jueves, 31 de diciembre de 2015

Otro año que se va (y seguimos en la brecha)





Otro año que termina. El 2015 se va para no volver más que en oleadas de recuerdos de tiempos mejores que el que estemos viviendo en ese momento. Y por algún motivo siento una irrefrenable necesidad de hacer balance de estos últimos 365 días y contárselo al mundo, como si al mundo le importara un testículo mi vida.

El año pasado (2014) lo despedía con una entrada cargada de buenas expectativas (ésta). Las cuales he podido cumplir, y con creces, lo cual me anima a esperar un año venidero al menos igual de productivo que este. Porque este año, además de jugar de forma casi regular a rol, tablero y demás, tuve el privilegio de poder participar en la organización de las Novelda Rolea y experimentar en mis propias carnes el estrés y la incertidumbre pero también la satisfacción y la sensación de haber llegado a un “nuevo nivel” en lo que al rol se refiere. Por supuesto yo fui el que menos hizo y todo mi agradecimiento es para Km/h, quien se lo curró mil millones de veces más que yo. Pero ahí estuve y que me quiten lo bailao.

También este año he empezado una cruzada personal para “recuperar” mis viejos manuales /libros/ suplementos de Ravenloft, lo cual más que un simple desembolso económico, se ha convertido en un entretenido ejercicio de búsqueda y disfrute de la lectura de los libros encontrados.

Por otro lado, y dejando el rol y los juegos un poco de lado, este año he conocido a más gente que en los últimos diez juntos. Puede parecer una estupidez, pero para alguien poco acostumbrado a relacionarse socialmente como yo, ha sido toda una experiencia poder compartir ideas, puntos de vista y en definitiva aprender cosas tan esenciales como que uno no está acabado hasta que no está muerto y enterrado.

Y como no, pienso en el año que empieza mañana y solo espero que sea tan interesante como este. No voy a decir que deseo que sea mejor que el anterior, entre otras cosas porque no es necesario. Llamadme conformista, pero me basta con seguir aquí, escribiendo de forma regular, jugando al menos una vez al mes, retomando quizás la afición por las miniaturas y a seguir coleccionando esas cosas que me gustan. Y cualquier cosa extra será bienvenida.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Nave del horror (Gran conjunción 2/6)





El cómo el cuando y el quien
La nave del horror apareció a principios de 1991 como la segunda parte de “La gran conjnción”, y cuarto suplemento de Ravenloft tras el compendio de monstruos. La escribió una tal Anne Brown, quien trabajó también en el desarrollo del mundo de Greyhawk y escribió varias novelas. La aventura se diseñó para personajes de niveles 8 a 10 y en España fue la última que vimos traducida.

El argumento:
La aventurilla se dividía en dos partes bien definidas. En la primera, los personajes se embarcaban en el “Resistencia”, rumbo a una isla en algún lugar del mar, descubriendo que en Ravenloft, hay bichos, maldiciones y cosas raras hasta debajo de las alfombras. Una vez en la isla, descubrían un mal ominoso y chungalí al que debían combatir para poder escapar del lugar. Hace mucho que la dirigí (pero mucho), aunque recuerdo que la primera parte nos encantó, además de que sentó las bases de las partidas que yo mismo crearía (menos dungeon y más investigación) y la segunda nos resultó un plomo. ¿Será así realmente? ¿O ahora el tiempo me quitaría la razón? Solo hay una forma de descubrirlo, pero no voy a ser yo, teniendo tantas aventuras de calidad, quien se moleste en redirigirla (al menos la segunda parte).

Contenidos:
Al igual que su predecesora “Fiesta de Goblyns”, esta aventura contenía algunos “extras” que nos ayudaban a ser más felices.
El libro en sí, era, como todos, en blanco y negro, ilustrado y con mapas, además de los conjuros extra, nuevas criaturas para fotocopiar y meter en el compendio, y notas y ayudas para el juego, todo ello en 64 páginas. 

Una vez más teníamos una portada que estaba separada del libro  y en la que teníamos un mapita de la isla en la parte de fuera y el mapa (la versión edulcorada para los jugadores) en blanco y negro en la parte interior. 


Y por supuesto, el mapa desplegable de rigor que se muestra a continuación.


Como podéis ver, no son tantas cosas ni tan chulas como en la anterior, pero no deja de ser un buen libro para dar glamur a nuestras estanterías de coleccionista desquiciado.

La conclusion: 
Un modulo que merece la pena jugar, al menos la parte del barco, y que a pesar de no ser tan "especial" como su predecesor, nos incluye un buen numero de ayudas (incluyendo instrucciones para jugar algunas secuencias con miniaturas) para hacer de la experiencia de juego algo para recordar. Además, éste fué el último que setraduciría (oficialmente, con permiso de Sr. Rojo) al español, lo que le da un extra de interés.

martes, 15 de diciembre de 2015

Traveller: Crónica de una partida que no pudo ser.




