martes, 17 de mayo de 2011

Eso de la autoestima

Si uno se fija un poco verá que en el mundo existen muchos métodos para sentirse mejor; Libros de autoayuda, profesionales del cerebro, drogas psicotrópicas y un larquísimo etcétera de cosas destinadas a hacer nuestra mediocre vida algo digno de vivir.
A mi lo que me funciona, sin mebargo, es el fijarme en aquellos que son inferiores a mi en algún aspecto. Asi pues, cuando voy por la calle y veo a alguien más feo, más gordo o con menos pelo que yo, me crezco interiormente.
Desgraciadamente, sé que llegará un dia en el que envejeceré y, pasenado por las calles del futuro seré incapaz de encontrar a alguien que me haga sentir bien. Caminaré desesperado buscando a algún rezagado entre los cuerpos juveniles y perfectos de los habitantes de ese mundo futurista y elegante.
Y entonces algo en mi se encenderá como un fogonazo de luz azulada que me envolverá y mi cuerpo se autoinmolará en llamas color turquesa. Y así arderé en medio de la cale ante la mirada atónita de los transeúntes que fliparán pensando en qué le puede haver pasado a ese pobre viejo que les hacía sentir un poco mejor. Hasta que desaparezca totalmente volatilizado por las llamas de mi mierda de autoestima.
FIN
PD: ¿De verdad alguien es capaz de leer esto?

viernes, 13 de mayo de 2011

Hace ya muuuchos años, saliendo de una partida de rol con uno de mis viejos compañeros de aventuras, nos cruzamos con un grupo de chavalas por la calle. Nosotros ibamos hablando de nuestras cosas; Que si la espada larga mara mas que la corta, que si los orcos son mas feos que los trolls, que si da igual que los elfos sean más longevos porque al final mueren antes, etc... Y ellas hablarían de sus tonterías del mundo real, supongo. Nosotros las miramos con la confianza propia de quien acaba de alcanzar el nivel 4 con su guerrero-clérigo. Ellas ni se percataron de nuestra existencia. y así terminó un encuentro que aunque fugaz, resultó ser fructífero.
Y es que al rato, dos manzanas más allá, mi amigo (cuya identidad voy a ocultar), pronunció una frase que jamás he olvidado. Y la cito literalmente: "Tio, creo que deberíamos dejar de jugar a rol y comenzar a ir con tias".
Yo al principio no fuí consciente de la magnitud de esa frase y me limité a encogerme de hombros y exponer aquello de que el rol nos gusta y sabemos manejarnos en él, mientras que entrarle a una chica me resultaba tan irrealizable como subir al Everest con chancletas de playa.
Después de eso nos despedimos hasta la próxima y ya solo en mi casa comencé a darle vueltas al asunto. ¿Que significaría eso? ¿Por qué elegir una cosa u otra? ¿Debíamos vivir nuestra vida a nuestra manera y esperar a que las cosas llegasen solas o hacer un cambio forzoso para buscar aquello que queremos? De pronto los juegos de rol se me presentaron como algo infantil que iba a frenar mi madurez y todo lo que ella conlleva. Quizás mi amigo tenía razón y era hora de coger la vida por los cuernos, como hombres de verdad.
Estuve horas pensando sin ser capaz de comer o conciliar el sueño. ¿Debía dejar atrás mis libros, videojuegos y otras tonterías (en esa época la palabra friki no existía)para enfrentarme al futuro? ¿Soportaría un cambio tan brusco en mi vida hasta el momento ociosa?
Finalmente tomé la decisión adecuada.
Agarré firmemente los dados de diez caras y los miré con cara de hombre maduro.
Los lancé al suelo con desprecio.
Marca el verde.
47, por poco...
Y seguí con mis juegos de rol.
Epílogo
El tiempo pasó y aunque yo seguí con lo mio, mi amigo tomó el camino opuesto. No volvió a aparecer en nuestras partidas y así cumplió la mitad de su propósito, ya que no se comió una rosca.

domingo, 8 de mayo de 2011

Señales (Invasión alienígena chapucera)

Nunca he sido un gran amnte del cine (ni de las peliculas), pero si hay una que no me canso de ver, esa es SEÑALES de Mel Gibson.
En esta superproducción, el seños Gibson "interpreta" a un sacerdote de esos americanos que ha perdido la fe tras la muerte de su esposa y vive con su hijo en un aburrido barrio residencial cualquiera.
¿Coñazo? Si, pero tranquilos porque la cosa se pone interesante cuando unos extraterrestres deciden invadir la Tierra, o lo que es lo mismo: América.
¿Y como se atreven semejantes bichos a invadir un país en el que hasta los niños llevan ametralladoras en el estuche del cole? Pues muy sencillo: Los humanos no conocen el punto débil de su raza intergaláctica ni su arma secreta. Y con esa confianza, desembarcan en el pueblo de Mel sembrando el terror entre la población.
¿Acción trepidante? En absoluto. Los extraterrestres resultan ser mas blandos que la mantequilla y su confianza en si mismos les hace venir sin un arma y completamente desnudos (si, igualitos que ET) y claro, miedo dan, pero ya está.
Tras unas escenas de relativa tensión, se descubre que el punto débil d elos bichos es el agua. Si, si, el agua de grifo ni mas ni menos. Y entonces el espectador astuto piensa "¿Y como vienen a un planeta con tanta agua sin traerse un miserable chubasquero, paraguas y botas de agua?" Y es que si llueve mueren todos los pobres bichos pero esto a ellos parece darles igual. Todavía les queda un arma secreta: Una pequeña nubecita de gas venenoso que, lanzada justo a la cara de una víctima previamente inmovilizada PUEDE causarle graves problemas respiratorios. Por favor, extraterrestres, para esto no vengais.
¿Que pasa al final? Pues que a base de vasos de agua y golpes en sus zonas vitales (un punto rojo brillante igualito que los jefes finales del Shinobi y otros muchos videojuegos de los 80), los invasores se ven obligados a regresar a su planeta humillados, no sin antes dejar al hijo de Braveheart medio afectado por el veneno, dando asi pié a una interpretación dramática magistral de su padre.
¿Moraleja? Ninguna. Pero si es necesaria para el buen funcionamento de la industris cinemaográfica ésta sería: "Si vas a invadir un planeta, informate antes."
Por cierto, todo esto ha sido un espoiler. Si alguien va a verla que no lo lea. Vale, tendría que haberlo escrito arriba. ¿No?
-Papá, papá! hay un alienígena desnudo en el jardín!-Coño! Enciende los aspersores, hijo mío,

Miedo (Paternidad parte 4)

Me da miedo que a mi hija le falten las oportunidades que yo he tenido.
Me da miedo que publicistas sin escrúpulos quieran convertirla en una princesa de color rosa.
Me da miedo que le enseñen a subir pero no a caerse y levantarse de nuevo.
Me dan miedo las espirales de pensamiento consumista que puedan arrastrarla.
Me da miedo que los hijos de Bin Laden la odien sin motivos.
Pero lo que mas me asusta, es que no quiera escucharme o no me entienda cuando trate de explicarle que todo, es una mentira.

Por supuesto, esta es una entrada actualizable.