viernes, 30 de octubre de 2015

Satarichi (Reseña del juego maldito)




La primera vez que me topé con este juego fue de la mano de su autor, en las Rol en Quart de 2014, que intentó vendérmelo sin demasiada suerte (ninguna en realidad). En un lugar tan saturado de juegos como son esas jornadas, dejarme 40€ (creo) en un juego del que nunca había oído hablar, era algo fuera de mis posibilidades, y allí se quedó. Pero me picó la curiosidad por saber acerca de ese Satarichi, por ser producto nacional y también por ser rol así en general, e investigando por la red me encontré con una dura realidad: El juego parecía ser odiado por todo el mundo de forma unánime, siendo calificado como “El puto peor juego de rol que jamás se haya escrito”. Tal revelación me hizo respirar tranquilo por no habérmelo comprado pero a la vez, en lo más profundo de mi ser, deseaba conocer más acerca del mismo. Y es que como ya sabéis, soy un gran amante de las cosas mediocres, las causas perdidas y de ayudar a los moribundos para prolongar su sufrimiento. Y cómo es la vida, hace pocas semanas fui el afortunado ganador de un ejemplar de Satarichi con todos sus extras (Dados Satarichi, mapa plegable, hojas de personajes, una carta especial y una bolsita) y ahora sí, puedo opinar libremente sobre él. Pero antes, voy a poneros en situación.

¿De dónde sale esto?
El Satarichi fue escrito por un tal Saitam Jim allá por el 2012. Por lo visto el autor se quedó en el paro y decidió invertir su tiempo libre y sus ahorros en crear su propio juego de rol, con una ambientación propia (muy a lo Canal Historia) y un reglamento propio. Y así fue como el Satarichi vio la luz en forma de un libro formato grande, tapa dura y varios accesorios (ya he comentado lo de los dados especiales) que lo convertían en un juego más que atractivo. Pero algo falló… Vamos a analizarlo.

Primeras impresiones.
El Satarichi está encuadernado en tapa dura (ya lo he dicho), impreso en papel de gran calidad, y como ya he dicho también (y ya van tres), con sus propios dados chulis, que incluyen símbolos en lugar de números. Pero ya a primera vista algo falla, y es la portada; un pentagrama rojo sobre un fondo negro nos dice muy poco sobre el juego que hay dentro, dándonos la idea equivocada de que va a ser un Aquelarre o un In nomine Satanis, cuando no tiene mucho que ver con éstos. Hojeándolo un poco vemos que tiene unas ilustraciones aceptables y que el texto está escrito con muchos márgenes y separaciones entre líneas, lo que nos hace pensar que el libro no es tan extenso como podríamos imaginar al principio. ¿Y es eso malo? No. Pero hace que uno se sienta en cierto modo “engañado” tras adquirir un libro de ese tamaño y grosor.

Segundas impresiones.
Nada más empezar a leer nos damos cuenta de que hay gran cantidad de faltas de ortografía y a nivel de semántica, así como cierta desorganización que hace difícil localizar algunos puntos del libro. Frases como “Cuanto menor es el resultado, menor es el daño y cuanto mayor es el resultado, mayor es el daño”, “Son maestros asesinos, alegres y despreocupados”,  las impresionantes “lanzar flechazos” o “infringir daño” junto con palabros como “derepente, callendo, clabandose…” nos hacen pensar que tenemos en las manos algo escrito por un niño sin padres que le corrijan. La maquetación tampoco es ninguna maravilla, dejando muchos espacios en blanco entre líneas.
La ambientación juega con las civilizaciones conocidas (Íberos, romanos, orientales, árabes, celtas y vikingos), junto con las típicas de la fantasía (elfos, enanos, orcos…) y añadiendo otras de cosecha propia (atlantes, satarichis, elfos grises…), todo mezclado en un mundo que se enfrenta a una civilización alienígena (reptilianos) que quiere hacerse con el planeta para explotar sus recursos. En cuanto a las reglas, aunque no están del todo bien explicadas, son sencillas y se entienden relativamente bien, con lo que no deberíamos tener muchos problemas para empezar a jugar tras una primera lectura.

