Tocaba
partida de nuevo, esta vez con 1500 puntos (todo lo que tengo) y aunque pensaba
que me enfrentaría a condes vampiro, finalmente ha sido el imperio mi rival.
Perfecto. Una oportunidad para la venganza.
Despliegue:
Tras su humillante derrota, el señor de la guerra Mih-Kimaus no ha dejado de
acaparar más y más efectivos con la única idea de acabar con ese humano que le aplastó. Con un puñado más de guerreros, algunos esclavos comprados a bajo
precio y algunas otras tropas de apoyo, como los acechantes del clan Eshin, un
par de ratas ogro cedidas por los Moulder y un cañón de disformidad apoyado por
un grupo de tiradores de jezzail, el señor de la guerra está listo para la
venganza; Dos ingenieros brujos y una escolta de guerreros alimaña completan la
fuerza de combate de ‘Kimaus. El desafío está lanzado y a la hora acordada,
Esthebanus aparece liderando a sus tropas. Esta vez no se trata de la
caballería sino de infantería apoyada por múltiples ingenios de guerra tales como
cañones, lanzapostas y arcabuces. El general rival luce en su cabeza un yelmo
fabricado con el cráneo de un skaven; Tal visión hace que los hombres rata
chillen y agiten sus armas con odio. El primer cuerno de guerra suena, los
estandartes se alzan, la batalla comienza.
El bando skaven observa a sus enemigos humanos en el horizonte, tratando de calibrar sus fuerzas.
El ejército imperial, en perfecta formación esperan a que las ratas muevan para disparar con toda su potencia de fuego.
Turno1:
Las ratas corren en busca de sus enemigos, gritando y llenando el aire a su
alrededor de un olor acre y pestilente pero los hombres del Imperio no mueven
un músculo. Los skaven corren aprovechando el inmovilismo humano, pero todo
forma parte de una estrategia bien planeada por Esthebanus. A una orden suya,
uno de los cañones apunta con precisión a la unidad de alimañas donde está el
líder skaven y dispara una enorme bola de plomo. El proyectil vuela hacia ellos
y en el momento del impacto alguien empuja al comandante justo en su
trayectoria. Sus guardaespaldas no hacen nada por salvarle. Mik’ Kimaus es
destrozado por el proyectil antes de poder pensar siquiera en la palabra
“traición”; El líder de las alimañas observa a su despedazado líder y toma el
control del combate. Si consigue la cabeza de Esthebanus su ascenso será
fulminante.
Entre
fuego de mortero, flechas y virotes, un ingeniero brujo se traga un fragmento
de piedra bruja e invoca a los vientos de la magia que se condensan en torno a
él y con un gesto de sus manos, una explosión ígnea incinera a los hombres de
Esthebanus, quien salva la vida y corre a protegerse entre sus lanceros.
Desgraciadamente para el brujo y para todos aquellos a su alrededor, la
acumulación de energía mística en el condensador brujo de su espalda es
demasiado alta y éste estalla, volando por los aires al desafortunado ingeniero
y a la mitad de guerreros de su dotación.
La artillería imperial siembra la destrucción entre las filas skaven. |
Turno2:
Los skaven siguen corriendo entre una lluvia de proyectiles. Caen a decenas
bajo las explosiones de las salvas imperiales pero a pesar de ello no
retroceden ni un paso. Los ballesteros diezman la unidad de ratas ogro; Los
arcabuceros disparan sin descanso sobre los esclavos en vanguardia y el campeón
alimaña, ahora al mando, ordena al segundo brujo que use su magia. Con un
movimiento de manos, el ingeniero desaparece para reaparecer justo detrás de un
grupo de espadachines y arrojar el temido orbe de bronce; La esfera se rompe a
los pies de éstos y un portal dimensional absorbe a un gran número de hombres
al plano del caos.
Turno3:
La artillería imperial da una pequeña tregua al verse atacada por la
retaguardia por los acechantes nocturnos del clan Eshin y permite a los
esclavos cargar sobre la unidad de Esthebanus;
Los skaven no tienen ninguna posibilidad, pero las escasas bajas
causadas son más que suficientes. El cañón de disformidad destroza el cañón de
salvas imperial con una explosión de energía disforme. Las ratas ogro caen,
pero son un mal menor: La balanza se inclina del lado no-humano.
El asalto de una horda de esclavos. |
Con estas tiradas, hay cañonazos que se vuelven decisivos. |
Turno
4: La unidad de Esthebanus se enfrenta ahora a un pequeño grupo de guerreros
del clan; No resistirán mucho, pero todo sigue el plan de la alimaña traidora,
que lame el filo de su arma ansiosa por bañarla en la sangre del humano. Los escasos
lanceros caídos acercan a Esthebanus a su muerte. Los acechantes siguen con sus
ataques implacables sobre las unidades más rezagadas del imperio, pero un
cañonazo certero destroza el cañón skaven. Son malas noticias, pero ni eso
puede terminar con la moral skaven.
Turno
5: Mientras los acechantes se ceban con la artillería rival y los últimos
guerreros atacan a los espadachines, el combate se resuelve en el centro del
campo de batalla, donde Esthebanus y sus
lanceros se enfrentan al pequeño grupo de
alimañas lideradas por el traidor. Es un combate desigual en número, pero los
skaven siempre tienen un as en la manga; Lo que parecía ser un simple
estandarte de batalla comienza a rezumar un líquido espeso y ardiente que cae
sobre los lanceros, abrasándoles sin
piedad. Esthebanus es alcanzado por el desagradable líquido y el Traidor ve la
ocasión para acabar con él; Desgraciadamente para el skaven, Esthebanus es un
hombre capaz de invocar poderes divinos, y hace que su cuerpo brille con un
fulgor ardiente, quemando vivas a sus alimañas. El Traidor se da cuenta de que
no tiene ninguna posibilidad justo antes de caer bajo la espada del humano. La
batalla ha terminado.
Resumiendo
(por si no habéis entendido nada de lo de arriba): Una partida muy reñida, con
grandes oportunidades para ambos bandos y con mucho protagonismo de los dados,
en la que hemos podido contemplar el poder de la mágia skaven (con todas sus
consecuencias), la capacidad destructiva del cañón de salvas, lanzapostas y
cañon de disformidad y cañones normales, y que los tiradores jezzail mejor se
quedan en casita la próxima vez.
Epílogo:
Los supervivientes skaven se reúnen lentamente en un goteo de heridos, agotados
y mutilados. El Traidor, habiendo fracasado en un intento de triunfar donde su antiguo
señor había fallado hace un recuento de sus tropas supervivientes. Deberá dar
explicaciones y hacerse con nuevos efectivos para buscar la venganza, pero una
figura situada a su espalda acaba con sus sueños de grandeza. Un skaven pequeño
y de pelaje blanquecino le apunta con uno de sus dedos garrudos y pronuncia una
palabra ininteligible; El cuerpo del traidor se hincha y estalla como un globo
de vísceras que se desparraman varios metros alrededor de donde ahora solo
quedan sus patas. El vidente gris observa los restos del combate y toma una
determinación: Esthebanus es un humano peligroso y debe ser eliminado lo antes
posible.