lunes, 14 de enero de 2019

El semiorco sindicalista (Reto Arcanum 4)

Aunque cada vez menos, estas fechas navideñas siempre acaban aportando algo de tiempo libre extra, además de cierta melancolía, lo que me ha llevado a desempolvar algunos videojuegos viejunos, entre ellos mi adorado Arcanum y a recordar que hace unos años en este blog comencé un reto relacionado con el juego que ahora me ha apetecido continuar. Tal hazaña consistía en crear personajes variopintos, alejados de los cánones habituales de la fantasía y probarlos durante algunos niveles para ver si es cierto eso de que el Arcanum es un juego tan completo y variado como algunos cuentan.
Tenéis la primera entrada de ese reto aquí, y los personajes 1, 2 y 3. Así que ahora voy a por un nuevo personaje al que llamaré “El semiorco sindicalista”. Voy a poneros en trasfondo.

Cornam Der Urgrik nació de la infame unión entre una orca y un humano, con lo cual tuvo que llevar el estigma del rechazo de ambas razas de por vida. Criado entre orcos habría sido carne de cañón para su cultura barbara y entre humanos habría sido excluido de cualquier trato mínimamente digno. Así que su padre decidió hacerse cargo de él y llevarlo hasta una zona rural donde le educó, le alimentó y finalmente le encontró un puesto de trabajo en una cantera. En las sociedades industrializadas los semiorcos sirven como mano de obra barata, casi regalada, y además éstos aguantan cantidades ingentes de trabajo duro gracias a su fuerza y resistencia superior, así como a abusos por parte de los capataces debido a su inteligencia y voluntad inferior. Pero Urgrik no era ese tipo de semiorco. Él era más listo que los otros y rápidamente entendió que su situación y la de sus congéneres no era justa y decidió movilizares para rebelarse contra sus dueños y exigir mejores condiciones laborales.
No le resultó difícil reunir a un grupo de trabajadores y convencerlos de que si esas pesadas cajas de explosivos en lugar de ser transportadas y almacenadas se usaban para amenazar a los capataces, éstos se darían cuenta de quiénes tenían el poder en la cantera. El plan era sencillo: Una buena mañana se plantarían y dinamita en mano exigirían a sus jefes más dinero por menos trabajo, algo a lo que ellos gratamente accederían por miedo a futuras represalias.
En efecto, a la mañana siguiente más de la mitad de la plantilla se sublevó contra sus jefes, los cuales, temerosos de que cumplieran sus amenazas de hacer estallar los explosivos se refugiaron en la misma sala de almacenaje de explosivos (Santa Bárbara) con la idea de que los semiorcos no serían tan estúpidos como para acercarse allí con antorchas y bombas en las manos. Se equivocaron. Por lo visto sobreestimaron el intelecto de sus trabajadores y éstos no solo se acercaron, si no que arrojaron un pequeño artefacto incendiario a modo de aviso que terminó con toda la fábrica volando por los aires y la totalidad de trabajadores y capataces convertidos en pedazos de carne tostada desperdigados en un radio de varios centenares de metros. Todos excepto Ugrik que prediciendo lo que iba a suceder ya había puesto pies en polvorosa y comprado un billete de zeppelin a cualquier parte, quizás Tarant, donde habría muchos más semiorcos oprimidos a los que incitar a la rebelión.

Para crear el personaje no me compliqué mucho la vida; elegí semiorco como raza (obviamente) y el trasfondo “Huido de una factoría” que proporciona un +1 a la fuerza a costa de comenzar sin dinero. Los semiorcos ya empiezan con una ligera ventaja en las habilidades de melee y esquiva, así que repartí los cuatro puntos iniciales en carisma, belleza (para mejorar la reacción inicial) y aumenté todavía más melee y esquiva. Con el resultado, salir de la zona del accidente del zeppelin no resultó nada difícil y al llegar a Shrouded Hills y subir algunos niveles me centró en la fabricación de explosivos y la habilidad de “lanzar” para convertir a Rugrik en un personaje capaz de defenderse en el cuerpo a cuerpo pero también un experto en explosivos letal a distancias cortas. Y como no, aumento de carisma, inteligencia y la habilidad de persuadir para poder comenzar a agitar a las masas al llegar a Tarant.

Actualmente Ugrik ha llegado a nivel 12 de una forma relativamente desahogada. Con dos seguidores (un guerrero enano y Virgil) es capaz de lidiar con los combates sencillos, equilibrar la balanza a su favor en los complicados (gracias a los benditos cócteles molotov) y debido a su alta inteligencia puede desviar cualquier conversación más allá del tema racial, por lo que ser un semiorco no le causa especiales problemas. El único inconveniente del personaje quizás sea que a partir de este momento habría que decidirse definitivamente por una escpecialización (enfocarlo al combate, a las habilidades técnicas o a lo social) y la verdad es que no me decido. Supongo que lo suyo sería seguir buscando la perfección en cuanto a carisma y persuasión para llegar a viajar con un verdadero séquito que le saque las castañas del fuego y como no, si el juego lo permite, convertirse en el líder de una nueva revolución industrial en Tarant. ¿Logrará por fin Ugrik convertirse en un líder para sacar a sus congéneres de la opresión? Me temo que nunca lo sabremos porque las vacaciones ya terminaron y ahora lo que toca es… lo que toca.

5 comentarios:

  1. Súbele el Carisma a tope y a ver si en las próximas Navidades consigue montar la revolución.

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    1. A ver... Es un juego muy completo pero no estoy seguro de que contemple esa posibilidad.

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  2. Pues porque no hay versión de Mac del juego, si no lo probaba. Tiene buena pinta.

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