Experiencia de juego.
Ya desde la creación de personajes, el Satarichi resulta un juego curioso; disponemos de quince razas y otras quince clases, que podemos combinar como nos dé la gana y sin restricciones, de modo que además de los clásicos guerreros enanos y arqueros elfos, podemos jugar con vikingos ninja o, mi personaje soñado: Un humilde pastor de ovejas íbero que las noches de luna llena se convierte en un… ¡Hombre lobo samurái! En fin… Además disponemos de habilidades especiales (estas sí restringidas a ciertas clases y niveles de habilidad) y un curioso (y original, salvo que me equivoque) sistema de karma, que nos permite realizar ciertas proezas durante el juego y que, en caso de morir el personaje, pasa al siguiente que nos creemos a modo de reencarnación. También hay profesiones, que sirven para buscar ingredientes especiales y crear objetos mágicos y un sistema de niveles también curioso, ya que los personajes ganan experiencia hasta llegar a nivel 10 y a partir de ahí la experiencia ganada se resta del total y van descendiendo de nuevo, perdiendo los avances ganados para representar el envejecimiento, hasta que mueren a nivel 0. Casi toda la mecánica del juego se basa en los Dados Satarichi (perfectamente reemplazables por D6 normales) los cuales tiramos en cantidad igual a nuestra habilidad, debiendo alcanzar cierto número de éxitos o realizando tiradas enfrentadas. Otra cosa a tener en cuenta son las tablas; hay bastantes y algunas de ellas son sorprendentes, como la de viaje, que hace que un paseo entre aldeas pueda acabar en abducción extraterrestre o, como no, la famosa tabla de pifias, que puede llevarnos a la gloria o a la muerte más horrenda de forma rápida e inesperada.
Y a partir de ahí el juego es como en cualquier otro sistema. Es labor del director y de los jugadores que la historia tenga calidad y transcurra de forma favorable, aunque debido a la naturaleza del juego, es fácil caer en la risa tonta y el cachondeo, lo cual no es malo si tenemos en cuenta la regla de oro de “Aquí hemos venido a jugar y a pasarlo bien” Pero ahora sí, vamos a lo que vamos…
 
¿Es Satarichi el peor juego de rol del mundo?
No. Sin duda hay juegos peores. He jugado a cosas injugables (¡Paradoja!) y he visto cosas por ahí realmente innombrables, sin duda peores que el Satarichi que, por lo menos, se ha hecho con cierta dedicación y voluntad por parte de su autor. El problema es la relación calidad-precio; y es que pagar 30-40€ por un producto que tiene todo el aspecto de ser la beta de un juego puede cabrear a más de uno.
En mi opinión, si se hubiese corregido (bien), testeado (más), maquetado (mejor) y haberse editado en formato pequeño, tapa blanda y por unos 15€, el Satarichi habría gozado de mucha mejor reputación, aceptación y no tanto odio volcado sobre él.

¿Y qué hacer? ¿Lo compramos o no lo compramos? ¿Merece la pena tenerlo en la estantería? 
Mi respuesta es un rotundo sí. El Satarichi se está convirtiendo en una leyenda, en un objeto de culto, en un punto de referencia sobre cómo no debe hacerse (gestionarse) un juego de rol, por lo que llegará el día en el que se pagará el doble de su valor actual en ibei y uallapop, y todos los que hayáis dudado, os arrepentiréis de no haberos hecho con él cuando valía 30€. Porque queridos roleros del mundo (al menos de España), el Satarichi tiene un lugar reservado en todas las estanterías junto a la caja roja de Dalmau, el Traveller, La llamada de Cthulhu y La puerta de Ishtar. He dicho.

martes, 20 de octubre de 2015

En las Novelda Rolea ( y Gloranthanos por España parte 3)



 
Aquí todos los colaboradores
Pues ya está. Después de meses de planificación, nervios, prisas, incertidumbres y diversos ataques de ansiedad, las Novelda Rolea han terminado y queda hacer balance de gastos, recuento de víctimas, y seguir con nuestras vidas como si nada hubiese pasado. Pero antes va la crónica (oficial, que por algo he sido organizador) de esta primera edición, o al menos, de la parte que yo viví.

