lunes, 16 de marzo de 2015

Vampiro: Mi humilde reseña



Poco podría aportar este humilde bloguero a todo lo dicho y escrito ya sobre uno de los juegos de rol más míticos de la historia (con perdón del Dragones y Mazmorras) como es el Vampiro. He jugado poco y he leído menos, pero con el resurgir del juego debido a su reedición por el 20 aniversario, siento que es mi deber el aportar mi granito de arena. Y ahí voy, a hablar no del juego o de su historia conocida sino del cómo se fraguó ese proyecto.

El juego comenzó a tomar forma a finales de los 80, principios de los 90 en el celevro de un tal Mark Rein Hagen-Das, que buscaba con ahínco un lugar propio en el sector de los juegos de rol. En aquellos tiempos el sector estaba bastante cubierto; los fans de la fantasía tenían muchísimo donde elegir, ya fuesen Tolkenianos Moorcokianos o independientes; los trekkies y los jedis también estaban servidos en su sector y juegos basados en otras muchas ambientaciones florecían como setas (que ya sé que las setas no florecen, pero ya me entendéis). Así que el bueno de Hagen tuvo que crear un juego destinado al único sector friki que todavía quedaba por descubrir: El colectivo gay. Y fue pensando en ellos cuando comenzó a diseñar lo que sería el Vampiro que poco después saldría a la calle: Tipos imberbes, esbeltos y bien vestidos que se chupan unos a otros con deleite (los cuellos, claro), y la cosa funcionó. Vaya si funcionó.
Oh, sí. Somos terroríficos

Nada más aparecer en las librerías, cientos de miles de millones de chavales salieron de sus armarios y de sus casas para hacerse con el juego y crear una nueva élite de roleros; unos que vestían de negro, caminaban despacio y decían aquello de “¿Runequest? Bah, nosotros jugamos al Vampiro que es narrativo”. Y fue así como empezó algo que se extendería sin razón ni compasión en lo que pasaría a llamarse “Mundo de tinieblas” (en clara alusión a los cuartos oscuros, tan de moda en la época) y que presentaría otros títulos como por ejemplo el “Hombre lobo” destinado a aquellos que preferían a los hombres rudos y de pelo en pecho estilo leñador; otro de haditas y ese otro de los maguitos moñas que no mataban nada, entre otros que no vienen al caso.
-Que te vampirizo. -Vale, pero solo la puntita.

Y así, hasta día de hoy. El Vampiro ha seguido ganando adeptos a la par que mantenía a los antiguos y esta nueva edición no ha hecho más que devolver al juego a las estanterías de las librerías especializadas, pera que toda una nueva generación de roleros inseguros y confundidos, encuentren su lugar en el mundo.
Sí. No sabía cómo terminar la entrada.

3 comentarios:

  1. Pues ahora imagíname frente a ese tsunami de neo-narrativos, con mis gafas de pasta y sosteniendo en alto cual tablas de la ley un ejemplar de Principe Valiente, mientras les imprecaba "Herejes! El rol narrativo ya lo inventó Stafford! Arrodilláos y repartid 7 puntos entre Músculo y Presencia! ".

    Este asunto terminó incluso mosqueando al propio Stafford, como está demostrado en un enlace que luego os enseñaré.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esperamos impacientes tal enlace.
      PD: Al decir enlace no me refiero a una boda entre personas del mismo sexo.

      Eliminar