Otra esquirla de rol mediocre

El guerrero levantó su escudo justo a tiempo para detener la embestida del dragón rojo, que dejó la marca de sus garras en el acero encantado; acto seguido levantó su espada para asestarle un tajo a la bestia pero oyó la voz de su compañero detrás de él.

“¡Échate a un lado!” Le gritó el mago mientras comenzaba a entonar unos cánticos arcanos y entre sus manos se formaba una esfera ígnea que arrojó con la velocidad del rayo hacia su enemigo.

La bola de fuego pasó rugiendo a pocos pasos del guerrero y voló directamente hacia la cabeza del monstruo, pero en el último momento éste abrió sus fauces y con un rápido movimiento de cuello, engulló el proyectil, saliendo indemne del ataque.

Ambos héroes miraron con desesperación al dragón, cuyas escamas parecían brillar ahora con un rojo más intenso; se dispusieron a atacar de nuevo hasta que una voz divina, venida de más allá de su mundo, congeló el tiempo.

-¿Pero qué mierdas has hecho? –Gritó el jugador 1 al máster.

-Es un dragón rojo. Se pasa por el forro los ataques de fuego. –Responde éste.

-Es fuego mágico. –Replica el jugador 2. –Eso no cuenta.

-Qué más da. Es fuego. En la partida esa del desierto creabas agua mágica y bien que os la bebíais.  Además, leí en la Wikipedia que los dragones rojos se alimentan de fuego, así qué…

-La Wikipedia la escriben cuatro frikis. Déjanos ver el compendio de monstruos.

-Vosotros no podéis ver eso. Se come la bola de fuego y punto.

-Pues cuando dirija yo vas a ver las pirulas que te hago. Te vas a cagar.

-Pues vale.

-Pues hala.

-Pues veremos.

Y mientras la discusión se alargaba durante toda la tarde, en la cueva donde se desarrollaba el combate, entre pilas de oro y huesos de héroes olvidados, el guerrero y el mago seguían observando al dragón, todos ellos inmóviles  esperando a que dioses desconocidos volvieran a centrar su atención en ellos.