domingo, 7 de abril de 2013

De pinturas y sueños y cosas que penden.



Me encontré hace poco con un viejo conocido al que hacía mas de un año que no veía; Él fue quien me guio al comenzar en el hobby de las miniaturas y quién me explicó las nociones básicas de pintura. Como no, la casual conversación llegó a las miniaturas y me dijo algo así como: “Bueno, seguro que habrás mejorado mucho la técnica de pintura con tanto ejército” y yo le respondí algo parecido a “No te creas, creo que cada vez pinto peor”, y él se rio ante tal chiste, yo me reí con él y hasta más ver. Lo malo es que no hablaba en broma.

Cuando llegué a casa saqué esa primera escuadra de guerreros del fuego y comprobé como, a pesar de que mostraban un pintado realmente mediocre, no estaban nada mal comparados con mis recién pintados skaven. “¿Seré inútil?” me dije algo decepcionado justo antes de analizar el porqué de tal falta de talento. Y la respuesta no tardó.

Comencé a pintar un ejército que realmente me gustaba (y me sigue gustando) mucho; Los Tau molan porque son pequeñajos pero van equipados de una forma espectacular, con armaduras futuristas y unas armas más grandes que ellos. Además, elegí un esquema de color único (que no bonito, lo reconozco) y ello me motivaba. El problema era que adquiría miniaturas a más velocidad de la que podía pintarlas y ello hizo que las prisas descuidaran el detalle. “No hay problema”, pensé, “Lo importante es jugar con un ejército pintado, más allá del detalle y la calidad del trabajo”. Y con esa teoría comencé un segundo ejército, el de Condes Vampiro, con la convicción de no comprar ni una miniatura hasta que la anterior no estuviera terminada y ello me llevó a pintar deprisa para poder estrenarlo lo antes posible. Y ahora con el de skaven… solo necesito decir que en dos meses he pintado seis guerreros del clan de ochenta que tego; Y eso sin contar el cañón, las veinte del clan Eshin, los grupos de apoyo o los personajes.

Total, que la mesa de pintar se va llenando de cosas a medias, mi tiempo de pintura escasea y hoy mismo he puesto a punto la bici (que estaba agarrotada por todas partes) con la intención de darle uso ahora que se acerca el buen tiempo, lo que significa que sumado a los foros, los blogs y un par de  proyectos (todavía secretos) en los que estoy trabajando, la cosa no tiene pinta de ir a desatascarse en breve.



Solo me quedan cinco Caballeros Negros para completar a los Condes, debo terminar los Tau para recibir como se merece a la nueva edición y tengo diez guerreros Skaven a medias y pendientes de terminar desde hace semanas. 
Rrrraghhhhh!!







Y así estoy yo, como para pensar en dar luces, sombras o destellos a los muñecos. El único miedo que tengo es que un día de estos me agobie, los meta todos en una caja y así se queden para los restos, gritando en mis sueños aquello de “¡Tú nos abandonaste, por tu culpa seremos grises por toda la eternidad!

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