lunes, 4 de febrero de 2013

Warhammer Fantasy: Primera experiencia y cambio de rumbo.



Hace poco pude estrenar por fin mi ejército de Muertos vivientes en una partida (inconclusa) que aunque no era la primera de mi vida ya que ya había jugado años atrás un torneo con un ejército prestado de Hombres Lagarto, si era la primera con un ejército propio.
Mis condes vampiro al completo, aunque queda algo por pintar.
La partida estuvo bien. Éramos tres jugadores: El primero jugaba con 2000 puntos de Imperio y los otros dos con Condes Vampiro, unimos fuerzas a 1000 puntos cada uno (prácticamente todo lo que teníamos) para jugar una partidita en condiciones. Y no estuvo mal, a pesar de que no me sabía demasiado (nada) bien las reglas y que la partida quedó a medias, fue divertido aunque algo me dejó un mal sabor de boca: Mi ejército.


A pesar de que eran 2000 puntos por banda, la cantidad de miniaturas no luce tanto en el Fantasy como en el 40.000.

El despliegue y el movimiento son la táctica principal en este juego. Mi caballería espectral (los cinco caballitos negros con llamas) quedó tan lejos de la acción que no llegó al combate nunca.

El cuerpo a cuerpo es el último acto de la batalla y en él se decide el ganador. Una vez más, la situación de nuestras tropas será crucial para poder flanquear  al rival y sacar así todo el provecho de la situación.

Un detalle de la caballería y maquinaria de guerra imperial. 












Los Condes vampiro son uno de los mejores ejércitos (según los expertos en el tema), el más frecuentemente actualizado y al menos en mi opinión, uno de los más interesantes estéticamente. El problema es que su forma de juego no me pareció la más adecuada para mí. No posee unidades de proyectil ni máquinas de guerra y su velocidad deja mucho que desear. Supongo que todo eso puede suplirse por un jugador experto y que media partida es muy poco para decidir si un ejército se adapta o no a uno, pero sinceramente me dio envidia el jugador imperial, con sus cañones, lanzapostas, caballos trotando y todo eso… Así que tras meditarlo un poco decidí probar suerte con otro ejército. Tengo 1000 puntos de Condes Vampiro y eso no está nada mal para echar alguna partida de vez en cuando e incluso no descarto seguir ampliando si surge la ocasión, pero prefiero centrarme en otro ejército que me ha llamado la atención desde casi siempre: Skaven.

Los skaven son una de esas razas originales de Warhammer; Unos hombres-rata adoradores de “La gran rata cornuda” que existen para corromper el mundo desde sus infinitos túneles. En su ejército hay señores de la guerra, poderosos hechiceros, ingenieros con sus máquinas de guerra, monstruos mutados y hasta ninjas; Todo ello aderezado con “piedra bruja”, una sustancia mágica poderosa pero altamente inestable que hace que cualquier ataque skaven vaya de lo implacable a lo suicida. Creo que puede ser divertido de jugar y a pesar de que se necesitan un gran número de miniaturas para jugar, la caja de inicio de “Isla de sangre” y otras ofertitas que yo me sé pueden hacer que doble los puntos que tengo en muertos vivientes con menor inversión.
De momento me he hecho con los skaven de la “Isla de sangre” vía Ebay (ciento y pico € en miniaturas por solo 35) y la verdad es que una vez montado tiene su gracia ver tanta rata lista para la acción. En total 40 guerreros, 1 mortero de viento envenenado, 1 lanzallamas de disformidad,  2 ratas ogro con su domador, 1 ingeniero brujo y la espectacular miniatura del señor de la guerra. Os mantendré informados de los progresos.


Este montón de plasticos son las matrices que, con un pocod e tiempo y paciencia se convertirán en un maravillosos puñado de hombres-rata.

Y tras una tarde (y un trozo de mañana) de cortecitos y montajes varios... el miniejército está listo para la acción. Pereza me da el pensar en pintarlo pero con mi técnica de "rápido y mal" lo tendré terminado en cuatro dias.

2 comentarios:

  1. Con este ejercito perderás toda la magia de Glorantha. Yo si fuera tu vendía todo el material de Warhammer ahora que todavía estas a tiempo...

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    1. No te agobies por mi, hombre. Yo controlo. Puedo dejarlo cuando quiera. No estoy enganchado, hombre.
      (Ratas, ratas, ratas...)

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