Resulta que hace muuuchos años (muchos muchos, pero no tantos), la madre de un amigo tenía un piso vacío el cual había alquilado a una muchacha joven que trabajaba en un local de comida rápida que solíamos frecuentar. Era una chica gordita, muy reservada, y daba el perfil justo de chica que te gusta pero que nunca admitirías ante tus colegas que te gusta, aún a sabiendas de que sabes que a ellos también les gusta y no lo admiten. Calma tensa lo llaman. Pero volvamos a la historia: La chica gordita y reservada vivía en el piso alquilado. Y allí vivió hasta que se marchó y ya nunca jamás volvimos a saber de ella. Pero no pasa nada porque este pseudo-relato no iba sobre ella sino sobre el piso que había quedado vacío.

El piso, como decía, era de la madre de un colega rolero y acababa de quedarse sin inquilina, así que éste logró convencerla (a su madre) para que nos lo dejara mientras encontraba a otra persona que pagara por él. La madre accedió y nosotros nos dirigimos allí, felices de tener un sitio donde jugar sin ser molestados. Y la cosa pintaba bien, pues pensábamos estrenarlo jugando una partida del mítico Traveller (ese por el que ahora piden miles de millones de € por internet), con unas patatuelas y unos refrescos de esos con burbujitas. Pero nada más abrir la puerta, algo nos olió mal; y no hablo en sentido figurado, pues realmente olía muy mal allí dentro. Entramos con cautela y todo parecía en orden: Recibidor, una habitación, cuarto de baño, salón… Pero al abrir la puerta de la cocina descubrimos el origen de tal aroma. Allí dentro no solo había una pila de cacharros sucios que legaba al techo sino que estaba todo lleno de comida en un avanzado estado de putrefacción. Había carne podrida en la encimera, en los armarios, en la nevera… Daba arcadas estar allí, pero todavía daba más asco el pensar que esa chica se dedicaba a la hostelería. Pero lo más horrible de esa cocina estaba todavía por ver, ya que advertimos que en una de las paredes había una especie de nido de moscas verdes tan grande como una pelota de baloncesto. Yo nunca había visto algo así; era una bola negra con destellos verdeazulados que zumbaba y crepitaba ante nuestros ojos. Podríamos jugar al Traveller a pesar del olor, pero la existencia de la bola de moscas era demasiado inquietante para estar como si nada.

Y fue entonces cuando tuvimos una idea de esas que solo se le puede ocurrir a un grupo de adolescentes que solo piensan en tirar dados y comer guarrerías. Se nos ocurrió abrir la ventana de la cocina y espantar a las moscas esperando que salieran ordenadamente a la calle como dóciles ovejitas para perderse y no volver jamás. Pero en seguida descubrimos que no había sido una buena idea. En cuanto perturbamos la paz de la bola de moscas, éstas no parecieron interesadas en salir a la calle y comenzaron a invadir la casa con un frenético zumbar de alas. Cuando quisimos darnos cuenta del error ya era demasiado tarde y nos veíamos sobrepasados por la cantidad de insectos que volaban sobre nuestras cabezas. 
 
Algo parecido a esto era lo que se vivía en ese piso
Tapándome la boca con una mano (por eso del refrán), logré llegar hasta una estantería donde había varias películas en VHS y agarré una para defenderme. Entonces alguien gritó desde el otro extremo del salón: “¡No. Es Johnny Mnemonic! ¡Es un clásicoooo...!” Hasta que su voz fue ahogada por decenas de moscas que lo envolvieron, dejando su esqueleto limpio en cuestión de segundos. Visto lo visto, los supervivientes nos dirigimos a la puerta de entrada donde algunos quemamos nuestras camisetas para espantar a los bichos mientras el que llevaba las llaves abría, y salimos en tropel a la escalera. Mientras cerrábamos con llave pudimos oír los golpes desde la parte de dentro de un compañero rezagado, pero ya era tarde para él…

Han pasado muchos años desde esa fatídica tarde en la que no pudimos jugar al Traveller, pero todavía me acuerdo con cierto horror de lo que allí sucedió. Y reconozco que a veces, cuando voy de visita al pueblo, paso por delante de ese viejo edificio, ahora completamente abandonado, y levanto la vista hasta ese tercer piso donde a veces me parece ver algo negro, enorme y zumbante, observarme con ojos compuestos desde la ventana.
Que sí, que sí. Fijaos bien.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Fiesta de Goblyns (Gran conjunción 1/6)





El cómo el cuándo y el quién:
Fiesta de Goblyns (mal traducido de “Feast of goblyns”) fue el primer módulo publicado para el escenario de campaña Ravenloft allá a finales del 1990. Lo escribió un tal Blake Mobley (inventor del dado de 16 caras), y estaba diseñado para personajes de niveles 4 a 7. Fue el primero de una serie de seis aventuras independientes que formaban parte de la Gran Conjunción que daría paso a la reedición del mundo de Ravenloft y que sería publicada en España.

El argumento:
Se podrían hablar mucho de este módulo que para muchos es de lo mejorcito que se ha escrito jamás, pero no voy a hacerlo porque sería repetirme, ya que hace algunos años ya hablé de él en esta entrada. Leedla si os gustan los spoilers y luego volved aquí.

