Spawn (Fin del Juego)

El mundo del cómic de superhéroes ha evolucionado mucho desde aquellos tiempos en los que un héroe enmascarado (o no) salvaba el mundo continuamente de amenazas diversas, guiado por un sentimiento de justicia, siendo adalides del bien y azote de malvados. Pero los lectores han ido cambiando y los superhéroes se han visto obligados a evolucionar con ellos, pasando de ser personajes más o menos planos involucrados en un sinfín de situaciones diferentes a desarrollar complejas personalidades y verse metidos en tramas complejas y decisivas para su propia existencia, más allá de su simple visión del bien y el mal.

Spawn apareció como uno de esos personajes, hace ya 20 años, que se dicen pronto. Sin un alineamiento moral definido, Spawn era un ser atormentado, buscando recuperar su memoria y librarse de la maldición que su creador demoníaco había cargado sobre sus hombros. Desgraciadamente, la industria del cómic americana, al contrario de lo que sucede en el manga japonés por ejemplo, no concibe terminar una colección que está siendo un éxito de ventas, y ello obligó a que la trama este Spawn se viera estirada como un chicle, haciendo que surgieran subtramas no demasiado lógicas o incluso contradictorias entre si.

Al final del primer volumen Spawn ya había recuperado su memoria y vencido al demonio que le creó; A partir de ahí otro guionista tomó las riendas de la serie (aunque bajo la supervisión de Mcfarlane) y logró dar un nuevo empujón al personaje, que ahora se enfrentaba  a otro demonio superior que quería forzar el apocalipsis, pero la cosa se volvió rara, comenzaron a aparecer nuevos personajes, regresaban los antiguos, unos recuerdos sustituían a otros y situaciones cuanto menos raras se sucedían una tras otra. Fue en ese punto cuando el padre de la criatura decidió regresar para hacerse cargo de la serie y hacer que las aguas volvieran a su curso en este “Fin del juego” Y vamos a lo que vamos con spoilers incluidos, como siempre.

Al Simmons, alias Spawn, sabe que con su poder es posible acabar con las fuerzas del cielo y el infierno pero que jamás podrá lograrlo porque su destino estaba escrito desde el principio, así que toma la decisión de acabar con su existencia y traspasar su poder a otro que sí sea capaz de lograrlo. El elegido es Jim Downing, un hombre que acaba de salir de un coma y se recupera milagrosamente no solo él, sino a todos quienes le rodean. Esta combinación entre Jesucristo y el hijo de Satán, busca respuestas sobre su pasado y sobre sus nuevos poderes al mismo tiempo que se cierran algunos interrogantes abiertos y se abren nuevas intrigas.

 

Todo esto responde a una estrategia de marketing, por supuesto, en el que el autor pretende terminar de una vez con un personaje “quemado” tras casi 200 números de su colección, y a su vez comenzar con otro, fresco y diferente, sin tener que cambiar el título de la serie ni comenzar con una nueva numeración. Una verdadera muestra de ingenio y ganas de continuar con un proyecto muy personal que al bueno de Mcfarlane se le fue muy mucho de las manos.

Desgraciadamente parece ser que aquí en España no veremos la continuación de esta serie, ya que Planeta de Agostini decidió cancelarla tras este “Fin del juego”. Yo opino que deberían haberlo hecho antes, cuando el personaje todavía guardaba cierta coherencia y la trama todavía no había descarrilado como lo hizo al final del segundo volumen. Pero en cualquier caso, Spawn ha sido una serie emblemática, aquí y allá, que ha inspirado muchas otras colecciones, videojuegos, películas, series, incluso discos de música por no hablar de un sinfín de muñecos y merchadising variado. Así que demos el réquiem a tan prolífico personaje y esperemos, por qué no, verlo alguna vez de nuevo en nuestras librerías prevoritas y favoridas.