Lo que
viene a ser:
Burning
Games son una compañía nacional, independiente y autosuficiente, que entre
otros proyectos sacaron vía mecenazgo hace ya algún tiempo un juego de rol
llamado Faith, que contaba además de un diseño excelente, la peculiaridad de
incluir elementos propios de juegos de tablero tales como cartas, tokens y
fichas, de modo que se podía prescindir del típico “dados, lápiz y papel” que
tanto caracteriza a los juegos de rol de toda la vida. Semejante presentación,
aunque atractiva, hizo que todas mis llagas de viejo rolero sangraran como
adolescentes de juerga un viernes 13 en una casita junto a un lago y que por
ello no mereciera la pena desembolsar los 60-70€ que costaba la caja (porque
venía en caja) y lo dejé pasar.
Pero
hace un par de semanas, visitando mi tienda de cosas chulas favorita (bueno, la
segunda favorita) vi algo que se anunciaba como “Faith, caja de inicio” por
solo 30€uretes y que hizo saltar mi curiosidad. Al llegar a casa investigué y
descubrí que esa caja era la primera ampliación del Faith, la cual contenía más
personajes, más cartas, más monstruitos y una campaña lista para jugar. La gran
ventaja de la misma (y a mi parecer todo un acierto en cuanto a márquetin) es
que no era necesario tener el Faith básico para jugarla, con lo que el
desembolso por pura curiosidad quedaba algo más atenuado. ¿Y que hice? Comprármela
para poder compartirla con todos vosotros, por supuesto.
Contenido:
Dentro
de la bella caja, que debo decir que está muy bien ilustrada y eso compensa que
sea de las que se abren deslizándolas y luego se quedan chafadas, hay un libro
de 70 y pico páginas que contiene la aventura propiamente dicha, otro libro más
fino con las reglas esenciales del juego, cuatro hojas de personajes pre
generados, una hoja de control del master, 4 fichas de monstruos y dos mazos de
cartas. Además, mi pedido llegó con los extras del mecenazgo que consisten en
una tarjeta de monstruo adicional, varias fichas con encuentros para intercalar
en la campaña, un bonito comic que es un poco chorra pero ayuda a entender un
poco la mecánica de juego y un mapa desplegable del planeta donde transcurre la
acción. Hay que decir que tooodos los componentes vienen a color, en papel de
calidad y con unas ilustraciones impresionantes.
Una fotilla del interir del libro de reglas. |
La
ambientación:
Faith
nos lleva hasta un futuro lejano donde dos razas alienígenas luchan entre ellas
para hacerse con el control de los mejores trozos del universo. Pero no os
imaginéis una batalla con explosiones y muertes por todas partes rollo
Warhammer 40K, sino más bien una guerra fría con bloqueos económicos,
escaramuzas aisladas, chantajes emocionales y tratos comerciales tensos. Aparte
de eso los humanos que viven en un planeta Tierra devastado y agonizante tienen
su pequeño papel en este conflicto sirviendo como mercenarios, mano de obra
barata o conejillos de indias para los planes superiores de las dos grandes
razas. ¿Y ya está? Pues no, porque recientemente han aparecido los Ravager, una
nueva raza de devoradores de mundos y asimiladores de adn (¿Alguien ha dicho
tiránidos?) que amenazan con mandarlo todo al garete, hecho que ha obligado a
Corvo e Iz’kal (los dos que se peleaban al principio) a crear una alianza para
repeler a los recién llegados. ¿Y ya está? Por supuesto que no; también están
los señores de la guerra humanos, los gigantescos raag, los agujeros de gusano,
el laberinto… Y los dioses. Porque hay dioses (por eso se llama faith el juego)
que al contrario de lo que estamos acostumbrados a ver, no necesitan ser
adorados en capillas ni cosas por el estilo sino que son ellos mismos los que
seleccionan a quiénes otorgar sus poderes dependiendo de sus actos, pudiendo
convertirlos en verdaderos campeones de su causa.
Y ahora
diréis “sí, sí, todo muy bonito, pero cómo se juega a un juego de rol sin
dados” y ahí voy a explicároslo así a grandes rasgos.
La
mecánica:
No sé
si habéis probado el Cthulhutech de Edge en el cual las tiradas de dados se
asemejan a jugadas de poquer en las que hay que sacar parejas, tríos y
escaleras para conseguir aumentar las puntuaciones; en ese juego el tirar dados
toma otra dimensión al resultar divertido de por sí, y más teniendo en cuenta
que los jugadores tienen una reserva de dados adicional (pero finita) a la cual
acudir cuando la cosa se pone fea. En este Faith sucede algo parecido pero con
cartas. Os lo cuento.
Cada
vez que empieza una escena nueva cada jugador roba siete cartas de un mazo (que
puede sustituirse por uno de póker normal pero los de Faith son más bonitos)
las cuales vienen con un dibujito que representa el ambiente (los palos de toda
la vida) y un número de 1 a 13. Cada vez que hay que resolver una acción (hacer
una tirada en otros juegos), el personaje puede potenciar sus habilidades
sumándoles un número de cartas determinado por su característica (destreza, constitución,
mente etc…) entre otros factores y sumar la cifra de cada una de ellas a la
habilidad que vaya a utilizar. Una vez realizada la acción, dependiendo de qué
cartas y qué ambientes haya utilizado, éstas se recuperarán del mazo principal
o no, de modo que el personaje puede salir beneficiado o quedarse con menos
cartas de las que tenía al principio. ¿A que no lo habéis entendido? Pues eso
es que sois tontos porque yo lo he explicado de puta madre.
En
cualquier caso, no es importante que os explique las reglas pero sí que las
cartas se utilizan no solo como sustituto de las tiradas de dados sino también
como gestión de los recursos del personaje, ya que si se utilizan mal, éste se
quedará sin ellas y prácticamente inutilizado hasta que acabe la escena o pueda
descansar, momento en el que se rellena la mano. A falta de probarlo en mesa,
me parece un elemento bastante interesante.
Por
supuesto hay muchas más cosas, pero he querido comentar lo de las cartas por
ser lo más llamativo y porque creo que puede dar pie a verdaderos piques entre
pjs y pnjs, especialmente en situaciones cruciales de la partida.
La
conclusión final:
Compro
muchos juegos a los que sé que no voy a jugar, simplemente por leerlos, porque
creo que merecen la pena ser comprados o porque sencillamente me van a quedar
bonitos en la estantería. Pero muy pocos de esos juegos me han despertado tanto
interés por jugarlos que este Faith. Así que si nadie me detiene a tiempo lo
haré. Aunque tenga que secuestrar gente y meterla en mi sótano en plan Silencio
de los corderos. Escena esa del desnudo raro incluida.
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