Cuenta
la leyenda que hace mucho muuuucho tiempo… allá a finales de los 90… la
entonces todopoderosa editorial Joc Internacional rechazó publicar un nuevo
juego llamado “Vampiro” por considerarlo demasiado serio y oscuro para su línea
editorial, y éste fue adquirido por otra compañía emergente que vendió vampiros
como se venden churros un domingo por la mañana. Y se dice también que
entonces, Joc Internacional trató de enmendar su error sacando una serie de
juegos enfocados al público adulto y con ganas de cosas oscuras y terribles,
publicando, entre otros, este In Nomine Satanis/ Magna Veritas.
¿Y que
puede haber de cierto en esa leyenda? Para mí, a título personal, poca cosa, ya
que en esos tiempos, Joc Internacional ya llevaba años publicando juegos como
Aquelarre, Stormbringuer o La llamada… que, para niños no eran precisamente.
Pero en cualquier caso las leyendas molan y siempre son una buena forma de
empezar una entrada.
Y así
empieza.
El In
Nomine Satanis/ Magna veritas (In Nomine a partir de ahora), fue un libro amado
y odiado por igual. Para algunos era una genialidad mientras que para otros
solo fue un “quiero y no puedo” respecto a la línea de productos de Mundo de
Tinieblas. En cualquier caso, tuve la suerte de jugar bastante a él (como
jugador y más concretamente demonio) y aunque nunca fue mi preferido, el paso
de los años me ha llevado a pensar que podía ser mejor de lo que pensaba, y por
eso hace poco me lo compré. Vaya si me lo compré. Y ahí van mis impresiones
después de haberle echado un primer vistazo.
El
libro como tal.
El In
Nomine es un libro de grosor medio (no lo tengo aquí pero no es uno de esos de
400 páginas) que se divide en partes bien definidas. Al principio nos explican
la ambientación con una prosa bastante cachonda (seguro que no habías imaginado
el origen de la vida así) y después pasa a las reglas, que son bastante simples
a pesar del dado de 666, basándose en una de esas tablas universales que tanto
gustaban en la época. Después de eso tenemos una lista de los principales
arcángeles y príncipes demonio para que elijamos a quien servirá nuestro ángel
o demonio y… ¡Listos! Solo nos quedará elegir con qué bando jugaremos (cielo o
infierno) y crear a nuestros bichos. El final del libro lo componen media
docena de módulos que vienen muy bien para meterse en el juego y sin los cuales
el manual se quedaría en nada.
Y ahora
no puedo evitar pensar en estos manuales de 500 páginas de reglas sin
ambientación ni partidas incluidas y que me dan ganas de meterme en un capullo
para hibernar durante veinte años y salir convertido en gusano. Y es que me da
pereza solo de pensar en estos “megajuegos” los cuales no tengo ni tiempo ni
ganas de conocer. Pero vamos a lo que vamos.
A lo
que vamos, vamos.
El in
Nomine nos permite crear un grupo de ángeles o demonios (todo el mundo elige
demonios) para que básicamente se den de palos con los otros. Por supuesto se
puede enfocar a la investigación/ espionaje/ intrigas/ traiciones, pero las
reglas se centran bastante en la acción,
lo cual no está nada mal en mi opinión. Lo que si me llama la atención es que
entre los múltiples relatos cortos que pueblan las páginas, algunos tratan
temas como la pederastia o el asesinato de una forma bastante cruda, haciéndome
pensar en si hoy en día se publicaría tal cual un libro así o las editoriales
se andarían con pies de plomo con él. Pero esto es aparte de lo que estaba
diciendo.
Lo que
estaba diciendo.
Jugamos
bastante al In Nomine. Las aventuras del libro básico, las de uno de sus
suplementos e incluso una minicampaña propia de nuestro director. Y la recuerdo
muy bien porque la ambientó en nuestro propio pueblo y a medida que jugábamos
íbamos descubriendo cuales de nuestros conocidos en la vida real pertenecían a
uno u otro bando. Sí, sé que suena a chavales que están perdiendo contacto con
la realidad y se convierten en asesinos potenciales, pero la cosa molaba.