Contenidos:
Aquí es donde tenemos más que ver, ya que esta aventurilla contiene toda la esencia de las publicaciones de principios de los 90 del AD&D, donde se cuidaba hasta el último detalle.


En primer lugar tenemos el libro en sí; una aventura de 96 páginas, en blanco y negro, y que contenía numerosas notas para fotociopiar y entregar a los jugadores, nuevos conjuros, nuevos mostruos que añadir a nuestro compendio y algunas ideas de cómo dirigir partidas en Ravenloft de forma molona.


Del mismo modo, la portada (que no estaba grapada al libro), contenía la pantalla del master, con nuevas tablas muy útiles, ya que cuando se publicó, la caja del vademécum de Ravenloft (la Black Box) no contenía pantalla. Para los directores de juego españoles, en cambio, no nos resultaba tan útil, pues la caja publicada aquí, si contenía ya una pantalla casi idéntica, pero más chula y rígida.


Y al igual que la pantalla, nos venía la hoja de personaje oficial de Ravenloft, la cual incluía las cosillas especiales de ese mundillo (Miedo, horror, locura, controles de poderes etc…) además de un diseño bastante bonito. El único problema era que estaba todo algo apretado y tenías que escribir con letra muy pequeñita con un lápiz tan afilado que podría perforar el diamante; además de una errata en la sección del equipo. 


Y como no… Mapas. Muchos mapas. Por un lado los de dos cabañas que aparecen en un encuentro que nada tiene que ver con la trama de la aventura, y por otro el típico desplegable a color con todos los mapas necesarios para jugar. Y si hay que destacar algo más sobre estos elementos es que la mayoría de mapas están hechos a perspectiva, es decir, que nada de nivel 1, nivel 2, etc… Muy curioso y, en mi opinión, útil.



La conclusión: Un módulo memorable e imprescindible para cualquier dungeonero que se precie, tanto por su argumento, como por la cantidad de papelajos que incluye. Y estad seguros de que si algún día se monta un museo del rol, Fiesta de Goblyns tendrá su lugar en una vitrina rodeada de alarmas.

jueves, 10 de diciembre de 2015

La "Gran Conjunción"




En el año 1990 y casi simultáneamente a la aparición de la primera edición de Ravenloft (o “black box”), se anunció la llegada de “La gran conjunción”, que no era otra cosa que una profecía vistani apocalíptica que anunciaba el fin del mundo (de Ravenloft) tal y como existía hasta el momento. Tal profecía consistía en seis versos que se iban cumpliendo a medida que se jugaban los seis módulos de la “campaña”, los cuales se fueron publicando entre 1990 y 1993 y que darían paso a la segunda edición (la famosa caja roja que se tradujo al español) en 1994. ¿Pero adonde quiero llegar con tanto dato? Pues a exponer mis dudas sobre ese formato editorial.
Los vistani igual te dicen que el mundo se acaba como se ponen a bailar
 Para empezar, no entiendo el por qué se crea un complejo escenario de campaña (recuerdo que la “black box” eran 2 cajas con varios libros, plantillas, mapas, cartas, dados…) para anunciar inmediatamente que en los años próximos iba a ser totalmente remodelado. Puede que en TSR fuesen tan sobrados de ventas que no les resultara ningún problema, o quizás no tenían ni idea de cómo hacerlo y decidieron ir improvisando sobre la marcha.
 
Vistani con bola
En segundo lugar, remarcar que esa “campaña” no era realmente una campaña, ya que los seis módulos eran aventuras totalmente independientes (a excepción de las dos últimas, creo recordar) y que además no seguían un orden de dificultad (de niveles más bajos a más altos) sino que iban a su bola. También hay que recordar que el Ravenloft fue creado originalmente como un mundo para ir combinando con otros escenarios de campaña, por lo que eso no debería importar mucho, a no ser que se publicaran posteriormente a la caja roja (caja roja de Ravenloft, no la de Dalmau), como pasó en España, lo cual causó cierto desconcierto por tener que jugar “algo que ya ha pasado”.
Es por esto que ciertos avispados dungeonmasters decidieron alterar el orden de la profecía para hacerla más jugable, siendo éste el orden recomendado:

1: Night of the walking dead (1992)
2: Touch of death (1991)
3: Fiesta de goblyns (1990)
4: La nave del horror (1991)
5: From the shadows (1992)
6: Roots of evil (1993)
 
Vistani con bolas
Hay que tener en cuenta que de los seis libros, solo dos llegaron a ser traducidos a nuestra lengua, los cuales he podido recuperar gracias a amables lectores de este blog (Alonso me consiguió el Fiesta de goblyns y Cabeza de Plomo La nave del horror) y que de momento son los únicos que poseo de esta serie, aunque en su día llegué a dirigirla completa (y en su orden original) a mi grupo de juego habitual.

Y es ahora cuando la gente empieza a preguntarse a dónde quiero llegar con todo este rollo, y eso no es otra cosa que pasar a reseñar (en futuras entradas, claro, que si no se nos hace muy largo), los distintos módulos de manera individual. Así que estad atentos (o no, si no os interesa), porque en breve “destriparé” el “Fiesta de goblyns”.