sábado, 16 de enero de 2021

Indomitus, la madre de todas las cajas.

 


Todas las ediciones de Warhammer han ido acompañadas por suculentas cajas de inicio consistentes en dos batallones rivales así como todas las herramientas necesarias para empezar a jugar (dados, reglas, algunas veces escenografía…) enfocadas a enganchar a dos amigos para que empiecen a darse de tortas de la forma más rápida y fácil posible. Eso ha sido siempre así y lo seguirá siendo, al igual que esas cajas pasan a convertirse en poco tiempo en piezas de coleccionista muy codiciadas y buscadas, sobretodo por sus miniaturas exclusivas.

Y como no, esta última novena edición nos trajo la fastuosa caja Indomitus, que contenía dos ejércitos a mil puntos cada uno (marines espaciales y necrones), el reglamento del juego y varias chucherías más por unos cien euros, que viene siendo una cuarta parte del contenido de la caja en tiendas. Además, se anunció que se trataba de una edición limitada, numerada y por lo tanto había que correr para hacerse con una. Las “indomitus” se agotaron en prepedidos y las que llegaron a tiendas desaparecieron a la velocidad del rayo. Muchos se echaban las manos a la cabeza ante el miedo a quedarse sin su ejemplar y poco a poco la verdad comenzó a dejarse ver por el horizonte de páginas de reventa y segunda mano. Y esa verdad son y serán siempre los especuladores.

Decenas de incomprendidos habían decidido comprar masivamente las nuevas cajas warjameras con la intención de acapararlas y venderlas luego a precios elevados para multiplicar el dinero invertido y hacerse así un poco ricos para poder gastárselo en más warhammer. Los aficionados que ya tenían las manos en la cabeza animaron a los que no a imitarles. Las cajas de indomitus habían sido secuestradas vilmente y ahora no les quedaría más remedio que pagar los elevados rescates para no quedarse sin ellas, a no ser que…

Cuando todo parecía perdido apareció Games Workshop, con botas altas y capa al viento, para anunciar que bueno, al final eso de la edición limitada y numerada y tal que era una broma, que tenían chorrocientas cajas de indomitus más para vender a precio normal y que nadie iba a quedarse sin su copia. Todos cantaron felices mientras arrojaban sus billetes de cien a la empresa salvadora mientras los especuladores, algunos de los cuales se habían dejado cientos y cientos (incluso miles, me consta) de euros en cajas para revender, se veían obligados a deshacerse de ellas a precios iguales o inferiores al que les había costado.

Hay quien dice que fue una estrategia planeada por nuestros amigos de GW que cansados de tanta especulación habían decidido darles un guantazo a los opresores de ebay. Otros aseguran que todo fue fruto de la casualidad, ya que viendo que la cosa superaba sus expectativas sacaron más copias a toda prisa y al final se solapó con lo vendido anteriormente. Y yo, si queréis saber mi opinión, digo que no se trata más que de un plan comercial para vender un porrón de cajas (la primera oleada a los especuladores que ahora se pueden comer las minis con patatas, si quieren, que por algo ya las han pagado; y la segunda a los seguidores del juego normales) y darse un baño en una piscina de billetes a lo Tío Gilito.

En cualquier caso y fuera como fuere, la caja Indomitus ha supuesto un excelente punto de partida para muchos nuevos jugadores, otros viejos que querían ver sus miniaturas renovadas y otros, como yo, que solo hemos tenido que ir a buscar a alguno de esos especuladores tristes y amargados para sacarle unos cuantos muñequitos a precios de risa.

Je, jeje, jejeje.

2 comentarios:

  1. ¡Jaja! Está guai el robot ese de las patas largas.

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  2. Estoy por buscar alguna de esas cajas baratas. No juego a 40.000 pero por ver la cara triste de un especulador merecería la pena.

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