A pesar de que la acción comenzaba el sábado, los primeros asistentes llegaron el viernes por la tarde, ya que se iba a celebrar la famosa “Quedada Gloranthana” (aunque este año debería haberse llamado la “Trovada Gloranthana” en honor al restaurante del que casi no salen) anual aprovechando el recinto; y allí estaban los de siempre: David “Gran Orco”, su bella esposa Alicia “Gabriel”, Xavier “Silenis”, Rubén “Master Gollum”, Roberto “Bayo”, Mario “Thorkrim”, y los chicos (en realidad chico/chica) de Freakdom.  Y tras ese agradable encuentro cuasi fraternal, una buena cena y el intento (frustrado por causas mayores, hay quien habla de intervención divina, incluso) de comenzar la partida, pasamos al primer día de acción.
 
La partida de Rune6 del sábado
El sábado por la mañana estuvo flojo. Había muchas actividades chulas, muchas partidas listas para jugar, mucho torneo en el que competir, pero la afluencia de gente no fue la suficiente para llenar el lugar, lo cual no impidió que se jugara a cosas, y qué cosas. El gloranthano que faltaba (Joaquin “Escorpión”), se unió a la partida de RQ6, completando el grupo, e incluso encontró tiempo para zurrar sin piedad a una pobre chica en un duelo de softcombat, mientras que yo deambulaba como un alma en pena por los pasillos abandonados hasta que di con el mítico Juan Carlos Cunchillos, que me dirigió junto a sus compañeros de Freakdom (chico y chica, sí, los mismos del día antes), una partida rápida de su juego Exo. Y ahora hago zoom en ese momento.

Había oído hablar del Exo. Sabía que era un juego de ciencia ficción, con un puñado de años a sus espaldas, que era un producto nacional y que en cierto modo seguía “activo”, pero no podía ni imaginar hasta qué punto era tan extenso, completo y estaba siendo actualizado regularmente. Tras una breve explicación me uní a la partida, en la que encarnábamos a unos piratas espaciales al abordaje de una nave desconocida y que resultó estar repleta de sorpresas, a cada cual más extraña y horrible que la anterior. Y la experiencia me resultó muy gratificante: Una partida corta, de acción, con un director más que experto en el juego, y todo ello con un sabor a rol clásico, de los noventa… Una gozada, en definitiva.
Aquí me veis disfrutando del juego
 
Un combate desigual entre una templaria y un tipo que tiene el escudo cogido del revés.
Por la tarde, con dos platos de riquísima paella en mi interior, me dispuse a dirigir mi partida de Tortugas ninja mientras los gloranthanos jugaban al Heroquest2 y abajo seguían con otros muchísimos juegos, ya que la gente empezaba a llenar las distintas salas. Personalmente, no quedé del todo satisfecho con mi partida a pesar del supertablero, las fichitas chulas y los llaveros de regalo (os lo juro, no fue cosa mía, yo nunca podría alcanzar semejante estadio de iluminación); cometí un pequeño error a la hora de crear a los personajes y los combates no acabaron de ser lo fluidos que deberían. Afortunadamente, pudimos disfrutar al final de una pifia épica cuando a la hora de celebrar la victoria, Michaelangelo apareció con una pizza caducada de caracoles. Y después vino el momento más esperado de las jornadas: La charla de Bayo; y ahí va otro Zoom.

Roberto Alhambra “Bayo”, que ha aparecido varias veces en este blog, en realidad no me cae muy bien. Es mejor director que yo, mejor jugador que yo, siempre va vacilando de camisetas y musculitos… Y decidí putearle invitándole e unas jornadas de rol a hablar de… Rol. ¿Qué podía salir bien? Nada. Y no fue por falta de insistencia por su parte. “¿Por qué no hablo de literatura o hacemos un taller de escritura o…” Y yo, que no, que rol. Y punto.
Pero a pesar de ello la cosa le fue bastante bien. Éramos pocos pero valientes. Roberto supo dirigir su charla a expertos, novatos y desconocedores de este mundillo, hablando de juegos de antes y de ahora, de formas de jugar y entender el rol y finalmente se nos hizo corta, por lo que aún tuvo que estar un rato despejando dudas y charlando con algunos de los presentes. Además aprovechó para presentar su última novela “Los que ignoran”, vendiendo y firmando libros como si no hubiera un mañana.


