El
mundo está destruido y la madre de los dioses le da a Spawn la oportunidad de
rehacerlo a su gusto con lo que él decide dejar las cosas como estaban antes de
todo el rollo apocalíptico pero con una diferencia: Las puertas del cielo y el
infierno permanecerán cerradas, para que el planeta tierra sea cosa de los humanos
y ya está. ¿Cuál es el problema? Pues que si pasa esto la colección se acaba.
Por ello resulta que al final no, las puertas no están del todo cerradas,
siguen pasando cosas chungas y todo sigue más o menos igual.
Así que
la historia sigue y el pobre guionista, necesitado de sacarle más jugo a un
personaje ya reseco (en todos los sentidos) le da un giro al argumento
presentándonos al “verdadero” Al Simmons que no era tan bueno como lo pintaron
durante 140 números, sino que resultó ser un tirano, un fanático y un violento;
Y en realidad eso de que lo que más quería en la vida era tener un hijo no era verdad ya que había
hecho abortar a su querida mujer (que no la quería tanto en realidad) a base de
hostias y si, un giro sorprendente y decepcionante en el pasado de Spawn que no
había por dónde cogerlo.
Pero
eso no es todo. Entre número y número se nos presentan historias cortas sobre
los antepasados de Spawn, su familia y cómo toda la historia de los Spawns está
relacionada con un único objetivo. ¿Al Simmons? ¡NO! Su hija, ya que en
realidad la mujer no había abortado sino que el bebé se salvó y se lo llevó el
malo porque todo era una treta del demonio desde el principio. Y…esahijaeslamasmalaporquetienemucharabiaporquesuspadresnoledieronamoryahoraesun monstruaco QUE LO FLIPAS.
Total,
que al final llega Todd McFarlane, creador del personaje y primer guionista de
la serie y decide tomar las riendas porque ve que la cosa se le va de las
manos. Y así termina la cosa: Con el personaje en manos de su creador decidido
a terminar de una vez con todas con tanto rollo, tanto giro, tanto cambio y
tanta… Mediocridad.
Solo me
quedan dos tomos para terminar la serie (o por lo menos con lo publicado en
España) y con ellos, terminar con estas crónicas que ya se hacen cansinas.
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