sábado, 28 de julio de 2012
Sabado sabadete, tocame el...
Sábado por la mañana, el momento más esperado de la semana. Hay que 
arreglar la casa, la niña se despierta demasiado pronto y me quedo solo 
con ella. La cocina está sucia; Hay hormigas en la cocina; Prepara el 
mejunje hormiguil. Papá tengo sed; Toma agua. El mejunje. El perro 
quiere salir; Cocina; El perro quiere entrar. Papá más agua. Toma. Los 
Cd's están desordenados. Cocina. Papá más agua. Toma más. Perro entre 
las piernas; Perro aparta. Papá, se ha caído; Que? Nada. Más agua. No. 
Hay que preparar la comida. No hay de nada; Pongo el lavavajillas; Saco 
la basura al patio; La cocina está igual; El perro entre las piernas; 
Una muñeca canta y otra llora; Papá mira. Sal de la cocina que puedo 
pisarte sin querer; ¿Porqué? Tu sal y juega. Mira, papá. La cocina se 
transforma lentamente en una bestia gigantesca que ruge y supura ácido 
por todos los poros de su piel escamosa, fría y maloliente. Con una tapa
 de cacerola y el cuchillo del jamón lucho contra ella evitando sus 
fauces llenas de colmillos como dagas y sus garras infectas. No sé si 
resistiré; Hasta la una no llega mi mujer del mercado con el blaster de 
fusión que acabará, seguro, con ella. Papá no puedo, ayudame. ¿Que te 
pasa ahora? Se ha enganchado el carrito. ¿No ves que estoy ocupado, que 
están a punto de matarme? Perro aparta.
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