Ya está aquí, ya llegó. "Un brillo de luz negra", el tercer libro de la aclamada trilogía "La Alianza de los Tres Soles", ha visto la luz, ha llegado a mi casa y, como no, a este blog. Y es ahora cuando un buen bloguero, profesional y serio, comenzaría una reseña de las de toda la vida, exhaltando las virtudes del libro y nombrando también sus errores para que lectores potenciales puedan hacerse una idea de si esa lectura es adecuada para ellos. Pero no. Yo no voy a hacer eso. Eso lo harán otros.
Desde ese domingo 23 de octubre del 2012 en el que un tal Bayo irrumpía en mi foro de RuneQuest anunciando la inminente salida de la primera novela ambientada en el mundo de Glorantha, han pasado muchas cosas. En esos dos años y medio he tenido la oportunidad de conocer personalmente a ese Bayo, a partir de ahora Roberto Alhambra, hablar de rol, compartir mesa de juego y también de comer, y no hemos compartido cama porque él no ha querido... Así que es por todo eso que me siento incapaz de encontrar la perspectiva para hablar de esta última novela de una forma objetiva, y por ello me limitaré a comentar los aspectos que me han parecido más interesantes para que cada uno haga después lo que le dé la gana.
Éste "Brillo de luz negra" nos relata el fin del camino de Cráteros y compañía, en el que se sumergen en la parte más mística de Glorantha, participando en búsquedas heróicas y viajes más allá de los confines conocidos del mundo, hacia el infierno. Si hasta ahora decíamos que no era necesario conocer Glorantha para disfrutar de esta trilogía, en este tercer volúmen se hace indispensable entender, al menos, la naturaleza mágica y mística de Glorantha, la diversidad entre sus culturas y sobre todo, la relación entre los hombres y los dioses. Y en este punto tengo que hacer una observación personal.
Como algunos ya sabréis, "La Alianza..." fué escrita tomando como base una campaña de RuneQuest, aunque a medias se cambió el sistema de juego al del HeroQuest. Ésto se hace especialmente patente en este tercer libro, ya que las reglas del RQ (que recordemos que es lo que se llama un juego simulacionista) no daban ninguna posibilidad de jugar búsquedas heróicas ni eran capaces de equiparar a los hombres con los dioses en un mismo contexto; algo que sí se conseguía con el HeroQuest.
Y dicho esto ya lo he dicho todo. Un libro que refleja no sólo la evolución de los personajes y de la aventura que viven, la cual alcanza dimensiones épicas, sino que también vemos la madurez de su autor (que no digo que esté mayor, no tiene ni un arruga el cabrón, cómo se nota que no trabaja al Sol) tanto a nivel de escritura como de posado en la foto de la solapa.
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