Podíamos ir a nuestro pub habitual y zurrar a esos tipos que nos caían mal y
tirarnos a las chicas que normalmente pasaban de nosotros; al fin y al cabo
éramos demonios y teníamos poder para hacerlo. Al final acabamos desatando
todas nuestras filias sobre esa versión rolera de nuestro entorno y creo
recordar que como colofón final, terminamos yendo a nuestro lugar de reunión
habitual (en el mundo real) y matándonos a nosotros mismos (en el mundo
imaginario). Joder. Estábamos bastante mal.
Y hasta
aquí.
Lo
dicho. Me gustaría volver a jugar a este juego, esta vez como director, y
tratar de sacarle todo el jugo, ya que estoy seguro que tenerlo, lo tiene. Y
con esto y un bizcocho… Hasta la próxima entrada.
¿Por qué os matasteis en el mundo imaginario?
ResponderEliminarPorque matarnos en el mundo real habría sido un poco llamativo.
EliminarHola,
ResponderEliminarUn juego interesante, desde luego. A mi no me convencía mucho el sistema, que parecía haberse diseñado con cierta obsesión de usar el "dado 666" a toda costa. Tampoco me gustaba mucho el aire "postmoderno" de la ambientación, o dicho de otra forma, hubiera preferido que se tomasen en serio las motivaciones de los ángeles y demonios, las relaciones entre unos y otros, la situación el Cielo y el infierno. Además, como dices, había algunos detalles un poco (o un mucho) subidos de tono, que no sé por qué se incluían (un amigo sostenía que todo el juego era un ejercicio solipsista del diseñador francés del juego, Croc o algo así, y que como pilló en una época en la que el panorama rolero todavía estaba creciendo, "coló").
Dos apuntes para terminar: hubo luego una edición americana que creo que le dio un sentido más serio y menos "postmoderno"; y todo el que esté interesado en este juego debería ver la película "The Prophecy" (traducida como "Ángeles y Demonios"), con Christopher Walken, y si puede en versión original.
Buena entrada!
CdP
No sé muy bien a qué te refieres con lo de "postmoderno" pero te doy toda la razón en lo del tono. Parece que ese tal Croc se agarró al "esto es rol y aquí todo vale" y dió rienda suelta a su imaginación, dejándose la seriedad por el camino. Pero sea como sea, está en manos del director de juego enfocarlo en esa u otra dirección.
EliminarY recomiendo también esa película. La vi hace mucho y me "enamoré" del señor Walken.
Recuerdo la que liamos en la partida de EuroDisney ...
ResponderEliminarJugué un par de partidas y me pareció interesante, pero ya no continuamos más.
Por cierto, el enfoque de Iluminados me recordó mucho a este juego.
ResponderEliminarNo conozco el Iluminados, tendré que investigar. Gracias por comentar, amigo.
EliminarMe congratula que tengas tan buen recuerdo de esas partidas que normalmente eran totalmente improvisadas. Con ese juego fue con el que empece a pulir mi estilo de master despreocupado que pasa de prepararse las partidas y con una servilleta usada y 4 dibujitos va a entretener la tarde a sus amigos. Luego es cuando se les va de las manos y terminan haciendo cosas raras.
ResponderEliminarEn esa época no eramos muy buenos ni dirigiendo ni jugando, pero como tu dices, íbamos encontrando nuestros propios estilos.
EliminarRecuerdo con mucho cariño esas partidas medio improvisadas.
Otro juego que ni había oído, es siempre un placer conocer juegos "nuevos".
ResponderEliminarGracias.
¿Qué son veinte años de retraso para gentes de nuestra edad?
EliminarA mi me parecía muy bien que tuviera ese tono desenfadado y huyera del pretencioso y asfixiante mundo de tinieblas.
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