sábado, 4 de mayo de 2013

Elije tu propia aventura (Librojuegos pt1)




Hace muy poco se me ocurrió meterme en una de esas tiendas de cosas de segunda mano y me topé con uno de esos librojuegos que tanto abundaban a finales de los 80 principios de los 90. Estaba hecho polvo pero por 1 miserable € decidí llevármelo a casa para recordar viejos tiempos sin caer en la cuenta que soy un tío melancólico a un nivel de dar asco y claro, recordé viejos tiempos de mi infancia y me entró una necesidad obsesivocompulsiva por recuperar algunos de esos librojuegos.

Recuerdo tener toneladas de libritos de esos en mi antigua casa, de varias colecciones y recuerdo leerlos una y mil millones de veces cuando era niño, hasta que descubrí los juegos de rol y los fui dejando de lado (aunque durante un tiempo fui capaz de combinar a la perfección ambas aficiones). En esos tiempos los librojuegos abundaban en las librería y papelerías de cualquier lugar de España y los más famosos y de los que voy a hablar en esta entrad son los llamados “Elije tu propia aventura” que, a pesar de ser los más malotes de todos, acabaron dando nombre a todos los demás, como sucedió con Danone y los yogures.

La edición en catalán era azúl y no roja


Esta colección estaba formada por libritos pequeños de lectura sencilla y enfocada a un público joven, preadolescente; Su característica principal era que su lectura no era lineal sino que en ciertos puntos se daba la opción al lector de elegir entre varios caminos diferentes, cambiando así el transcurso de la historia y dando la oportunidad de llegar a diferentes finales, con lo que la relectura estaba asegurada. Como he dicho, era un sistema sencillo que no requería tiradas de dados o complicaciones adicionales y tenía aquello que yo llamaba “muerte aleatoria” que significa que nuestro protagonista podía morir según el camino elegido sin ningún tipo de lógica; es decir, el libro te decía: “¿Vas a elegir el camino de la derecha o el de la izquierda?” y luego resultaba que elegías el de la izquierda y te atropellaba un camión. A pesar de eso, el libro podía ser empezado otra vez y debías acordarte de ir por la derecha la próxima vez.



Así que “elije tu propia aventura” es la colección menos valorada hoy en día debido a su simpleza, pero sirvió de punta de lanza para que muchas otras, de las que ya iré hablando en futuras entradas, llegaran a nuestras casas.
 

 

3 comentarios:

  1. Hola,

    Qué buena entrada. Yo recuerdo perfectamente el primer libro juego de Elige tu Propia Aventura con el que me topé. Me lo prestó mi vecino, y yo tendría en torno a 11 años.

    Recuerdo la estupefacción inicial y el momento de darme cuenta de cómo funcionaba la cosa, y unido a ese momento una sensación estar ante una idea genial y divertida como pocas veces he tenido en mi vida. Creo que incluso superior a cuando descubrí el rol (precisamente puede ser debido a haber conocido los libro-juegos).

    El libro era "Tu Nombre en Clave es Jonás" y como digo me dejó totalmente en la parra, aunque la temática (espías y cosas así) no era de mis favoritas.

    Luego tuve muchos de estos libritos y de las series que siguieron.

    Hay todo un movimiento en torno a estos libro-juegos en Internet, sobre todo en inglés, tanto para recuperar viejos libros como para creación de nuevos.

    PS. No es mala idea la de mirar de vez en cuando en tiendas de segunda mano; con un poco de suerte puede encontrarse hasta rol.

    Un saludo

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  2. Qué míticos...
    ¿Tendrían éxito hoy en día?
    La evolución de muchos aficionados a los juegos de rol creo que fue:
    Elige tu propia aventura + HeroQuest de MB + juego de rol

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  3. Estupendos!!!! Esto era una iniciación a los RPG y el resto tonterías. Cuando hace 20 años explicaba lo que era un juego de rol siempre decía: "es como un libro de Elige Tu Propia Aventura pero con otro jugador en vez de texto, y con compañeros". Y me entendían! XDD!!
    Con todo, mis favoritos eran los que ya introducían tiradas de dados, como LOBO SOLITARIO, LA BÚSQUEDA DEL GRIAL y BRUJOS Y GUERREROS. De ésos había muchos geniales.

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