Después se hizo de noche, la gente se fue a sus casas y se cerraron las puertas del lugar. Pero según cuentan las leyendas, durante las noches en ese antiguo colegio se oyen ruidos extraños, puertas que se abren y se cierran, arrastrar de muebles y dos misteriosas figuras que aparecen y desaparecen sin dejar rastro alguno. Claro que eso son solo rumores… O no.

Al día siguiente me pasé la mañana con tareas de logística y no pude jugar a nada, aunque se jugó una partida de Hitos dirigida por Unai Rojo (Alias SR. Rojo, no confundir con el Sr. Rojo que suele comentar en este blog y que por lo visto es otro) que tenía muy buena pinta y siguieron las actividades propias, así como los stands de camisetas y el merchadising casero (impresionantes los trabajos manuales que hacen esas chicas. Ehm… No penséis mal) y otras muchas cosejas. Y por la tarde, a pesar del cansancio y el sufrimiento psicológico, todavía pude participar en la que sería la experiencia más reveladora de las jornadas: La partida de Pequeños Detectives de Monstruos (del cual hice una reseña hace muy poquito en el blog de Dosdediez, la tienda) con mi hija. Y sí, toca zoom otra vez.

Intenté jugar a ese juego con ella hace unos meses, pero ni fui capaz de hacerlo. Era una situación extraña, ella muy pequeña (cinco años y medio), un juego muy alejado del Runequest o los D&D… Así que me acerqué a la mesa de juego con un poco de miedo. Por suerte no sólo la directora (Desiree CM) lo hizo de maravilla, sino que los otros jugadores (David, Alicia y Mario de Glorantha Hispana) se metieron completamente en sus papeles de detectives y dejaron a la pequeña llevar el hilo de la investigación. Reconozco que quedé entre emocionado y sorprendido de ver a mi retoña guiando a un grupo de investigadores a la caza del monstruo, deduciendo, dando ideas y soluciones. En fin… Una experiencia a repetir, sin duda.

Y al final, con solo unas horas por delante decidí liarme la manta a la cabeza y estrenar mi Satarichi (el juego maldito, el que todos odian, del que hablaré más extensamente en una futura entrada) y dirigir “La casa de madame Charstenan”, recién autografiada por su autor (Bayo Everywhere) que resultó ser la mar de entretenida y el perfecto colofón final a las jornadas.
!Satarichi!

Y ya concluyendo: Una gran experiencia; algo estresante los días previos pero muy gratificante ahora que ha terminado, y que deja ganas, de seguir conociendo gente, nuevos juegos, y por supuesto, de repetir en próximas ediciones.

Nota: Esta crónica incompleta va dedicada a Kevin, principal organizador y mente maestra detrás de las Novelda Rolea. Nunca te olvidaremos.

viernes, 16 de octubre de 2015

Castillos Forlorn (la cajita)





Allá por el año 1993, en plena época del “Black Box” y en medio del desarrollo de “La gran conjunción”, apareció el primer suplemento para Ravenloft en formato caja (“Boxed set” para los que saben idiomas) y que se convertiría en un formato muy utilizado a partir de entonces en muchos productos del Advanced. En este caso se trataba de “Castles Forlorn”, donde se detallaba de arriba abajo el desconocido (por lo menos para mí) dominio de Forlorn.

¿Y por donde cae eso?
Forlorn está situado en el sur de las Tierras del Núcleo, enclaustrado entre Kartakass, Gundarak, Bluetspur y Barovia (después de la Gran Conjunción Gundarak desapareció y Bluetspur se convirtió en una isla, así que las fronteras de Forlorn variaron considerablemente), es el menor de los dóminos del Núcleo y según el calendario baroviano, el segundo en aparecer en el Semiplano del terror después de Barovia.

