Esto no debería estar saliendo así. Se han celebrado dos partidos más y en ninguno de ellos mis esbirros han sido capaces de anotar un solo tanto. Primero fueron las amazonas; pensaba que un equipo formado íntegramente por mujeres, sin apenas protección, serían incapaces de detener a mis engendros muertos vivientes pero me equivoqué; eran tan rápidas como los elfos y tan duras como los enanos. Y después fué un equipo nigromantico, al igual que el mio, pero que contaba entre sus filas con bestias híbridas de lobo y hombre que parecían salidas del rincón más oscuro de un bosque; y tampoco tuvimos nada que hacer.
Pero lo peor no es la derrota, pues eso era algo predecible y aceptable en mi plan. Lo peor es que hoy he recibido una carta de mi club de fans (malditos lunáticos, yo no les pedí que me siguieran), diciéndome que, o mis Escrofulosos marcan un tanto en el proximo partido, o eso será lo último que vea en mi vida.
Ahora me debato entre una huída sigilosa, abandonando con ello mi propósito de moverme hasta la frontera con Bretonia para seguir con mis planes, o participar en el siguiente partido y lograr que esos descerebrados marquen un touchdown... Para salvar mi propia vida.
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