Hace
tiempo que quería hablar de este libro, no porque me haya gustado especialmente,
que no lo ha hecho (aunque si me ha parecido entretenido y con eso me
conformo), sino porque forma parte de esa enorme mayoría de libros que pasan
desapercibidos al mundo debido a que no tienen tras de si nombres famosos o
producciones cinematográficas.
La
acción se desarrolla en un mundo futurista, algo cyberpunk, situado en un
planeta desconocido, aunque con grandes similitudes terráqueas. En él conviven
cuatro razas distintas asumiendo sus respectivos papeles en la sociedad y al
margen de ella, los protagonistas, que son un puñado de delincuentes
juerguistas y descerebrados especialistas cada uno, en una actividad delictiva
distinta. La historia comienza cuando son contratados por el gobierno para
llevar a cabo una misión tan arriesgada que sólo unos personajes como ellos
serían capaces de llevar a cabo. Tentados por la enorme cantidad de dinero
recibida, aceptan el plan y comienzan un largo viaje hacia su objetivo. Pero
los héroes no son tal y deciden tomar su propia ruta y gastar el dinero como
más les convenga, eso significa en drogas, prostitutas y otros placeres de la
carne, convirtiendo su misión en algo impredecible y difícil de conseguir.
El
libro fue escrito entre Juan Vicente Carratalá y Frank Sullivan y editado por
ECU allá por el 2010 y como primera obra de los autores tiene algunos puntos
que podrían haberse pulido: La ambientación
es muy confusa y el lector nunca llega a hacerse una idea de cómo es el
mundo en el que transcurre la historia; Del mismo modo, los personajes
protagonistas tienen una personalidad tan psicótica y cambiante que cuesta distinguir a unos de otros y
todo ello, unido a bajones de ritmo considerables (esas largas conversaciones
de colocón) hacen que la lectura sea algo tediosa en algún punto. Por suerte,
las escenas de acción están perfectamente escritas y no se ahorra en detalles a
la hora de tirotear, explotar y machacar cualquier cosa; Y todo ello, bueno y
malo viene aderezado con mucho sentido del humor, algo infantiloide en muchos
casos, pero que le da un toque de frescura a la obra.
En
definitiva, un libro mediocre, de los que a mi me gustan, que sin destacar por
su prosa elaborada, originalidad o argumento elaborado, te arrancan alguna que
otra sonrisa y te distraen mientras sigues buscando ese libro maravilloso que
te marcará de por vida y que, seguramente, nunca encontrarás.
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