viernes, 19 de abril de 2013

Héroes en la sombra




Ayer mismo (ayer de escribir esto, no ayer de cuando se lea), estuve hablando con un viejo conocido vía watsap (o como se llame) que es una forma de chatear con el teléfono móvil que posee la novedosa ventaja de permitirte hablar mientras conduces un camión de 26 toneladas, con una persona que puede estar, por ejemplo, sentada en el váter; Pero no voy a hablar de nuevas tecnologías sino de la conversación en si.

Mi interlocutor era un chaval joven, al que le llevo década y media de ventaja (o desventaja según se mire) y viejo conocido de juegos de rol y otras cosillas así. Hablamos del tiempo que hacía, del que pasaba, del trabajo y los estudios… Y en un momento dado me sentí algo mal por no haber estudiado, por verme ahora abocado a un trabajo interminable sin opciones alternativas de mejora, por no haber sido consciente de que llegaría a los treinta y tantos y al mirar atrás mi vida sería un borrón informe de oportunidades desaprovechadas.



Pero hablando hablando me di cuenta de que los puntos en común con el chaval del otro lado del teléfono no eran tan distintos y que solo variaban en intensidad y forma. Me explico: Música, videojuegos, ver alguna peli de vez en cuando… Solo que la época en la que los treintaytanteros fuimos jóvenes todo estaba muy verde aún y no daba tiempo a relajarse y aprovechar el tiempo. Los que ahora se llaman frikis se mueven en un entorno perfectamente diseñado para ello; Un ambiente estereotipado y acomodado para poder hacer lo que les gusta sin demasiado esfuerzo y así poder disponer de tiempo libre para llevar una vida normal. En nuestra época no existía el término friki y debíamos luchar por encontrar aquello que nos identificara. Nosotros fuimos los encargados de testear cientos y cientos de videojuegos cutres para elevar al olimpo de los clásicos a los que serían los padres de los videojuegos actuales. Nosotros probamos los primeros sistemas de juegos de rol y tablero para que a día de hoy el Descent y el Monopoly estén en estanterías diferentes. Nosotros decidimos que bandas sobrevivirían y cuáles desaparecerían con un miserable disco en su haber. Nosotros vimos pelis malas de cojones para que las grandes productoras supieran cuáles debían copiar y disfrazar de nuevos clásicos. Nosotros decidimos que las patatas al jamón debían permanecer y las de barbacoa caer en el olvido. Y nosotros éramos los que navegábamos por una red arcaica en ordenadores marrones enchufados al cable de teléfono buscando tetas para que a día de hoy, internet esté repleto de pornografía de calidad.







Tuvimos una misión y la cumplimos con éxito para modelar así un futuro mejor para todos. Puede que nunca se reconozca nuestra titánica labor, pero estamos ahí, en cada canal, en cada página, en cada tienda y supermercado; nuestros años perdidos matando monstruos con espadas pixeladas y cada metro recorrido por las estanterías inferiores de los videoclubs valieron la pena.
Somos héroes aunque nadie lo crea.
 

5 comentarios:

  1. Hay un punto en el que no estoy de acuerdo, hubo un sector muy abundante en la sociedad que lucharon con fiereza para que desaparecieran para siempre las patatas al jamón y perdurasen las barbacoa. Pero se perdió la batalla injustamente y a partir de entonces, ese sector de la sociedad, fué condenado a sufrir en silencio los ardores de estomago provocadas por tan cruel patata.

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    1. Entiendo tu reivindicación, hermano de papilas gustativas, porque yo mismo luché por que el sabor barbacoa (mucho más suave y digestivo, como tu apuntas) prevaleciera, pero no fué posible.
      Pero ya sabes lo que dicen: Si no puedes con tu enemigo, únete a él.

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  2. Antes muerto que sufrir de nuevo esos insoportables ardores, si pudiera unirme a este vil enemigo creeme que lo haria, pero ahora por ahora, con los nuevos sabores jamón jamón me es totalmente imposible.

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  3. Hola

    Tu artículo contiene grandes dosis de verdad y un certero análisis, como es frecuente en tus entradas.

    Sobre todo en los últimos años, pero desde hace tiempo, parece que alguien se ha dado cuenta de que el friki es un mercado excelente para explotar (sólo un friki puede seguir gastando los mismos zapatos año tras año pero gastarse 300 euros en la réplica de la espada de Gandalf) y ha inundado las tiendas, las webs y la vida de maravillas de fantasía medieval y ciencia ficción para hacernos perder nuestro tiempo y nuestro dinero.

    Y sí, no sólo nuestros herederos en frikez tienen el trabajo ya hecho, sino que esos empresarios se lo han encontrado ya todo apisonado, estudiado y valorado por las generaciones de frikis ya pasadas.

    Por otra parte, aunque no esté directamente relacionado, se me ocurre que estas series que ven nuestras hijos ahora en la tele, o incluso esas calles de la ciudad por las que pasean o esos parques donde juegan, las colecciones de cromos que hagan, etc., que nos parecen a nosotros algo anodino, del montón, para ellos alcanzará el estado mítico que tiene para nosotros por ejemplo nuestros recuerdos de niño, o la peli de los Inmortales o el Tente. Quizá sea que el tiempo embellece los recuerdos y lo malo se olvida, y que recubrimos nuestros recuerdos de una capa de subjetividad que con la distancia es imposible distinguir.

    Saludos

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    1. Estoy muy de acuerdo en lo que dices excepto en el último párrafo. En nuestra época no había mucho donde elegir y por ello algunas cosas se covirtieron en míticas. Las colecciones de cromos de bollicaos se las hacía todo el mundo... porque no había alternativa; las tortugas ninja las veía todo dios porque no había demasiado donde elegir, etc... Hoy en dia el abanico de opciones es mucho más amplio y ya veremos qué queda de mítico en todo ello.

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