Allá por el año
1993, cuando Ravenloft estaba todavía dando sus primeros pasitos (la
Gran Conjunción todavía no había terminado de ser publicada)
apareció una aventura de 64 páginas que pasó algo desapercibida
pero que resultó ser una pequeña joya. Dark of the moon, con una
portada de Robh Ruphel “el genio del horror”, ilustraciones
interiores de Arnie Swekel (el del viejo Pendragón entre muchos
otros dibujetes) y diseñada por L. Richard Baker III, autor de
decenas de títulos para D&D. El módulo está ambientado en el
dominio de Vorostokov y es ideal para grupos de personajes de niveles
5 a 9 con ganas de pasar un poco de frio y morir devorados por
bestias salvajes.
¿Vorostoqué?
El dominio de
Vorostokov resulta difícil de situar en Ravenloft. Apareció por
primera vez en el suplemento Darklords de 1991 (podéis ver una
pequeña reseña aquí) en el que era descrito como un pequeño valle
aislado entre montañas y azotado por un invierno eterno (sí, como
en Frozen) junto a su lord, un cambiaformas llamado Gregor Zolnik,
afectado por una terrible maldición que arrastró consigo a toda su
familia y que contenía además de un par de mapas, e ideas para
combatir a Gregor y restaurar la paz en el dominio. Pero por algún
motivo los diseñadores de TSR pensaron que los compradores de sus
juegos eran unos incapaces y decidieron desarrollar ellos mismos la
partida un par de añitos después. Curiosamente, en el año 1997
Vorostokov fue incluido “ oficialmente en el mapa de Ravenloft como
“isla del terror” (recordemos que en ese libro se nos presentaba
además de las Tierras del Núcleo, islas y agrupaciones de dominios
afines) y siguió, esta vez anexionado al dominio de Sanguinia en la
tercera edición de Ravenloft. Resumiendo: En total tenemos cuatro
versiones de Vorostokov y en las cuatro está gobernado por el mismo
lord, con lo que la gente de TSR suponían que nadie se había pasado
esta aventura. Y ahora que estamos situados, a no ser que os haya
liado más, vamos a ver de qué va esto.
¿De qué va esto?
De frio. Frio y
hambre. Frio, hambre y de miedo a ser devorados por unos perros
grandes. Y es que los pjs llegan a Vorostokov en mal momento.
Transportados por las brumas (no hay otra manera) y la advertencia de
un moribundo, se encuentran de pronto en medio de un invierno feroz,
con escasa ropa de abrigo y rodeados del sonido de lobos hambrientos
sin ningún pueblo o refugio cercano. Por supuesto en el apéndice
del módulo tenemos las reglas completas de congelación (para que se
les puedan caer los dedos al suelo) y estadísticas de lobos
hambrientos de todos tipos y tamaños para el disfrute y regocijo de
los jugadores.
Si sobreviven
llegarán al primer asentamiento habitado, una pequeña aldea en la
que además del hambre y el frio (y los lobos) viven aterrorizados y
oprimidos por el boyardo de la región que les fríe a impuestos y a
quien no paga le zurran sus apuestos hombres de armas. En esta parte
los pjs serán como los 7 samuráis de Kurosawa y deberán no solo
repeler del pueblo a los villanos si no viajar a poblaciones vecinas
en busca de ayuda para la rebelión.
Pero ay amigos que
las cosas nunca son tan fáciles y en Ravenloft nada es lo que parece
y al parecer parece que el boyardo no es quien parece, ni sus aliados
y con un poco de mala suerte los valientes héroes deberán luchar
contra bestias sobrenaturales, aliarse con otros seres sobrenaturales
y darse prisa porque con la luna nueva (dark of the moon) quizás
ellos también acaben convertidos en bestias.
Y hasta aquí puedo
leer.
El resumen: Este es
un módulo de los pequeños, sin grandes mapas desplegables y sin
grandes pretensiones pero que funciona perfectamente. La parte de
supervivencia al principio, la falsa sensación de haberse convertido
en héroes más tarde y el sálvese quien pueda del final hacen que
no sea para nada una aventura repetitiva y que se aleje de algunos
tópicos de Ravenloft sin abandonar para nada su esencia. Del cero al
tres, le pongo un dos.