Tendría
yo unos siete añitos cuando las famosísimas tortugas que hoy en día todos
conocemos, hicieron su primera aparición en nuestras pantallas. No sé qué fue
exactamente lo que me cautivó de esos verdosos personajes; puede que su
habilidad con las artes marciales, su condición de héroes anónimos o
simplemente que mi cerebrillo infantil necesitaba algo a lo que admirar, pero
desde que las vi por primera vez saltando desde esa alcantarilla me convertí en
un consumado consumidor (válgame la redundancia, si es que la hay) de todos sus
productos y subproductos. Comics, películas, muñecos, pegatinas… Todo era bueno
si llevaba una tortuga con antifaz. Pero ya se sabe que al final los niños
crecen y cuando llegan a la adolescencia solo tienen una cosa en la cabeza.
Diez
años después, con 17, tenía a las tortugas bastante olvidadas y había encontrado
a Spawn, mi nuevo héroe. Pero además de esa colección, compraba algunos otros
comics de la (creo) desaparecida Image, entre ellos el de un policía verde
mutante superfuerte y casi invulnerable llamado The Savage Dragon, de Erik
Larsen. La colección no era gran cosa, básicamente tortas y más tortas en una
ciudad de NY asediada por los mutantes raros. Y fue en esa cole, en uno de sus
primeros números, en el que aparecían como invitadas especiales las tortugas
ninja. Recuerdo cómo flipé al encontrarme con unas tortugas mucho más serias,
adultas y duras de lo que hasta ahora me las habían pintado. Y hablando con un
primo mío, bastante mayor y muy puesto en el tema comics me explicó que las
tortugas ninja originales iban más de este rollo, pero que las que emitieron
por televisión eran una versión edulcorada de las originales, adaptada para
públicos infantiles. Tal revelación me dejó en estado de shock durante otros
diez años, cuando la realidad llamó a mi puerta.
Y aquí las originales |
Contaba
ya con 27 años, lo cual no es ninguna tontería, cuando un amigo mío se atrevió
a abrir una tienda de comics, rol y demás frikadas (actualmente cerrada pero
reconvertida a versión online) y allí encontré una edición que había hecho
Norma Comics de los primeros números de la serie original en forma de tomo. Me
hice con el primer tomo y mis sensaciones fueron algo dispares. Por un lado me
encantó el dibujo en blanco y negro, algo amateur y la actitud de las tortugas,
mucho más ninja y menos humorística (aunque también) que sus versiones dibujiles.
Además, los soldados del clan del pie no eran robots sino tipos de carne y
hueso que sangraban y morían, lo cual aportaba mucha contundencia al tema. Pero
por otro lado el final del tomo se convirtió en una historia rara de saltos
galácticos, robots y marcianos, cosa que no me gustó demasiado y por ello
(junto a que no era una de mis mejores épocas económicamente hablando) ya no
compré el segundo tomo. Y aquí viene otro salto de una década.
Este
mismo sábado. 37 años ya. Joder como pasa el tiempo. Entro en Ateneo, una de
las tiendas especializadas de referencia en este país, y me encuentro con una
jugosa oferta que consistía en los tomos 2, 3, 4 y 5 de esa última colección,
además del set de inicio del Heroclix Tortugas Ninja. ¿Y qué otra cosa podría haber
hecho más que hacerme con todo ante los incrédulos y despavoridos ojos de mi
esposa que veía esfumarse la universidad de nuestras hijas? Así que me lo
coloqué todo bajo el brazo y tras pasar por caja y emprender el camino de regreso más largo
del mundo, llegué a mi casa y abrí ambas cosas. Y es de estas dos cosas,
especialmente el set de Heroclix, de lo que va a tratar esta entrada. Sí, otra
vez me he pasado con la intro.
Aquí mi compra del sábado |
Tortugas
Ninja Jóvenes Mutantes: El cómic de Norma.
Los
cinco tomos de que consta la colección (en EEUUAA creo que se sigue publicando
como serie regular pero no me hagáis mucho caso) engloba desde la primera
aparición de las tortugas hasta el número 62 de la serie, incluyendo algunos
números especiales que cuentan historias individuales de alguna de las
tortugas. A primera vista puede parecer cutrongo, ya que el dibujo no muestra a
unas tortugas tan bien definidas como estamos acostumbrados a ver y es en
blanco y negro, pero el guion y los diálogos si están a la altura y aunque
todavía voy por el tomo segundo, estoy disfrutando la lectura. Tanto que ya me
da pena el pensar que la colección no siguiera más allá del tomo cinco. Pero
así es la vida de que espera que otros le traigan tebeos de otros países, se
los traduzcan y se los sirvan en bandeja para poder quejarse del precio del
mismo y no comprárselo.
Tortugas
Ninja Jóvenes Mutantes: Heroclix.
