básicas es equivalente al que va al restaurante y pide solo los cubiertos. "¿Y aqui qué se come?".
Desgraciadamente para mí, en mi búsqueda de esos juegos sin tablero ni muñequitos, desconocía ese dato y me dirigí alegremente a la librería del pueblo en busca de juegos de rol.
Eran los años noventa, y en sus comienzos encontrar juegos de rol en una librería cualquiera no era ninguna locura; entonces se vendían y hasta se jugaban; y tras preguntar a la librera, que posteriormente y con el paso de los años se convertiría en una buena amiga con la que pasar buenos ratos conversando (pero esto es irme del tema), llegó a mis manos una gran caja de cartón con un buen puñado de libros en su interior.
Recuerdo algún suplemento del Runequest, el Señor de los anillos Básico, algo del AD&D... Habían bastantes cosas pero al final me quedé con el Desencadenado, un módulo del Mechwarrior (o Battletech) que tras leerme y releerme, no conseguí entender de ninguna manera.
Y allí estaba yo, sentado en el restaurante del rol con los cubiertos en la mesa y viendo como los camareros servían comidas apetitosas a todas las demás mesas.
Si, me gustan las metáforas tontas.

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