Hace
casi un año que me hice con este juego de rol debido a que me lo encontré delante
de las narices en mi tienda habitual y
era pequeñito y barato, y a pesar de que lo probé al poco de hacerme con él, no
me había atrevido a escribir nada todavía. ¿Por qué? Pues sencillamente, porque
hay reseñas muy buenas en otros blogs y páginas (una aquí mismo) y la simplicidad del juego no
dan para mucho más. Pero pensándolo con retrospectiva (no sé si esta palabra es
así o qué, pero ya se entiende lo que quiero decir, o eso creo; si no, me lo
decís y busco un sinónimo o algo) me he dado cuenta de que lo primero que me
llamó la atención no fue su reglamento, ambientación o dibujitos sino la
historia que hay tras el juego. Y como soy un amante de la mediocridad, y los
cuentos tristes antes de dormir, voy a explicarlo muy rápido.
Todo
comenzó con un chaval llamado Gregor Hutton que, aficionado a juegos de rol
tipo Traveller, wargames estilo Warhammer 40K, pelis como Starship Troopers o
Alien y literatura de ciencia ficción en general (ficción científica, como dicen
algunos enteradillos), decidió crear su propio juego, y lo hizo a lo grande.
Comenzó a diseñar un complejo y completo juego con la intención de
presentarlo a un prestigioso concurso de
juegos de rol, pero el tiempo se le echó encima y, viéndose incapaz de terminar
su obra maestra para mostrarla al mundo como era debido, pero ansioso a la vez
por no perderse el concurso, improvisó un juego a partir de cero, con un
reglamento sencillísimo, un montón de copiapegas de otros juegos y unas
ilustraciones cutrongas hechas por sí mismo. ¿El resultado? Ganó el concurso y
se cubrió de gloria, fans dispuestos a dar su vida por él, chicas frikis arrancándose
las camisetas de pokémon a su paso y editoriales dándose de ostias para
publicar el juego. Y ahora os preguntaréis, queridos lectores (sí, los tres),
que donde está lo mediocre y triste de esta historia y yo os haré mirar atrás,
donde en un oscuro callejón húmedo se pudre el primer proyecto de Gregor
Hutton, enmohecido por el orín de gato y los excrementos de paloma. Oh, que
pena más grande.
Miniaturas de metal contra golosinas... ¿Quién ganará? |
Pero el
motivo por el que escribo esto es, en realidad, que después de haber jugado un
par de partidillas improvisadas en su día, hace muy poco decidí volver a la
carga y probar el juego con una ambientación distinta a la presentada en él
(zombis, sí, la originalidad tampoco es lo mío) y con una partida de
fabricación propia para ver cómo funciona el juego “en serio”. La misión era
sencilla: Los jugadores (un equipo especializado en la exterminación de
no-muertos) debían colarse en un hospital infestado para recuperar la fórmula
de un antídoto para la infección. Y para hacerla algo más interesante, decidí
aderezarla con un par de acertijos simples, un encuentro con un pnj y poco más.
Por otro lado, como este juego tiene un elemento claro de juego de tablero al
tener que posicionar a los personajes en una pequeña plantilla de distancias,
decidí utilizar miniaturas de Infinity para ellos y golosinas que
representarían el valor de peligro de los zombis. El resultado: Una partida rápida,
con mucha coña y jugadores mosqueados porque no les salían las tiradas y no se
comían ninguna chuche. Pero vamos, que bien al final.
Como
conclusión diré que este juego forma parte de esa nueva generación de juegos
llamados “indis” y que aparecen como setas entre los grandes diosaurios del rol
(véanse vampiros, rolemasteres y runequestes) y que, aunque no dan pie a crear
grandes campañas o partidas memorables sirven igual que cualquier otro a pasar
una tarde (o mañana) divertida sentado en una mesa de juego, que es al fin y al
cabo el motivo por el que estamos todos metidos en este curiosos mundillo. ¿O
no?
A mi me gustan los juegos que permiten desarrollar el pj a lo largo de las partidas y sesiones. Dicho esto, jugué contigo a Masacre en la Galaxia y me lo pasé bien. Podrías habernos hecho una foto también :P
ResponderEliminarNo sé si te habrás fijado, pero el nivel de belleza física de este grupo y el del vuestro no tenían punto de comparación. Las fotos se hacen cuando deben hacerse.
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