Ahora, sintiéndolo
mucho, me veo obligado a hacer una pequeña introducción sobre las extrañas circunstancias
en las que conocí el heroclix y cómo influyó eso en hacerme con esta bella
caja. Y es que hace muchos pero muuuchos años… ocho para ser más exactos, se
celebró aquí, en el pueblo en el que actualmente resido, una especie de
minisalón del comic en el cual habían varias actividades, entre ellas una
partida de heroclix. Yo acudí para dirigir una partida de Superhéroes INC (sí,
la temática esa la de superhéroes) y en un momento en el que salí a la calle a
fumar (en esa época fumaba ducados sin filtro, más por molestar a los demás que
por que me gustara) y vi aparecer a un extraño personaje. Era un tipo algo
mayor que yo, menudo, enjuto y de mirada perdida, como la de un perro perdido
cruzando una y otra vez la autovía y con el cabello canoso que llevaba una
maletita en la mano; me preguntó que donde era lo de los comics y le indiqué
bien (podría haberle mandado a las quintanas de carrasquet y regodearme en su
sufrimiento pero no) y si sabía a qué hora era lo de heroclix, ya que había
acudido al evento únicamente por eso. Y una vez informado y sabiendo que
todavía faltaba un rato para el heroclix (iba a ser simultáneo a mi partida), estuvimos
hablando. Y me explicó que cuando era joven jugaba mucho a ese juego, pero que
después llegó la novia y luego los hijos… y que el juego había terminado para
él. Pero tras ver el anuncio de la partida y con la esperanza de rescatar
viejas emociones, había logrado convencer a su mujer (bajo pena de futuros
trabajos forzados) para asistir. Y allí lo tenía. Debo reconocer que toda la retahíla
que me soltó sobre el tema matrimonio e hijos solo se podría resumir en una
palabra: Guantánamo. Y la cosa me afectó un poco ya que por esa fecha, mi dulce
y comprensiva esposa estaba en avanzado estado de gestación de la que sería
nuestra hija mayor. Pero éste no es el tema. El tema es que cuando llegó la
hora del heroclix, solo tenían una caja básica y ninguno de los organizadores
tenía ni idea de cómo jugar. Tal inclemencia pareció indignar al forastero que
tras pasar media tarde explicando las reglas a los pardillos que se habían
atrevido a anunciar un evento el cual no dominaban, abrió su maletín, sacó unas
cuantas miniaturas ultrapoderosas y les zurró a todos antes de desaparecer de
nuevo y sumergirse en el proceloso océano del amor conyugal.
Y hasta
hace muy poco este juego me resbaló por tratarse de superhéroes por los cuales
no siento demasiada simpatía, hasta que vi la edición Tortugas Ninja y no pude
volver a dormir hasta tenerlas en mis manos. Y la tengo. Y aunque solo he
jugado una partida de prueba con mi pequeña (que ya casi va a cumplir ocho años
como deduciréis), puedo plasmar aquí mis primeras impresiones.
Componentes:
Lo más llamativo, como no, son las cuatro miniaturas de las tortugas. ¿Solo
cuatro miniaturas? ¿Y Shreeder? ¿Y Beebop? ¿Y…? Solo las cuatro tortugas. Pero
cuidado porque además de estar muy bien hechas y pintadas, tienen la
característica de estar en las mismas poses que en la portada del primer tebeo
de las tortugas, lo cual les da un valor añadido incalculable. También hay que
destacar un enorme mapa desplegable reversible en el que jugar, al que podría
achacarle el fallo de estar impreso en papel plastificado que es incapaz de quedarse completamente plano sobre la mesa,
con lo que en algunos puntos, especialmente los pliegues, es imposible poner una
miniatura sin que se resbale. Tengo en cuenta que haber puesto el tablero en losetas
de cartón habría aumentado el precio final, pero es que jugar así me parece un
poco chapucero y da la sensación de “cutrejuego”. Y además de esto tenemos unos
tokens de cartón grueso para representar a los enemigos y aliados, tapas de
alcantarilla, etc… Y como no, libros de reglas (uno con las reglas básicas y
otro con las especiales de los escenarios), un par de dados de seis caras
normales y otros cartonajes como losetas de túneles y estancias, etc… En
definitiva es una caja bastante completa pero en la que se echa de menos un
buen tablero, cosa importante teniendo en cuenta que es la base del juego y
quizás alguna miniatura más.
Las
reglas: No voy a profundizar aquí porque apenas les he echado un vistazo y he
jugado media partida, pero a primera vista parecen bastante sencillas. Cada
muñeco tiene un dial giratorio en su peana que indica sus características
(Movimiento, ataque, defensa, daño…) y que se van modificando a medida que
recibe heridas y se gira el dial. Además poseen una tarjeta en la que aparecen
sus poderes y habilidades especiales, que son muy abundantes y son lo que
realmente marca la diferencia entre un personaje y otro. De este modo nos
encontramos con un juego muy básico (mover, ataque a distancia y cuerpo a
cuerpo) pero que se complica con la cantidad de maniobras especiales que nos
permiten los personajes. Y aunque el heroclix siempre ha tenido fama de ser un
juego de tortas, en esta caja se incluyen dos misiones diferentes, una de
rescate y otra de protección de April y Splinter respectivamente. Habrá que
profundizar en el tema, pero así de primeras me ha gustado.
Y en resumen
de todo este rollazo: Me he comprado cosas y necesito justificarme de algún
modo por abandonarme a impulsos consumistas que no me dan la felicidad sino
únicamente un bienestar temporal que para nada me ayuda a sobrellevar un día a
día en el que no soy capaz de valorar las cosas verdaderamente buenas que hay a
mi alrededor porque cada vez somos más como máquinas y las máquinas no sienten,
solo producen…y… Bip, bip, biiiip.
Eres un frikazo de las tortugas ninja. ¡Cowabunga!
ResponderEliminarCowabunga, amigo!
EliminarLas minis son muy guapas.
ResponderEliminar¡Joder, que manía con poner los comentarios a nombre de mi mujer!
Eliminar¡Ahora! :D
EliminarGracias Carmen. Siempre es un placer encontrar comentarios de chicas en este blog. Luego si quieres nos pasamos los wassaps y así hablamos de las tortugas con más calma.
EliminarOh!
EliminarSr. Rojo...
Que alegría saber que eras tu...
Si, se te nota que te has llevado una alegría... XD
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