¿Y de que va eso de Forlorn?
Mientras que Barovia es la representación de la Transilvania de Bram Stoker, Markovia hace las veces de Isla del Doctor Mugró y Lamordia alberga la tierra descrita por Mary Shelley en Frankenstein, Forlorn es la vieja escocia tal y como la describió Walter Scott en sus múltiples relatos: Repleta de rivalidades entre clanes, castillos embrujados y almas en pena buscando justicia. Y es que si algo abunda en Forlorn, a pesar de su pequeña extensión, son los fantasmas. Pero vamos a detallar un poco esto último.

¿Cómo que fantasmas?
Forlorn es una tierra otrora cubierta de bosques, colinas y valles, donde el cielo siempre está gris y la lluvia no deja de empapar el suelo. No está habitado por humanos, lo cual no significa que los clanes no hayan dejado de luchar entre sí y los escasos druidas que vigilan los también escasos bosques tratan desesperadamente de evitar su tala descontrolada. Tenemos un pueblo fantasma, un castillo embrujado que existe en tres realidades temporales distintas, e incluso un particular lago habitado por un monstruo. ¿Qué más se puede pedir? ¿Más fantasmas? Tranquilos que los hay, y hay mucho más, pero no quiero destripárselo a posibles futuros jugadores.

¿Entonces qué hay en la caja?
Dentro de la caja de “Castles Forlorn” encontramos un bonito poster desplegable y a todo color, un mapa enorme de Forlorn (casi a escala real), Otro mapa a doble cara detallando el Castillo Tristenora y tres libros. El primero, llamado “The Weeping Land”, nos describe con todo lujo de detalles los lugares más destacados de Forlorn, sus habitantes, monstruos, fantasmas, peculiaridades y, como no, a su esquivo lord oscuro. El segundo libro, “Melancholy Meetings” detalla una serie de encuentros que se pueden emplazar en diversas partes del dominio, pudiendo jugarse sueltos o formando una trama que llevará a los jugadores hasta el tercer libro “Eve of Sorrows” que nos adentra en el extraño y embrujado (¿Había dicho lo de los fantasmas?) castillo Tristenora dándonos toda la información necesaria para que tanto jugadores como dungeon master se pierdan en sus salas multitemporales.

Resumiendo y concluyendo.
Soy un fetichista. Lo reconozco. Me encantan estas cajas, me encantan los libritos en blanco y negro, me ponen mucho los mapas desplegables a todo color… Que pena que estos productos lleven casi veinte años descatalogados y haya que comprarlos en el extranjero y pagando su peso en plutonio… Pero ahora ya lo tengo en mis manos y nadie, nadie nos va a separar.

lunes, 12 de octubre de 2015

Las Novelda Rolea ya están aquí.




Pero aquí aquí, como que solo faltan cuatro días para que todo empiece y puedo asegurar que no… NO ESTOY NERVIOSO! Aunque reconozco que como organizador soy un desastre, un cero a la izquierda, un figurante de cartón piedra… He dedicado muchísimo de mi tiempo libre a -engañar- convencer a insignes personajillos del mundo del rol (Véase Roberto Alhambra alias Bayo, la comunidad de Glorantha Hispana, el siempre polémico Saitam, autor del aún más polémico Satarichi) para formar parte de este proyecto y espero que salga bien, o por lo menos no acabar emparedado en vida en los vetustos muros del Casal de la Juventut de Novelda. 

¿Y qué vamos a tener? Pues competiciones de cosas como tiro con arco, softcombat, juegos de tablero, cartas… Rol en vivo, charlas educativas, sorteos… Juegos para los pequeños, para los mayores… Y rol del de siempre, del de toda la vida, del que huele a papel y virutas de lápiz, del que hace que suenen los dados sobre la mesa, del de las risas y las tonterías… Rol de ese que une a las personas y las hace mejores. Y habrá juegos para aburrir, mejor dicho para divertir a todos, como el Pendragón, el Feng Shui, el Hitos, La Mirada del Centinela, Dragones y Mazmorras, Pequeños detectives de monstruos, Satarichi y un larguísimo e incontable etcétera.

¿Y que puede salir mal? Pues nada. Nada. Teniendo juegos y gente con ganas de jugar, las cosas solo pueden ir rodadas, y es por eso por lo que puedo asegurar que no… NO ESTOY NERVIOSO!