Hay
momentos en la vida en los que uno se siente algo débil de espíritu, viejo y
cansado; y son esos momentos cuando hay que darse algún capricho para poder
levantar el rostro al viento y gritar aquello de “todo esto, al final, ha
merecido la pena”. Resumiendo: Acabo de cumplir 35 añitos y he decidido
regalarme una de esas bonitas figuras que siempre miro en las tiendas frikis
con la baba a flor de labios pero que nunca me decido a comprar porque “por ese
precio me hago con un libro, muñecos de warhammer o un juego de rol, aunque
solo sea por tenerlo”. Pero 35 años no se cumplen todos los días y es por ello
que he querido tener en mi estantería a uno de mis personajes favoritos de
tebeo de toda mi vida: Yamcha, el eterno
perdedor. Los más viejunos del lugar recordaréis que ya le dediqué una entrada
hace tiempo, por lo que no voy a centrarme en él, sino en lo que representa
esta figurilla.
Y es
que muñequitos hay muchos, pero este me gustó por su tamaño. 12 centímetros. 12
putos centímetros. Al verla en el
catálogo (la he comprado por internet) me pareció que era muy grande, pero al
tenerla en las manos me he dado cuenta de que 12 centímetros no son tanto.
Quiero decir que 12 centímetros está bien, es la media dicen algunos, pero
siempre es inevitable el comparar; y por internet se ven unas cosas… Que si 18
centímetros, que si 20, que si 22… Y al final me queda la sensación de que por
mucho que me repita mi mujer que mis 12 están muy bien y que no hace falta más,
me sienta un poco en inferioridad frente a otras claramente más grandes. Y me
intento convencer de que no pasa nada, de que la autoestima de un hombre no
puede basarse en algo así y reprimo mis instintos de comprarme un coche muy
grande para compensar esa falta o apuntarme al gimnasio para ponerme cachas y
reafirmar así mi virilidad, pero cuesta. Cuesta admitir que 12 centímetros son más
que suficientes.
Además
de todo esto, tenemos el hecho de que… Un momento. ¿De qué estaba hablando yo? ¿Cómo?
¿Yamcha? ¿Quién es Yamcha? Uf, creo que me voy a dormir, me ha dado como un
bajón…