sábado, 20 de agosto de 2011

Yo no he sido siempre así. No he sido desde siempre una piltrafa inútil que solo mueve su culo cuando es estrictamente necesario (incendios, inundaciones...) y que de no ser el diafragma un músculo voluntario se dejaría morir de asfixia. No.
Hace ya mucho tiempo yo fuí un chaval preocupado por su forma física, interesado en el deporte y con ansias de esfuerzo y superación.
Desgraciadamente, el destino te tiene agarrado con fuerza por los genitales desde el dia que naces y el mío no ha dejado de apretar y apretar desde que tengo uso de razón, hasta conseguir convertirme en el ser mediocre que ahora soy. Si alguien quiere conocer el punto de ruptura que llevó al chaval ilusionado a abandonar su estilo de vida, solo tiene que seguir leyendo.
Yo tendría 13 o 14 años en esa época y andaba con un grupo de amigos que eran aficionados a la bicicleta de montaña. La cosa comenzó como hobby y lentamente se fué poniendo mas seria hasta que se tornó competición y poco a poco nos fuimos poniendo serios. Yo, como siempre, era el rezagado; el que va el último y hay que esperar porque da pena; el que le cuelga la lengua más que a nadie en las subidas y aprieta el freno temeroso en los descensos. Pero eramos colegas y cada dia nos superabamos un poco y a mi no me importaba la idea de no poder alcanzarles en la vida. Creo que eso se llama positividad o algo asi. Pero los años pasaron y llegó la temida adolescencia con todo lo que ello conlleva; Nuestros penes comenzaron a controlar a nuestros cerebros cual ultracuerpo y lentamente, el ansia de salir, beber e intentar relacionarse con humanos del sexo opuesto fué haciendo mella en el grupo. Algunos abandonaron a la primera de cambio y otros resistieron un poco más, pero el quedarme solo era inevitable. Afortunadamente, yo era positivo y vi en esa deserción masiva la oportunidad para superarlos a todos. El plan era simple: Mientras ellos comenzaban una vida de diversión y nuevas emociones yo entrenaría solo, aburrido y triste con la única intención de que llegara un día en el que pudiera demostrarles mis progresos y que ellos se sintieran humillados ante la grandiosidad de ese al que llamaban rezagado y arrepentirse del nuevo camino que habían tomado.
El positivismo no está reñido con el ego para nada.
Perfectamente podríamos haber muerto todos de viejos sin que ese dia llegara, pero no fué así. Estando en el instituto alguien organizó una carrera de bicicleta de montaña y esa fué mi oportunidad.
La cosa no podía ir mejor; Allí estabamos todos. Mi antiguo grupo, algunos desconocidos con pinta de no tener demasiado fuelle y hasta el flojeras del instituto: Un tio enclenque y que se cansaba de pestañear pero que casualmente tenía una bicicleta en su casa y nada mejor que hacer. Y allí, sobre la colina, con mi brillante bici cromada y mi media melena al viento estaba yo, mirandolos con aire de superioridad y una sonrisa confiada en mi faz.
Había llegado la hora de la verdad.
No voy a recrearme en detalles ni explicaciones innecesarias. Solo decir que llegué el último a una buena distancia del flojeras oficial (hasta ese dia) del instituto.
Los dias siguientes los pasé meditando hasta que llegué a la conclusión de que el esfuerzo no sirve más que para cansarse, la ilusión para frustrarse y los sueños para despertarse y lamentarse por seguir existiendo en un mundo tan mediocre.

3 comentarios:

  1. Pero qué demonios. Si es que las bicis de montaña no están hechas para competir. Dan ventaja al que tiene más juego de muñeca porque le permiten cambiar de piñón en función de las necesidades más rápido que nosotros, los que reflexionamos durante revoluciones y revoluciones del plato sobre qué combinación de piñones será mejor mientras echamos el bofe. Seguramente los especímenes que te ganaron lo hicieron porque las largas horas pasadas manipulando sus genitales habían incrementado su DES de tal modo que tenían un modificador de categoría de Habilidades de Agilidad altísimo. En esas condiciones, de nada sirvió tu entrenamiento de la FUE, la CON y la DES.

    Ahí, ahí veo el error. Entrenaste tanto que tu TAM se incrementó, y como es Influencia Negativa a esa categoría de Habilidades... ahí la cagamos.

    En cualquier caso, no te diste cuenta, pero ese día venciste. Gracias a ese momento, se desencadenó una cadena de eventos que ha llevado a la creación de este blog, por el cual te estamos agradecidos tus fans.

    Ya en serio... en algunos momentos la vida se recrea en hundirnos por demasiados frentes a la vez o de una manera que era imposible predecir por improbabilísimo. Somos lo que somos... unos son muy buenos con la bici, otros con los blogs... hay que hacer lo que a uno le llame verdaderamente la atención. Ahí puede que triunfemos, si es que nos importa triunfar, pero sin duda, seremos más felices.

    Un saludo cordial

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  2. Cuando en un blog la calidad de los comentarios supera la de las entradas uno debe plantearse las cosas... Pero es cierto; Todo en mi vida habría ido mejor de haber tenido el manual de RuneQuest como si de la biblia se tratara.
    Gracias por el comentario.

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  3. Piensa en la parte positiva, aquel día el flojeras oficial no se sintió un tirillas por primera vez en su vida, ese fue tu regalo de amor y compasión. Deberías sentirte orgulloso de ti mismo, fuiste, involuntariamente, un buen samaritano, y eso tiene que contar aunque sea medio punto.
    Pero comprendo cómo te sientes. A mi me ocurre igual con los fumadores. Se supone que yo debería correr más rápido, saltar más lejos y volar más alto que alguien que se fuma un paquete de tabaco al día, pero incomprensiblemente no. ¿Por qué? Eso sí, después de un esfuerzo importante parece que van a vomitar los pulmones.
    Para mi este es un misterio mayor que el del Triángulo de las Bermudas. ¿Será que soy una flojeras?

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