Allá por el año 2007, hace ya catorce años en el momento de escribir esto, se celebró en Zaragoza el festival Monsters of Rock cuyo cartel encabezaban Ozzy, Motorhead y Megadeth, junto a un elenco de bandas de la talla de Slayer, Children of Bodom o Dream Theater entre otras. Y recuerdo como si fuera ayer, porque es lo que tiene hacerse viejo, que recuerdas cosas lejanas con nitidez aunque no tengas ni idea de qué comiste ayer, que una vez terminado el festival y ya de camino a casa, estando detenido en una gasolinera llenando el depósito de mi flamante Ford Focus, se detuvo ante mi un coche lleno de jevis y uno de ellos estiró el brazo para entregarme un objeto que en mi ingenuidad, acepté sin dudar.
Era un CD envuelto en una fundita de papel impreso con un dibujito a modo de portada y un listado de canciones en la parte de atrás. El joven melenudo me dijo que eran miembros de una banda, que habían grabado su primera maqueta y que la estaban ofreciendo de forma gratuita a otros melenudos random con la intención de darse a conocer. Y al parecer yo había sido uno de los elegidos, por lo que tuve que prometerle que escucharía su disco y que, en caso de gustarme, difundiría su música allende del mundo. Y vaya si lo escuché. Ayer.
Y ya sé que ahora me diréis que han pasado muchos años, que ahora ya no vale, que menudo morro que tengo… Pero qué queréis que os diga; he estado muy liado y además el chaval no me especificó en qué década debía poner el CD a girar en mi reproductor. Y como más vale tarde que nunca y nunca llueve a gusto de todos y a quien madruga buen árbol le cobija, ahí va mi reseña de este disco. Va por vosotros, jóvenes jevis de la gasolinera.
Asfixia: The world is over.
Con este título tan puramente thrasher presentan el grupo valenciano (creo) una serie de temas que sorprenden por su complejidad, teniendo en cuenta su estilo. El sonido es sucio, casi diría que asqueroso, al nivel de los primeros trabajos de bandas nacionales como Legion o Fuck Off, pero al igual que ellas, saben aprvechar esa falta de calidad en el sonido para reivindicar su ruido. El disco abre con un tema introductorio que rápidamente enlaza con temas furiosos aunque cargados de cambios de ritmo, melodías y partes que llegan a volverse confusas por la misma tralla que meten.
Nada en el disco suena limpio y la voz no es una excepción, que suena a un jovencísimo Hethfield al igual que las guitarras nos llevan a la época del “Killing is my business…” de Mustaine. Sé que las comparaciones son odiosas pero también inevitables en este caso ya que este es un subestilo musical que ya ha sido muy trillado y por ello vienen a nuestra cabeza bandas como Anthrax, Overkill o Testament, todas ellas en sus complejos y rabiosos inicios. Y como seguidor de este tipo de ruido, debo admitir que The world is over no desmerece para nada mi estantería de cedeses, en la que hay cosas peores (y mil veces más vendidas), por lo que entre el uno y el diez, siendo el uno el mínimo y el diez el máximo, le pongo a este disco un seis, que es una nota que ya querrían que les pusiera a los Metallica actuales.
Como nota póstuma he de decir que he estado buscando información sobre la banda en internet y no hay nada actualizado desde 2012, con lo que sospecho que igual ya se han separado sus miembros, se han cortado el pelo y hasta han tenido hijos, pero eso ya sería aventurarme mucho. En su canal de youtube podéis escuchar el disco completo, algunos temas así como remasterizados e incluso disfrutar de fragmentos de concierto con un sonido horripilante pero que ahí están, para siempre.