sábado, 5 de octubre de 2013

Skaven contra Ogros: La proporción de la desproporción.



Para mi tercera partida al mando del ejército rátido debía enfrentarme a los reinos ogros recién comprados de mi rival habitual en una pequeña escaramuza a 1250 puntos . Para quien no lo sepa, los Skaven se caracterizan, además de por la inestabilidad de su magia y tecnología, por la cantidad de miniaturas que se ponen sobre la mesa; los reinos ogro, en contrapartida, son grandes, brutales y forman un ejército completo con muy pocas miniaturas. El resultado: 16 ogros contra 90 skaven. ¿Desequilibrado? En apariencia si, pero tocaba comprobar si los de GW habían sido capaces de equilibrar este tipo de partidas.

La primera partida fue de risa. En el primer turno disparo mi cañón de disformidad con tal precisión (llamadlo dados afortunados, si queréis), que el proyectil impacta directamente sobre el comandante ogro, explotando y eliminando a toda su unidad. Eso resulta un golpe mortal, ya que mi rival se quedaba solo con el cañón (que cosas de la vida, sacó el resultado de problemas doble dos veces seguidas), seis ogros y tres jinetes de dientes martirio (o algo así) frente a mis todavía 90 ratitas. El resultado: Una lucha perdida sin remedio a pesar de la resistencia ogra.

Y como todo había terminado tan pronto, almorzamos y comenzamos una segunda partidilla, esta vez sin tanta influencia dadera. La cosa comenzó normal, con disparos de ambos bandos, un número de bajas razonables y algún que otro artilugio skaven volando por los aires debido a problemas técnicos. Y si algo caracteriza a los ogros, además de su tamaño, fuerza, resistencia y número de ataques, es la velocidad con la que pueden atravesar el tablero de lado a lado, porque en un plis ya los tenía encima para demostrarme que seis contra treinta no es algo descabellado. A partir de ahí, carga tras carga mis ratas caían a docenas, mientras que yo daba saltos de alegría si conseguía derribar a algún grandote. Finalmente logré destruir su cañón y salvar al vidente gris de la muerte en el último momento con un conjuro de Salto, pero mis ratas ogro salieron en desbandada al perder un combate y los acechantes nocturnos, en los que había confiado un buen número de puntos confiando en su velocidad y armas envenenadas, entraron demasiado tarde y lejos del combate, por lo que no pudieron hacer nada. Al final victoria por puntos para mi rival y la satisfacción de ver cómo este juego, a pesar de lo que digan por ahí, está equilibrado y es muy divertido.

Y ahora, cómo no, las imágenes de la contienda.

Aqui podemos ver la diferéncia de tropas en el despliegue.

El cañón ogro y la artillería skaven son máquinas devastadoras, aunque los ogros dan más miedito.

 









Ambos bandos mueven en busca del combate cuerpo a cuerpo.









Los disparos se suceden en el momento prévio al asalto.

Los pobres acechantes nocturnos, fuera de tiempo y lugar.


Seis contra treinta. Pero ganaron por estar pintados, nada más.

El asalto final, en la zona de despliegue skaven, terminó en una proporción muy favorable para los ogros.







El último turno de retirada ratuna. Nótese el vidente gris escondido entre las cabañas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario