domingo, 4 de febrero de 2018

Una pesadilla de rol.





Me siento a la mesa, coloco la pantalla oficial de Masque of red death correspondiente a la mejor edición del mejor juego de rol de la historia ante mi y carraspeo. En la mesa, mis cuatro jugadores favoritos de todos los tiempos esperan, revisando sus hojas de personaje a que comience la apasionante aventura en la que se verán sumidos. Siento algo de presión, pues de mi depende su diversión durante las siguientes dos o tres horas; yo debo garantizar su entretenimiento así como ser capaz de crear una atmósfera inmersiva y una trama en la que puedan participar hasta el punto de que la recuerden durante el resto de sus días. Estoy nervioso pero feliz. Carraspeo, recito de memorieta la introducción de la partida y luego me oculto tras la pantalla para buscar las fichas de algunos pnjs. Apenas tardo unos segundos pero cuando vuelvo a levantar la cabeza la única jugadora femenina del grupo ha desaparecido del mapa. No lo entiendo pero como nadie hace el mínimo caso, continuo con la partida.
Los ahora tres jugadores están explorando una pequeña aldea que parece abandonada, como si sus habitantes hubiesen salido por piernas repentinamente. No hay signos de violencia, las puertas ha quedado abiertas, hay cocinas todavía funcionando y puestos del mercado abandonados a su suerte. Pregunto a los jugadores qué van a hacer y descubro a dos de ellos jugando al magic en plena partida. Ignorándome. Apelo al único jugador que queda fiel a mi trama pero parece ausente. Le toco el hombro con un dedo a ver si reacciona pero cae fulminado con mi contacto, cayendo al suelo convertido en ceniza. Me agobio un poco, lo reconozco. Trato de llamar la atención de los otros dos pero no me hacen ni caso, así que frustrado empiezo a guardarlo todo en la caja de nuevo pero no cabe bien y se empiezan a doblar los libros, se rompe la pantalla, se pierden los dados, la sala entera parece replegarse sobre si misma y amenaza con aplastarme hasta que despierto con un grito de “¡No quiero mque encuentren mi cadáver junto a cartas de magic!”.
Mi mujer me da un codazo que me devuelve a la realidad y me dice:
-¿Otra vez esa pesadilla de rol?
Trato de conciliar el sueño de nuevo pero me resulta imposible, así que bajo a escribir una entrada de blog.

5 comentarios:

  1. Eres autoexigente a tope ¿no?

    "...pues de mi depende su diversión durante las siguientes dos o tres horas; yo debo garantizar su entretenimiento así como ser capaz de crear una atmósfera inmersiva y una trama en la que puedan participar hasta el punto de que la recuerden durante el resto de sus días"

    Nooooo veas. Cómo no sentir pesión con esa pedazo de losa a la espalda? Normal que tengas pesadillas bro

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    1. Así es, amigo Sirio. Mis partidas o son únicas e irrepetibles o no son.
      Y generalmente no son.

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  2. Perder los dados... perder los dados... ya que los he encontrado no quiero ni imaginármelo.

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