Mmmm… ¿Hola? ¿Se ha marchado ya toda esa gente? Parece que sí,
así que voy a asomarme de nuevo al blog para contaros algo, fieles
lectores de siempre, que me ha dejado un poco perplejo.
Y es que resulta que
la última entrada del blog, justo la que tenéis debajo de ésta se
viralizó, que es eso que pasa en internet cuando algo llega a mucha
más gente de la esperada y resulta ser un “éxito”. En este caso
fue compartida (no por mi) en un grupo de facebook dedicado a los
juegos de rol y desde allí (y creo que también desde twitter pero
en menor escala) comenzaron a llegar visitantes que por lo general no
se pasan por aquí ni perdiéndose. Y como no, llegaron comentarios
al blog y fuera de él y algunos me sorprendieron de forma especial,
haciéndome reflexionar sobre algunas cosas del escribir.
Por un lado debo
decir que me dejó perplejo la cantidad de gente que se tomó la
entrada de forma literal. Pensaba que mi tono de escritura dejaba
claro que esto no va del todo en serio y por si las moscas el título
del blog va siempre por delante, pero no. Gente llamándome llorica,
diciendo que menudo drama e incluso me pusieron un meme donde se veía
a aun señor que no sé quien es, llorando.
Por otro lado me
encontré con varias opiniones poco afortunadas sobre mi forma de
escribir; que si soy muy enrevesado, que si no se entiende nada,
escritura poco clara… Hasta un tipo aseguraba no haber podido pasar
de la séptima línea.
Y luego, también,
los que hacían sugerencias poco amables sobre el aspecto general del
blog. Que si el texto no está justificado, que si la fuente y el
tamaño lo hacen difícil de leer, que si el aspecto en general está
muy anticuado… En fin. Lo que viene a ser mirar por la ventana
ajena y protestar porque en la tele no ponen lo que a uno le
gustaría. No sé si se ha entendido esta comparación. Seguramente
no, porque escribo tan mal y me disperso tanto… Pero voy a lo que
iba, que es mi reflexión sobre todo esto.
Mi reflexión sobre
todo esto es que menudo coñazo debe ser escribir en un blog popular,
de esos que leen cientos de personas, comentan y opinan. Teniendo en
cuenta la cantidad de gente que procesa de forma literal lo que lee,
que es incapaz de adaptarse a otros estilos (quizás peores, no voy a
echarme ninguna flor que no sea venenosa) y que no tiene del todo
claro que cuando algo es gratis lo mejor es callarse o por lo menos
bajar el tono de las sugerencias.
Porque una cosa es
cuando escribo algo que decido publicar en papel y por lo tanto hacer
pagar por ello, en cuyo caso debo trabajar lo máximo posible por
ofrecer algo de calidad, bien acabado y como no, aceptando las
críticas, agradeciéndolas y aprendiendo de mis errores; y otra muy
distinta escribir por ocio en blogs, redes sociales y otras formas de
entretenimiento efímero.
Por eso no entiendo
a los “blogueros de éxito”, a los youtubers e instagrammers que
tendrán a cientos de personas agazapadas esperando para saltar sobre
sus yugulares tratando de hacer algo de sangre con algún misterioso
propósito, quizás el de formar parte de algún modo, aunque sea el
peor modo, de la existencia de esos personajes públicos.
Por suerte yo no
estoy entre ellos, ni en un lado ni en otro, y puedo prometeros, oh
lectores fieles de siempre, que seguiré esforzándome por hacer las
cosas lo suficientemente mal y no llegar nunca a ese punto. La gente
esa tan rara, para quien la quiera.
¡Ah!
Y por si tardo en volver a aparecer por aquí… ¡Feliz año nuevo!
Que este señor os traiga muchos regalos. |